¿Cuáles son los planes de su equipo de gobierno
Durante los cinco años de mandato trabajaremos por renovar la acreditación europea que se revalida cada década. Tenemos la hoja de ruta muy, muy marcada, por que hay que pasar esa evaluación y cumplir, para ello, una serie de ratios. Ese es nuestro objetivo principal. Por otra parte, y como el resto de centros de la ULPGC, habremos de pasar la acreditación de los títulos. Con un grado de cinco años nos tocará el año que viene. Además, en Veterinaria hay tres estructuras específicas que son totalmente diferentes al resto de escuelas y facultades: tenemos que mantener un hospital, una granja y una planta piloto para formar a nuestros estudiantes. Así que todos nuestros esfuerzos van a dirigirse a que esas estructuras dispongan de fortaleza propia para que se autofinancien. Es nuestra prioridad.
El año pasado se movilizaron las facultades en España contra la construcción de cinco nuevos centros, tres públicos y dos privados. ¿Como contempla esta situación?
En la ULPGC se da una circunstancia diferente a todas las demás facultades españolas. Cuando se creó la nuestra en 1986 hubo un movimiento nacional en contra de su constitución. Nos vemos ahora en la misma tesitura en la que se encuentran los nuevos centros. Por tanto, no nos sentimos legitimados para luchar en contra de la no apertura de esas facultades. Pero lo que reivindican a través del Consejo General de Colegios Veterinarios de España y muchas asociaciones, que hay una plétora profesional, es una realidad.
Demasiados veterinarios y no tantos empleos.
Sí. Estamos produciendo muchos titulados que el mercado no es capaz de absorber. El problema es que esa situación se financia con dinero público. La pregunta es si esto es necesario por que la carera de un veterinario no cuesta lo mismo que la de cualquier titulación. En la ULPGC está en torno a los 30.000 euros por alumno. Es una enseñanza mucho más cara por que debemos tener nuestras propias estructuras. Ha habido una proyección social de la carrera que ha sido muy positiva pero, al mismo tiempo, se ha traducido en una demanda de estudios.
¿Dónde está el problema?
Creo que se han confundido los términos. Cuando se solicita la creación de un título hay que justificarla, basarla en la demanda. La cuestión es si esa demanda se corresponde con el número de solicitudes de nuevos estudiantes o con la de profesionales que pide la sociedad, el mercado laboral. Esta es la que habría de tenerse en cuenta en las universidades públicas. Para las privadas es un tema económico puro y duro y ellas sabrán lo que hacen. Y no se puede luchar contra ellas por que no se puede limitar el mercado.
Con 1.300 solicitudes de preinscripción Veterinaria incrementa cada curso la nota de corte para conseguir una plaza de ingreso. ¿Hay alguna previsión de aumento de plazas?
No. Cuando construimos el título y se redactó el Verifica pedimos 60 plazas. Intervino el Consejo Social y nos volvió a subir a 72 cuando en la licenciatura ofertábamos 75. ¿Por qué queríamos 60? No por un capricho. En este curso 2014-2015 ha llegado el quinto curso del nuevo grado. Y nos hemos dado cuenta, el rectorado se ha dado cuenta, de que las asignaturas clínicas consumen muchos grupos de prácticas y tienen una carga docente enorme. Precisamente, esos 12 estudiantes de más que tenemos ahora suponen dos grupos más para las prácticas clínicas. Y tienen un coste económico elevado. Esto que nosotros ya pedíamos por que conocíamos nuestra realidad es lo que está ocurriendo ahora, por ejemplo, en León en donde no han pasado la evaluación europea por que tienen una barbaridad de estudiantes y no disponen de los recursos económicos suficientes. Todas las facultades de veterinaria han reducido su oferta de plazas.
¿Está la ULPGC abocada a seguir esa tendencia?
Si no somos capaces de financiar todos estos grupos de prácticas creo que deberíamos replantearnos bajar a 60 las plazas de nuevo ingreso. No es una decisión que toma la facultad, solo podemos proponer pues no es nuestra competencia. Pero creo que sería lo más adecuado desde el punto de vista racional dado que la demanda de titulados por la sociedad no es tan alta. Tenemos que ser conscientes de que estamos produciendo titulados que cuestan mucho dinero para que luego no ejerzan la profesión o padezcan precariedad laboral.
Hace un año el Hospital Veterinario pasó a ser gestionado por la Universidad. ¿Cómo se ha asumido esa responsabilidad?
Es deficitario por que la docencia es deficitaria así que el cambio no ha sido por una cuestión económica. Tenemos un gasto en personal evidente por que hay que mantenerlo abierto las 24 horas. Y eso requiere profesionales a toda hora los 365 días del año. Lo gestiona la Fundación Parque Científico Tecnológico de la ULPGC. Cuando la gestión era de la Fundación Universitaria el principal conflicto que teníamos con ellos es que establecían dar servicio a la facultad pero la parte económica era muy importante. Ahora por lo menos hay más diálogo. Se ha constituido una comisión hospitalaria en la que participan todos los profesores que prestan sus servicios en él y por lo menos somos escuchados. El problema más importante es la financiación que no nos permite el reequipamiento del centro.
