"Muerto el ayer, mas vivo para siempre/ en la memoria", señala el primer verso de A mí mismo, que escribió Arturo Maccanti en su poemario De una fiesta oscura (1977). Fallecido el pasado septiembre de 2014, el poeta insigne y viajero insomne, como se titula una de obras más tardías, protagoniza este año el Día de las Letras Canarias porque, como afirma el filólogo y escritor Antonio Becerra, "Arturo Maccanti es uno de nuestros clásicos". Por esta razón, la Biblioteca Pública de Las Palmas acoge desde ayer un homenaje a una obra viva para siempre en la literatura, coordinada por Becerra, editor a su vez de la antología poética Amor o nada, que reúne los más destacados poemas del autor y organizados en torno a distintos ejes temáticos, como la infancia, el cuerpo o las Islas.
Al igual que Amor o nada, la presente exposición, que itinerará por varios municipios del Archipiélago, constituye una aproximación poliédrica a la trayectoria literaria de Arturo Maccanti (1934 - 2014) desde distintas perspectivas. "El objetivo de esta exposición de carácter didáctico es difundir el legado del poeta Arturo Maccanti y fomentar la lectura a través de su obra en todas las Islas", explicó ayer el director de Cooperación y Patrimonio Cultural, Aurelio González, durante su presentación.
La muestra está compuesta por un conjunto de diez paneles ilustrados que abordan distintas facetas del poeta grancanario. Los primeros episodios arrancan con una cronobiografía y bibliografía del autor, seguida de un hermoso apartado titulado La palabra sin más, que describe a la generación de literatos de medio siglo, erigida entre Antología cercada (1947) y Poesía canaria última (1965), y que integró Maccanti junto a poetas como, entre otros, Manuel Padorno, Rafael Arozarena o Felipe Baeza. Cuenta Becerra que la mayoría recibió clases de catedráticos represaliados por el régimen. "La Guerra Civil supuso el exilio de muchos profesores y catedráticos de instituto, como Agustín Espinosa o Juan Millares Carló, de manera que los antiguos docentes que impartían clases no podían firmar las actas", explica el filólogo.
Asimismo, la exposición también recoge la presencia de Maccanti en la prensa insular, con reproducciones de las páginas de antiguas revistas literarias, como Gaceta Semanal de las Artes o Mujeres en la Isla, donde el poeta inscribió sus primeros versos. Este panel incluye un "cuestionario Marcel Proust" publicado en El Eco de Canarias en 1967, donde Maccanti responde a sus propias cuestiones acerca de sí mismo. También reviste un gran interés histórico el episodio Ciertas formas de milagro en torno a la labor de corrección y el rastro que deja el literato en el proceso de construcción y depuración de un poema. "Maccanti siempre estuvo obsesionado por la precisión del lenguaje", explica Becerra. Para ilustrar este proceso, este panel interactivo refleja las distintas versiones de algunos poemas desde El eco de un eco de un eco del resplandor (1989) hasta la edición de su obra en Vivir sobre la vida (2010). El panel incluye estas palabras del autor: "A la palabra muerta yo le decía 'levántate, anda' y veía como la palabra echaba a andar por el poema, y yo me quedaba deslumbrado y la seguía".
Entre otros paneles destacados, la muestra dedica uno a Guerea (La Laguna), ciudad poética al estilo de Comala o Macondo, a la que Maccanti, consciente de su condición de insular, dedica una parte importante de su obra. Luego, Que tan bella aventura nos sirva para algo evoca a los maestros o "amigos muertos" de Maccanti a través de poemas como Hacia el invierno frío, dedicado a Julio Tovar (1922 - 1963) y que da título a este episodio. En definitiva, una oportunidad para recorrer la obra de un autor que "vivió sobre la vida" desde un firme compromiso con la poesía.
