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Tueya merece un final feliz

El niño de Guía que Ryanair dejó en tierra se recupera del doble trasplante de hígado y riñón

Tueya merece un final feliz

La vida de Tueya García no ha sido nada fácil. Antes de nacer ya le dijeron a sus padres que el niño venía con algunos problemas, después que el pequeño tendría muchas complicaciones y tal vez no saldría adelante. Esto lo cuenta emocionado su padre, Samuel, un trabajador de San María de Guía, operario en los invernaderos, que sabe de sinsabores, y de miedos, como la madre, Davinia Saavedra, "y míralo, que no para quieto, el próximo 11 de abril cumplirá 11 años".

Desde el día 7 de marzo, después de una operación de 12 horas, este niño grancanario ha logrado por fin lo que tanto esperaba, un trasplante de hígado y riñón que le permita una vida mejor. Lentamente, poco a poco, los médicos se muestran satisfechos. Todo marcha, la suerte empieza a sonreír a Tueya y a su familia. Pero antes de eso, el camino ha sido largo y esquivo, con piedras como montañas.

Samuel García y Davinia Saavedra han tenido que luchar, cada día, contra malos pronósticos, contra una enfermedad mal encarada, ruin, porque afecta a la persona que más quieren, pero Tueya sigue ahí. Listo, inquieto, un niño de sonrisa fácil, a pesar de todas las pruebas que ha tenido que pasar, de las 13 pastillas que ha tenido que tomarse cada día, de todos los análisis, y controles, y sobre todo de no poder jugar, a lo que más le gusta en este mundo, el fútbol.

A este pequeño de Gran Canaria le diagnosticaron una poliquistosis renal, una enfermedad caracterizada principalmente por el desarrollo y progresivo crecimiento de múltiples quistes en ambos riñones. Estos quistes crecen en número y tamaño durante toda la vida, de manera que pueden afectar la función del riñón, llevando al enfermo a precisar tratamiento sustitutivo de la función renal (diálisis o trasplante renal). En el caso de Tueya también se vio afectado el hígado.

Hace dos años lo incluyeron en la lista nacional de trasplantes. Y por fin el 7 de marzo recibieron la llamada que estaban esperando. En el hospital La Paz de Madrid lo esperaban para poder hacerle una operación de trasplante de hígado y riñón. Había aparecido un donante compatible. Tenían que presentarse en el centro hospitalario lo antes posible.

Se quedan en tierra

Nerviosos y felices hacen las maletas, y después de darle de comer a Tueya, se van al aeropuerto. Allí tropiezan con la falta de humanidad de la compañía Ryanair, quienes exigen algún tipo de documentación que certifique el estado de salud del menor, para permitir que suba al avión. Los padres no dan crédito. Llaman a los médicos de La Paz para que éstos confirmen la gravedad de la situación. El personal de tierra de esta compañía de bajo coste llama a la sede central, y si no fuera porque la situación para esta familia es dramática, lo sucedido resultaría una escena de lo más surrealista: se ponen a buscar en un diccionario como se dice hígado y riñón en inglés, para poder comentar a sus superiores el tipo de operación que le esperaba a Tueya.

Samuel García recuerda que primero les dijeron que el billete lo tenían que sacar por internet, "una señora nos dijo que ella nos lo hacía con su tarjeta, y después nosotros le dábamos el dinero, pues no. Que ellos no se hacían responsables si al chiquillo le pasaba algo".

La situación llega a tal grado de desesperación que es el propio niño, llorando, el que les pide que lo dejen embarcar, que necesita que lo operen, pero nada. Tienen que esperar al siguiente vuelo de la compañía Air Europa, que le da todo tipo de facilidades.

Afortunadamente los médicos de La Paz estaban al tanto de esta situación y le dijeron a los padres que esperarían. Lo que ocurre en estos casos es que los órganos se deterioran con facilidad, por lo que estas operaciones deben hacerse en el menor tiempo posible. Si Tueya llega a tardar media hora más, no hubiera podido recibir este doble trasplante. Los órganos tendrían que haber pasado al siguiente en la lista.

Samuel se queda en el aeropuerto recogiendo el equipaje y su mujer se adelanta con el niño. Una ambulancia los esperaba en la propia pista. Los médicos estaban ya en la calle, esperando al pequeño. No se podía perder un instante.

La operación dura 12 horas. Los padres recuerdan estos momentos entre el miedo, la esperanza y la rabia por lo vivido. Las horas que perdieron en el aeropuerto de Gran Canaria tratando de hacer entrar en razón al personal de tierra de Ryanair no deja de golpear sus cabezas.

Davinia Saavedra lo tiene claro, "primero hay que pasar esto, que el niño mejore, y después sí que vamos a poner una denuncia para que esto no vuelva a pasar, porque lo que se sufre en esos momentos, es que nadie se lo imagina. Llegas con tanta alegría, y de pronto es que se te cae el alma al piso".

Demandan un protocolo

Sobre todo esperan que las autoridades lleguen a establecer unos protocolos que obliguen a las compañías a embarcar de forma prioritaria a estos pacientes. "Porque los canarios debemos tener los mismos derechos que los demás".

El caso de Tueya García no ha sido el único. El propio presidente de la Asociación de enfermos y trasplantados de Canarias, Benigno Martínez, reconoce que a él le pasó cuando trató de viajar a Tenerife, al hospital La Candelaria, "y sé que ha ocurrido a otros enfermos".

Martínez, que mantuvo este pasado miércoles, 25 de marzo, una reunión en Madrid con distintos representantes de otras federaciones puso también de manifiesto la urgente necesidad de solventar este tipo de problemas de cara al futuro "y no depender de la pena que demos para que nos busquen un asiento en un avión".

También desveló que dirigentes de la compañía Ryanair se han puesto en contacto con el presidente de la Federación de enfermos trasplantados hepáticos para llegar a establecer algún tipo de acuerdo con el que se evite situaciones tan desagradables como las sufridas por el pequeño Tueya García semanas atrás, y sobre todo que pudo haber provocado que el menor perdiera la oportunidad de recibir esos órganos que le eran vitales para salir adelante.

En estos momentos, según explican distintos expertos en navegación área, las compañías no tienen ningún código ético o de conducta que las obligue a incluir en el pasaje a una persona con una urgencia médica, en una situación como la que presentó este niño.

Benigno Martínez considera que está bien que la compañía aérea Ryanair, "después de la nefasta publicidad que ha sido para ellos dejar en tierra a un niño, trate de llegar a algún acuerdo. Pero para nosotros esto no es suficiente. Hay que lograr un acuerdo a nivel nacional, con todas las compañías, para que esto no se repita".

Martínez que sabe también de trasplantes, al haber recibido hace unos años uno, reconoce que en estos momentos lo importante es que Tueya se recupere, salga adelante. "Ya verán como mejora, y es que las personas que reciben un trasplante cambian un montón, les cambia la vida. Por eso hay que tener claro que es esencial hacerse donante". Para salvar a otros.

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