Artista madrileña, con raíces palmeras. ¿Cómo nace su relación con el cine y, en concreto, con el Festivalito de La Palma?
Mi relación con el cine comienza, precisamente, con el Festivalito. Me llamaban para actuar porque también he estado metida siempre en el mundo del teatro. Mi padre es escultor y, desde muy pequeña, he estado toda mi vida tras bambalinas. Pero aunque siempre he trabajado en el Festivalito como actriz, hace pocos años que he empezado como directora y este es el primer año que llego a tiempo a presentarme a concurso.
Ahora se dedica a la pintura. ¿Planea combinarla con el cine?
Ahora vivo, sobre todo, de mi pintura. Durante años estuve trabajando en Madrid como pintora oficial de Leo Bassi, así que todas las pinturas que hay en la Iglesia Patólica son mías [Risas]. Y en septiembre entro en el mercado alemán con una exposición en la Galería Kunst raum. En cuanto al cine, no es la primera vez que presento un corto mío: hace cinco años presenté El signo del sueño en el Festival Tiempo Sur, por el que recibí cuatro premios. Mi idea es seguir dedicándome a la investigación de distintos lenguajes artísticos.
¿Cómo surge la idea original de Quemar pajarracas
Pues yo dirijo cortometrajes como mismo pinto cuadros. Las técnicas de edición y creación audiovisual son técnicas que también uso para la pintura. Por eso, a veces salen algunas piezas muy experimentales, porque no tengo estudios de cine, pero tengo una buena base pictórica. Entonces, Quemar pajarracas es una improvisación, donde nada se puede trabajar antes porque toda la magia surge a la primera. Esa es la paleta con la que luego yo pinto el cuadro. Al final, siempre tiendes a fusionar tus lenguajes y técnicas de arte; y mezclar mucho es muy ambicioso, así que voy poco a poco en ese camino.
¿Fue idea suya crear un idioma y banda sonora propios?
La melodía del corto es una sintonía que he elaborado yo con pedazos de otros temas y la mezcla de bases a los que he dado la vuelta. Es tan pegadiza que, en la gala del Festivalito, el público la cantaba desde el fondo. ¡Fue brutal! Ahora, me llaman para ponerla de tono de llamada de móvil y he tenido que reconvertir el archivo. [Risas].
¿Qué quiere decir con la expresión "Pajarraca que se abrasa en el infierno, si sobrevive sale renovada", al final de su corto?
Pues el cortometraje, en realidad, habla de las relaciones interpersonales. Creo que la mujer siempre tiende a dar más cariño frente al hombre y eso crea una serie de conflictos en las relaciones, muy estereotipados, de reclamos y huidas. Esa es un poco la poética de mi corto y, por eso, el hombre dice: "No hay quien la soporte", mientras que la mujer responde: "A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hombre". Ella resurge al salir del armario cuando dice que le basta con su propio cariño. Aunque pueda parecer abstracto, el corto habla de la libertad y creo que, si uno lo ve varias veces, puede seguir cavando profundo y seguir encontrando significados.
¿El Festivalito ocupa un lugar importante en el cine canario?
Sin duda. La Palma se ha convertido en una isla de cine. Casi todos mis amigos hacen cine en la Isla porque, en general, el Festivalito ha despertado el cine en las Islas.
