La Provincia - Diario de Las Palmas

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El plató natural de las Islas

Los paisajes de la provincia de Las Palmas son un escenario histórico de producciones fílmicas nacionales e internacionales, más allá de los incentivos fiscales actuales

Rodajes en Gran Canaria. LA PROVINCIA / ANABEL VARGAS

La diversidad de enclaves y la belleza de los paisajes canarios ha atraído un amplio catálogo de rodajes cinematográficos a las distintas Islas Canarias desde mediados del pasado siglo. Entre las numerosas escenas históricas filmadas en la provincia de Las Palmas destacan las aventuras fílmicas más variadas, como la reconversión del Parque Nacional de Timanfaya en territorio extraterrestre en Enemigo mío (Wolfgang Petersen, 1985); o la mítica batalla en la playa de Las Canteras de Gregory Peck, en la piel del capitán Ahab, contra la ballena blanca en Moby Dick (John Huston, 1956). El recorrido por el mapa de rodajes, circunscrito a la provincia de Las Palmas, es largo, como la travesía de Moisés en las arenas de Fuerteventura.

A lo largo de los últimos años, Canarias atraviesa una época dorada en su relación con el sector audiovisual al consolidarse como el plató natural de numerosas producciones nacionales e internacionales. Esta proliferación de rodajes se debe a la política de incentivos fiscales que, desde 2009, favorece con desgravaciones fiscales la inversión en proyectos cinematográficos en las Islas. Pero más allá del actual capítulo financiero, Canarias ha sido históricamente escenario de los más variados géneros y guiones cinematográficos.

Desde mediados del siglo XX hasta el pasado 2014, las dunas de Maspalomas y sus alrededores constituyen el plató más demandado desde el exterior, donde se ha enmarcado más de una decena de proyectos cinematográficos que abarcan desde el género histórico hasta la comedia romántica. Así, el palmeral de Maspalomas ha emulado las tierras prehistóricas por las que transitaban dinosaurios y ha sido escenario de una ceremonia nupcial en la ficción protagonizada por la mismísima Jessica Lange.

Pero fue la película italiana Tirma (Paolo Moffa, Carlos Serrano de Osma, 1954), basada en los últimos días de la conquista de Gran Canaria, la primera gran producción internacional que reflejó en sus planos los paisajes grancanarios. Protagonizada por Silvana Pampanini y Marcello Mastroianni, su rodaje se enmarcó en Gáldar, Moya y, sobre todo, Tejeda, pero la escena culmen del desembarco de los españoles en la Isla transcurre en Maspalomas. Con Tirma se inicia una fijación importante hacia el telón de fondo del sur grancanario en películas del género péplum, esto es, cine histórico de aventuras ambientado en la Antigüedad. Se debe a las condiciones físicas y orográficas del Archipiélago que, en el caso del enclave de Maspalomas, reviste una belleza virginal con gran potencial para emular una ficción prehistórica -antes de que la zona se forrase de complejos hoteleros-.

Un año después, La estrella de África (Alfred Weidenmann, 1957) se sitúa en el mapa el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial, pero las escenas transcurren en realidad en las dunas de Maspalomas, que la magia del cine transforma en el árido desierto africano perlado de aeródromos alemanes. Casi una década después, en 1965, recala en las Islas el rodaje de Hace un millón de años (Don Chaffey, 1966), donde la superestrella hollywoodiense Raquel Welch se pasea entre dinosaurios animados por Ray Harryhausen, enfundada en un bikini de piel de cabra. Se trata de una de las superproducciones más importantes rodadas en Canarias, que entremezcla los paisajes de Lanzarote, Tenerife y Gran Canaria. Junto a la memorable imagen de Welch en las orillas de la playa de Famara, el periodista Luis Roca descubre en su proyecto Salvar la Memoria: 50 años de Tirma y Moby Dick, que también se filmaron escenas en la barranco de Ayagaures de San Bartolomé de Tirajana. También se aprovecharon los encantos del charco de los Clicos, las playas de Famara y Papagayo y la Cueva de los Verdes, en Lanzarote. Y en una de las secuencias filmadas en Lanzarote aflora el tajinaste rojo, especie endémica canaria, aunque la imagen de la planta se tomó, en realidad, en las Cañadas del Teide.

Otro péplum con criaturas prehistóricas bajo el palmeral de Maspalomas es la británica Cuando los dinosaurios dominaban la tierra (Val Guest, 1970), que aprovechó la charca y las dunas de Maspalomas en múltiples escenas protagonizadas por la ex chica Playboy Victoria Vetri, que exhibe su sensualidad entre dinosaurios. La cinta incluye varias localizaciones en Fuerteventura. Y aunque no fueron superproducciones, Cliff Richard desfiló entre camellos por las dunas de Maspalomas en la cinta Días maravillosos (Sidney J. Furie, 1964), donde también se distinguen el Puerto de La Luz, el parque Santa Catalina, Ciudad Alta y, sobre todo, la playa de Las Canteras. El paisaje virginal de Maspalomas resplandece también en la producción italiana Ulises contra Hércules (Mario Caiano, 1961), una relectura de la mitología griega en arenas grancanarias.

Ahora, resulta lógico pensar que el desarrollo y la construcción urbanística en el sur de Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XX pusieron fin a la eclosión del cine péplum en Maspalomas. Sin embargo, en los últimos años, el enclave de las dunas vuelve a desplegar sus encantos en la gran pantalla en películas como la hollywoodiense Wild Oats (Andy Tennant, 2015) o la española Cómo sobrevivir a una despedida (Manuela Moreno, 2015). Ambas cintas comparten su homenaje a Gran Canaria como un personaje más en la trama. La cinta de Moreno plantea una despedida de soltera muy gamberra protagonizada por Natalia de Molina y Úrsula Corberó, que recorren con otras amigas los paisajes de Mogán, Maspalomas, Playa del Inglés y Las Palmas. Por su parte, Wild Oats brinda escenas como la de Shirley MacLaine paseando por el barrio histórico de Vegueta y la Casa de Colón; Demi Moore tratando de localizarla en la Alameda de Colón; o Jessica Lange, espléndida, de fiesta nupcial en las dunas de Maspalomas con Jay Hayden.

Como anécdota, Wild Oats transformó el edificio del Gabinete Literario en un casino, una idea que también tomaron los productores de Palmeras en la nieve (Fernando González Molina, 2015), pero situando el club en Guinea Ecuatorial. Protagonizada por Mario Casas y Adriana Ugarte, la cinta se estrena en España el próximo diciembre y, entre numerosas localizaciones en Gran Canaria, el filme convierte la finca de Osorio (Teror) en una plantación de cacao de la isla de Fernando Poo de mediados del siglo pasado. Desde Tirma hasta Wild Oats, muchas películas han aprovechado también la belleza de la playa de Las Canteras. Pero el rodaje más importante en este enclave y en la historia de Canarias se corresponde con la gran Moby Dick (John Huston, 1956). El rodaje de la adaptación fílmica de la novela de Melville revolucionó Las Palmas de Gran Canaria a mediados de los 50, donde los carpinteros locales ayudaron a construir la réplica de la ballena de más de 65 metros de largo. Esta y otras anécdotas también están recogidas en el citado libro de Luis Roca. También la película El Niño (Daniel Monzón, 2014) aprovechó la zona portuaria de Las Palmas para su rodaje, en concreto las naves industriales de El Rincón. Pero su escena más importante se enmarca en la Infinity Pool del hotel Lopesan Costa Meloneras, donde, por cierto, se hospedaron MacLaine y Lange en Wild Oats. Y para culminar este capítulo grancanario, la superproducción A todo gas 6 (Justin Lin, 2013) incorpora a su trama una persecución filmada en el puente de Silva.

Por otra parte, las playas idílicas de Fuerteventura vivieron su mayor hito cinematográfico en 2014 con el rodaje de Exodus: Dioses y Reyes (Ridley Scott, 2015). La epopeya bíblica de Moisés se enriquece a nivel plástico con escenas magistrales que convierten en el Antiguo Egipto los paraísos de Cofete, Punta de Jandía, El Cotillo, los barranco del Buen Paso y Los Canarios, la playa del Risco del Paso o Tebeto. En cambio, las dunas de Corralejo recrearon un campamento de refugiados saharahuis en Caótica Ana (Julio Médem, 2007) y un país norteafricano ficticio en El dictador (Sacha Baron Cohen, 2012), cinta protagonizada por Megan Fox y Ben Kingsley.

"Un protagonista más". Así se refirió Pedro Almodóvar a Lanzarote cuando se instaló en la isla para filmar Los abrazos rotos (2009) con su actriz fetiche, Penélope Cruz. El Charco de los Clicos, el Mirador del Río, La Geria, Haría, el Parque Nacional de Timanfaya y, sobre todo, Famara constituyeron los escenarios del homenaje almodovariano a la isla lanzaroteña. Pero el Parque de Timanfaya ya fue escenario de una aventura alienígena a mediados de los 80 en Enemigo mío (Wolfgang Petersen, 1985), película de ciencia ficción de culto protagonizada por un jovencísimo Dennis Quaid. Precisamente, la Isla acogió hace apenas un año el rodaje de otra cinta de ciencia ficción, la coproducción hispano-francesa Evolution, filmada entre Tías y Tinajo. No menos importante, Ron Howard se decantó por La Gomera para filmar En el corazón del mar (2015), pero transformó la playa de El Golfo en la isla desierta a la que arriba en 1820 la tripulación del ballenero Essex, tras ser hundido por un cachalote. Y el recientemente fallecido Omar Sharif se puso a las órdenes de Juan Antonio Bardem en La isla misteriosa (1961), adaptación cinematográfica de la novela homónima de Julio Verne, que tuvo al Doctor Zhivago paseándose por esos parajes volcánicos de Lanzarote.

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