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Un tipo de cáncer que exige precisión quirúrgica para evitar secuelas al paciente

El Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín opera unos 80 tumores cerebrales al año. Un tipo de intervención que exige gran precisión a la hora de determinar qué tejidos están sanos y cuáles son los enfermos que hay que extirpar.

De esa necesidad depende que el enfermo en el postoperatorio sufra secuelas neurológicas diversas como déficit de movilidad, de lenguaje o equilibrio, entre otras. "Por eso todo lo que sea garantizar los márgenes de recesión del tumor garantiza más calidad de vida del paciente", afirma Jesús Morera, jefe del Servicio de Neurocirugía.

Se trata de extirpar la zona que está lesionada y la que no, preservarla. "En la cirugía del cáncer de pulmón o del intestino está lo que llamamos margen de seguridad, de varios centímetros, por ejemplo. En el cerebro no se puede hacer eso: debe resecarse estrictamente el tejido tumoral".

Según Morera, el uso de la imagen hiperespectral podría ser la solución si así lo verifican las pruebas. "Trabajaríamos con tecnología que sería muchísimo más barata, que iría más allá del ojo humano y no habría que inyectarle nada al paciente". Se refiere al utilización de tecnología de fluorescencia, "muy cara", que se prevé esté disponible en el hospital grancanario a finales de este año.

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