¿Cómo concibió Pepe Alonso esta obra póstuma?
El libro parece una continuación de una publicación anterior suya titulada Postales apócrifas de Navidad, donde recrea escenas de la Navidad a la luz de los problemas actuales como la inmigración. El libro sigue este misma lógica, pero con escenas de la Cuaresma, la Crucifixión y la Resurrección, a raíz de las escenas simbólicas de la Semana Santa. Él invita a leer esas escenas de los Evangelios a la luz de problemas del presente. Los temas que trata son, sobre todo, la inmigración, los desahucios, el hambre. Siempre mirando la actualidad con esos pasajes de fondo.
¿Y qué supone dentro de toda su producción literaria?
Se trata de un libro más denso que las Postales ya que revela su capacidad imaginativa, literaria y poética más que ningún otro. Hay incluso poemas que no conocía. Uno del inmigrante, otro del pan y del vino. Hay mucha imaginación, mucho símbolo, mucha poesía. Y para mí es el más literario de todos. También hay mucha condición filosófica. El libro póstumo de Pepe Alonso deja entrever todas sus capacidades intelectuales.
¿Quién lo publica?
El libro lo impulsa la Asociación de Pensamiento y Diálogo Pepe Alonso. Pero la Fundación Hogar Sacerdotal es la que tiene los derechos de autoría. Son 30 estampas con una presentación y un prólogo del presidente de la Asociación Pepe Alonso de Pensamiento y Diálogo, Daniel Pérez, y de Luis María Guerra, de la Fundación Hogar Sacerdotal, que son las entidades que editan el libro. El Aula Manuel Alemán de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria colabora en la presentación del libro.
¿El paisaje de la portada tiene que ver con el contenido?
Sí, mucho. La autora es Ana María Pérez Domínguez, amiga personal de Pepe Alonso, y lleva por título Mujer saharaui, ya que se ve a una mujer saharaui contemplando el mar desde la costa de Fuerteventura. Muchas estampas que aparecen en el libro resaltan el drama de la inmigración como actualización de los relatos de la Crucifixión y la Resurrección.
¿Incluye algunos elementos autobiográficos en la obra?
Hay tres libros que son un poco su historia, ya que él hace una memoria de cuando nació, de cuando vino a Artenara, sobre su época del seminario hasta el Concilio Vaticano II, y otro sobre lo que él recordaba de Arico. Es una autobiografía pero nunca habla en primera persona. Y eso es una constante suya, porque habla de otro. Eso tiene que ver con un texto de un filosofo judío, Lévinas, que habla de la importancia del otro antes del yo. Dice que nosotros nos construimos porque el otro hace cosas, o porque estamos ante su presencia. Esa huella de ese filósofo está también en su libro.
¿Fue sencillo agrupar los textos y realizar esta edición?
El Aula, La Fundación, y la familia nos dieron permiso para que nos hiciéramos cargo del libro. En el periódico ya ha salido una de estas postales. Él siempre estaba hablando de hacer una lectura actualizada de las escenas de la pasión y en su ordenador vimos un archivo donde ponía Estampas de pasión y vida y estaban allí. La edición ha costado porque había que reunir de un lado y de otro, y queríamos que fuese rápida porque este año se cumple el segundo memorial coincidiendo también con un libro homenaje que publicó la Universidad en noviembre.
¿Cómo definiría la figura de Pepe Alonso?
Alguien con el empeño de hacer un diálogo permanente entre el mundo de la religión y el pensamiento, ligado a la voluntad de un pensamiento abierto siempre entre la fe y la cultura. Para mí Pepe es un hombre que tiende puentes sobre distintos aspectos de la cultura o la sociedad. A pesar de estar vinculado a la Iglesia, él era bastante conocido fuera de la iglesia, en el mundo civil, política, etc. Una persona que fue capaz de aglutinar a gente de distintos ámbitos aunque parecen incompatibles. Entre los amigos personajes suyos que trajo a Las Palmas estaban el filósofo italiano Gianni Vattimo y el representante de la filosofía de la revelación, Enrique Dussel.
