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Canarias suspende en la integración de alumnos con sordera tras la Secundaria

Una tesis revela que la accesibilidad de estudiantes con discapacidad auditiva es modélica en la etapa obligatoria, pero desaparece en bachiller, FP y la universidad

El psicólogo y logopeda José Luis Mesa Suárez con la publicación de su tesis doctoral. JOSÉ CARLOS GUERRA

Canarias es una de las comunidades autónomas que gozan de una regulación modélica para la inclusión educativa del alumnado con discapacidad auditiva en la enseñanza obligatoria, Educación Primaria y Secundaria; sin embargo, en las enseñanzas postobligatorias -bachiller, ciclos formativos, universidad y enseñanzas de régimen especial (escuelas de idiomas, artes y oficios...)- se rompe la cadena de accesibilidad.

Esta es una de las principales conclusiones de la tesis doctoral desarrollada en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, titulada La percepción sobre la inclusión del alumnado con discapacidad auditiva en la Educación Secundaria, Educación Superior y Enseñanzas de Régimen Especial en Gran Canaria, realizada por José Luis Mesa Suárez, licenciado en Psicología, logopeda y doctor en Psicología, profesor del Departamento de Psicología y Sociología de la ULPGC y miembro del Equipo Específico de Orientación Educativa y Psicopedagogía de Discapacidad Auditiva de la provincia de Las Palmas.

En la investigación, dirigida por los profesores de la ULPGC Gabriel F. Díaz Jiménez y María del Pilar Etopa Bitata, han participado cuatro grupos de estudio: alumnos con discapacidad auditiva (65), así como sus compañeros (314), familiares (40) y el profesorado (95).

"Canarias es una de las comunidades con mejor regulación en materia de inclusión educativa de alumnos con discapacidad educativa en Primaria y Secundaria. Recoge muy minuciosamente las medidas de atención como el tiempo que hay que dedicarle a cada alumno. Pero en la postobligatoria se rompe esta cadena de accesibilidad, desaparece, no hay medidas específicas que favorezcan su integración", apuntó Mesa.

En la etapa posterior a la ESO se contemplan las medias generalistas que recoge la OMS para la integración de los alumnos con discapacidad auditiva, como es el caso de dotar al centro de un intérprete de lengua de signos, sin embargo, el tiempo de disponibilidad de los mismos lo ofertan las propias instituciones y no en base a las necesidades de cada alumno. "Aquí, por ejemplo ya observamos una diferencia entre los alumnos con discapacidad auditiva con competencias en lengua oral (audífono) y los alumnos competentes en lenguaje de signos".

El investigador apuntó que la falta de medios para la integración de estos estudiantes en las etapas educativas no obligatorias, desemboca en muchos casos en el abandono de los estudios, o bien les cuesta más años terminar y en cualquier caso, dependen mucho de la buena voluntad del profesorado, que les dedique más tiempo, sin tener la infraestructura adecuada que modifique la metodología.

"Nosotros observamos en el profesorado de los niveles de educación postobligatoria, muy buena voluntad y predisposición a formarse para abordar las necesidades pedagógicas de estos alumnos, pero reconocen que no tienen dicha formación. En este sentido se vio la necesidad de desarrollar nuevas metodologías docentes, estrategias, y la adaptación de instrumentos de evaluación. Este es un aspecto en el que especialmente inciden los alumnos con discapacidad auditiva que llegan a la universidad, necesitan más tiempo de tutorías y más atención personalizada".

Otra de las deficiencias que recoge el estudio señala las malas condiciones acústicas de las aulas. "Incluso lo detectamos en los centros preferentes, dos de ellos de arquitectura moderna, donde durante la construcción no se tuvieron en cuenta dichas condiciones. Así nos encontramos con aulas con muchas reverberación y ruido de fondo, que causa unas molestias importantes sobre todo en los alumnos con audífono, la información les llega distorsionada por el ruido".

Como contrapunto a esto, el investigador propone elaborar un estudio sobre las condiciones acústicas de las aulas y naves donde se imparten los ciclos formativos, programas de cualificación profesional, así como de las aulas universitarias; y el uso de la frecuencia modulada en las aulas. "Lo ideal sería tener las aulas con una acústica en condiciones, pero las obras son muy costosas, pero el uso de la frecuencia modulada puede ser una solución en los ciclos y en la universidad".

Como conclusión, José Luis Mesa destaca que todos los estudiantes con sordera o hipoacusia opinan que es insuficiente el tiempo de atención personalizado que reciben del profesorado de apoyo o del profesorado de las asignaturas. Este descontento se acentúa en el alumnado bilingüe y los que se comunican con lenguaje de signos, con pérdida severa y profunda por el escaso tiempo de atención que reciben del intérprete de lenguaje de signos.

Asimismo, el alumnado con discapacidad auditiva está descontento con la falta de medios que contribuyen al aprovechamiento de los restos auditivos, y aseveran que los ruidos molestos son una constante en las aulas.

En definitiva, todos los estudiantes con discapacidad auditiva ven dificultades para finalizar los estudios que realizan, por las deficiencias esgrimidas anteriormente (acústica, atención especializada, intérpretes...). "Sin embargo, cuando se les pregunta si creen que van a continuar estudiando dicen que si; y tanto sus compañeros como los profesores o familiares coinciden en que están capacitados".

Tanto los estudiantes objeto del estudio como sus familiares demandan que no se rompa la cadena de accesibilidad del alumnado con discapacidad auditiva de la que gozan durante la educación primaria y secundaria; y que se desarrolle en el marco autonómico una normativa que favorezca la titulación de los mismos.

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