La memoria y los versos del poeta grancanario Arturo Maccanti revivieron ayer durante el emotivo homenaje que acogió el Club LA PROVINCIA entre familiares, amigos y escritores. Su hermano Luis Maccanti y los escritores Antonio Puente y Eugenio Padorno presidieron una velada en torno a los abismos y jardines que conformaron el imaginario del poeta inmortal y "viajero insomne", fallecido el pasado septiembre de 2014.

El acto dio comienzo con un montaje documental que reconstruye el mapa familiar del poeta, con un viaje por las postales de Florencia, donde nació su padre, arropado por las melodías operísticas de Puccini. "Hugo Maccanti percibía esta belleza como algo natural, porque siempre le rodeó", narra la voz de María Paz Pescador. Le suceden los escenarios de Milán, Volterra, Pisa hasta recalar en el Paseo de Las Canteras, en 1928, tras "aquel largo viaje que sumió a Hugo en una profunda tristeza; quién le diría que al final no se querría ir", revela el vídeo. El propio Arturo, que hereda las raíces poéticas de su padre y la saudade de su madre, recoge en sus versos los horizontes de Guerea (la Isla) bajo esa "sed insaciable que saciaba escribiendo". En su juventud se rodeó de otros "soñadores del arte" como Tony Gallardo, Martín Chirino y Manolo Millares y, al compás de esas vivencias, su poesía se hizo grande.

Los estragos de la Segunda Guerra Mundial alcanzaron a la familia de los Maccanti y Arturo reflejó el aliento de la muerte en Días de guerra sobre mártir y Povero Gino, que Luis Maccanti compartió ayer con el público. "Estos poemas contienen todo el álbum familiar", anuncia su hermano, antes de leer el primer verso. "Está cansado el aire de vivir / y se va con mis muertos / a cualquier sitio". A continuación, el escritor Antonio Puente recrea el terceto poético conformado por Manolo Padorno, Luis Feria y y Arturo Maccanti, último en recibir el Premio Canarias de Literatura, por fin, en 2003. "Si Padorno es el escultor del paisaje como espacio de redención, Feria es el pintor de la desconsolada escisión existencial, y Maccanti es el acuarelista de una precintada soledad sin posibilidad de redención alguna", reflexiona. "Su poesía es un continuo ulular por muchas muertes porque, para Maccanti, el tiempo no arregla nada, todo sucedió en otra vida".

Por su parte, el poeta Eugenio Padorno describió la poesía de Maccanti, que "prolongó en la poesía canaria la corriente meditativa y existencial que encauzara Domingo Rivero". "En su poesía hay el dolor de vivir, siempre explícito, y aquel otro en que el lector no repara, que es el logro de la expresión buscada", señala. "Siempre he entendido la poesía de Maccanti como un tránsito entre dos climas del espíritu, del calor al frío", reflexiona sobre el poeta que, en sus versos, "se rompía hacia dentro". "Pero aun por debajo de sus más tormentosos avatares, en su escritura aparecen superpuestas vida y poesía en una mismidad", añade, "con el título de su antologíaVivir sobre la vida, quiso insinuar que escribir poesía era la forma en que vivir cobraba su realidad y esencia verdadera". Padorno culminó su lectura con uno de los más bellos poemas de Maccanti: "Es muy triste quedarse -como un río. / Sin agua- sin amor, solo y vacío / porque el hombre es amor, amor o nada".