El papa Francisco pronunció ayer y uno de sus discursos más duros al afirmar que "la corrupción es sucia", que "una sociedad corrupta apesta", y que aquél que permite la corrupción no es cristiano, sino que también apesta.

"Cuánta corrupción hay en el mundo. (...) La corrupción es sucia y la sociedad corrupta apesta. Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, ¡apesta!", afirmó Jorge Bergoglio.

El pontífice argentino realizó estas declaraciones durante un discurso en Scampía, uno de los barrios de la periferia norte de Nápoles (sur de Italia) que tradicionalmente ha estado vinculado a la mafia local, la Camorra.

El obispo de Roma aprovechó la ocasión para dirigirse a los miles de napolitanos que se acercaron hasta la plaza de Juan Pablo II a escucharle para animarles a luchar contra el mal y a tener la valentía y el coraje de ir por el camino del bien y de la justicia.

"Espero que tengan el coraje de ir hacia delante con alegría, de portar hacia delante la esperanza, de ir por el camino del bien y no por la del mal. (...) De ir hacia delante limpiando la propia alma, el alma de la ciudad y de la sociedad para que no exista ese olor putrefacto que tiene la corrupción", subrayó con firmeza.

Rodeado de decenas de niños que coreaban su nombre y que interrumpieron en alguna ocasión su discurso, describió Nápoles como una ciudad en la que "se ha intentado crear una 'tierra de nadie', un territorio en manos de la llamada microviolencia". estacó de la ciudad sureña su "larga historia, atravesada por desafíos complejos".