Es una de las pocas profesionales del sector especialista en el ámbito infantil. Licenciada en Medicina en 2005 por la Universidad de Cádiz y especialista en Neurocirugía en el año 2011 en el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz, Leonor Meana desarrolló su formación en centros de referencia nacional (Madrid, Málaga, Sevilla y Granada) e internacional (Marsella, Helsinki, Nueva York y París). Tiene un Máster de Metodología de la Investigación en Ciencias de la Salud y acumula varios premios nacionales e internacionales.
¿Operar el cerebro no asusta?
Te van formando para eso. Es un proceso lento en el que primero sólo observas, luego empiezas a participar con pequeñas cosas como cerrar heridas. Es un aprendizaje constante en el que se va adquiriendo cada vez más responsabilidad a medida que se tiene más experiencia. Además, durante el periodo de residencia, en nuestro caso cinco años, comenzamos operando hernias discales simples o algún tipo de hematoma cerebral. Esto nos prepara para que no sólo no asuste, sino que poder ver y trabajar en un cerebro nos resulte apasionante. Me considero afortunada, ya que desde el inicio de mi residencia tuve la oportunidad de intervenir en muchas cirugías. De hecho, a los dos años de residencia operé mi primera hernia discal como cirujano responsable, aunque como siempre, de forma tutelada.
¿Se acuerda cómo fue?
Sí, estaba nerviosa. Pensaba si saldría bien. Era la primera vez y aunque siempre te supervisan, no deja de ser tu paciente y tu responsabilidad.
¿Ve cerebros cada día?
Cada día no. En nuestro servicio del Centro Médico tratamos diferentes patologías neuroquirúrgicas, aunque entre ellas la más común es la columna, sí que tenemos bastante patología craneal pero no a diario.
¿Cómo es un cerebro?
El cerebro es blando y muy suave, una especie de gelatina firme y compacta. Es de color beige rosado externamente y más blanquecino en su interior. Es una maravilla.
¿Hay muchas diferencias entre uno de adulto y uno de niño?
Macroscópicamente, no. Aunque sí en estructura y organización funcional. De hecho la patología del adulto y la del niño difieren bastante, de ahí que existan neurocirujanos que se dediquen de forma específica al campo de la Neurocirugía infantil.
¿Hasta cuándo crece un cerebro?
Hasta los dos años tiene lugar el periodo de mayor crecimiento, luego tiene un crecimiento más lento hasta aproximadamente los seis años.
¿Por qué hay pocos neurocirujanos infantiles?
En general a los neurocirujanos no les suele gustar la neurocirugía infantil por diversos motivos. Es difícil en muchos aspectos pues siempre que tratas con niños entran en juego otros valores. Se trata de una subespecialidad dura emocionalmente, en la que debes estar en contacto muy directo y cercano con los padres.
¿Y cómo se inmuniza un médico ante todo esto?
Cuando tienes a un niño, al igual que un adulto, con una patología importante, intentas hacer todo lo posible por ayudarle a curar mediante una cirugía o bien paliar sus síntomas, sufrimiento o dolor. Para mí esto es muy reconfortante, creo que es la forma de inmunizarte en estos casos. Sobre todo cuando lo consigues. Pero también sufres cuando no obtienes lo que esperas.
¿Cuáles son las referencias en neurocirugía infantil?
A nivel nacional las principales están en Madrid, Barcelona, Sevilla y Málaga. A nivel internacional destacaría hospitales de referencia en Toronto, Londres y París, en cuya ciudad tuve la oportunidad de trabajar con una beca otorgada por la Sociedad Española de Neurocirugía Pediátrica en el Hospital Necker Enfant Maladies a cargo del profesor Sant-Rose.
¿Cuáles son los problemas más comunes del cerebro?
Hay diversas patologías pero destacaría los tumores cerebrales, hidrocefalias o alteración de la circulación de líquido cefalorraquídeo, hemorragias, malformaciones vasculares o traumatismos craneales.
¿Cuáles son los síntomas de un tumor cerebral?
Pueden ser muy variables, depende del tamaño o la localización de la lesión. Normalmente se manifiestan con signos de hipertensión intracraneal, porque hay algo ocupando un espacio que no le corresponde. Esto se puede traducir en dolores de cabeza, vómitos, visión borrosa, crisis epilépticas, pérdida de fuerza en alguna extremidad, dificultad para hablar, para caminar, alteración del equilibrio... entre otros síntomas.
¿Es muy complejo el funcionamiento de un cerebro?
Sí, es un órgano muy complejo que realiza funciones complicadas, muchas de ellas aún desconocidas. Sin embargo, en los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento del cerebro. Hoy en día contamos con medios y técnicas, tanto de imagen como resonancia magnética o escáner, y quirúrgicas, cada vez más sofisticadas que nos ayudan y facilitan nuestro día a día.
¿Cómo se hacía antes sin las nuevas técnicas?
Al principio de siglo XX se operaba casi a ciegas, había pocos medios tanto diagnósticos como terapéuticos. Por ejemplo, se utilizaba la neumoencefalografía que consistía en introducir aire en el cerebro, y en función de su desplazamiento localizaban una lesión. Resultaban muy dolorosas y ya no se realizan. Yo no conocí estas técnicas y hoy en día para mí es algo impensable (ríe). Realmente se ha avanzado muchísimo en poco tiempo.
¿Son seguras las neurocirugías?
Cada vez son más seguras. Aunque, como cualquier cirugía, no está exenta de tener complicaciones.
¿Usted tiene miedo cuando va de paciente a un quirófano?
Se ve distinto. Creo que el miedo al quirófano como paciente no se puede evitar.
¿Cuáles son los problemas más comunes de columna?
En nuestro campo hay diversas patologías de columna, entre ellas las hernias discales tanto cervicales como lumbares, estenosis de canal, inestabilidad, traumatismos o tumores raquimedulares.
¿La gente cuida poco la espalda?
En general sí, aunque hay otros factores que influyen en la patología de columna. Las medidas de higiene postural y el ejercicio físico son fundamentales.
¿Eso qué es?
Mejorar hábitos cotidianos como mantener una postura correcta ya que posturas inadecuadas pueden tensar la musculatura de la espalda. Evitar sobrepeso, no coger objetos pesados y fortalecer la musculatura mediante el deporte como Pilates, yoga o natación de forma habitual pueden reducir de forma significativa los dolores de espalda.
