La vicepresidenta de la Asociación de Desplazados y Desplazadas para la Convivencia Pacífica (Adescop) en Colombia, María Esperanza Ramírez, brindó ayer la charla Colombia: ¡Devolvednos la tierra! en la Facultad de Derecho de la ULPGC, donde desgranó las claves del conflicto armado interno que asuela las tierras en Colombia, expulsa a los campesinos y viola los derechos humanos de forma sistemática desde hace más de 50 años.

En calidad de abogada empírica, Ramírez lidera la organización Adescop, que integra un centener de familias colombianas y cuyo objetivo es "asesorar, formar y empoderar a las mujeres campesinas para convertirnos en sujetos políticos de derechos y deberes" en un marco jurídico donde "reina la impunidad", explicó ayer la ponente. Ramírez se refería a "una mayoría de mujeres", dado que "la mayor parte nos hemos quedado viudas porque nuestros esposos han sido secuestrados o asesinados en medio del conflicto interno", explicó. Según Ramírez, Colombia encabeza el ránking mundial con más de 8.000.000 de víctimas de desplazamiento forzado, que constituye un crimen de guerra de Estado y de lesa humanidad. "Por eso insisto en que las mujeres colombianas supervivientes tenemos que ejercer el derecho empírico, basado en la formación y la transformación real de unas leyes que ha creado el Gobierno colombiano a través de unos líderes con nombre propio", señaló Ramírez.

La labor que lleva a cabo Adescop de la mano de otras 15 organizaciones a favor de los derechos humanos se basa en el asesoramiento jurídico-administrativo y el conocimiento del orden constitucional y las herramientas jurídicas, para que las víctimas se familiaricen con nociones como los derechos de petición, las tutelas, los incidentes de desacato o las acciones de cumplimiento. "En la creación de los proyectos de ley que se votan en el Congreso nunca se tienen en cuenta a las víctimas; sólo a través de la organización y el conocimiento, podemos seguir avanzando", explica Ramírez. A sus más de 50 años, se propone sacar la carrera de derecho y no cejar en la lucha por los derechos arrebatados. "Exigimos saber por qué perdimos nuestras tierras, por qué nos obligaron a abandonar nuestro entorno y que perdiésemos no sólo nuestros proyectos de vida, sino a nuestras familias".