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En vísperas del Sínodo de la Familia

Una Iglesia con espacio para todos

El papa Francisco habla sobre el trato que reciben los divorciados por parte de la Iglesia

El papa Francisco saluda a los fieles durante la audiencia semanal en el salón Pablo VI en la ciudad del Vaticano. LP / DLP

Las declaraciones del papa Francisco acerca del trato que reciben los divorciados por parte de la comunidad religiosa, de cara al Sínodo de la Familia que se celebrará el próximo mes de octubre, son asumidas por parte de los miembros de su Iglesia como un mero recordatorio que reafirma una realidad ya existente.

Directo y claro fue el mensaje lanzado el pasado miércoles por el pontífice durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, y no en la Plaza de San Pedro como es habitual, debido a las altas temperaturas veraniegas. Esta era la primera audiencia general del pontífice tras la corta pausa estival de la que ha disfrutado en julio.

Desde el inicio de su pontificado en marzo de 2013, el papa Francisco ha insistido en la misericordia, dejando clara su convicción de que "la Iglesia es la casa paterna en la que hay espacio para todos", también para los divorciados.

"Hoy nos referimos a la situación de aquellos que, tras la ruptura de su vínculo matrimonial, han establecido una nueva convivencia. (...) Estas personas no están excomulgadas como algunos piensan, ellas forman parte de la Iglesia", dijo el pontífice, dejando claro que es una postura errónea asumida sólo por algunos.

El jesuita Lucas López, director de Radio ECCA, quien comparte la opinión del Papa, recalca que "lo que ha dicho tiene mucho eco mediático pero no es ninguna novedad", dejando claro el hecho de que estas personas nunca han estado excomulgadas. "Tenemos que aprender a vivir lo que decimos que somos, gente que acoge y recibe al que tiene más dificultades", afirmaba refiriéndose a aquellos pocos que dejan fuera de la Iglesia a los cristianos divorciados.

No es la primera vez que Jorge Bergoglio, se refiere a esta cuestión, pues ya el pasado mes de junio declaró que en algunos casos la separación "puede incluso ser moralmente necesaria cuando se intenta proteger al cónyuge más débil o a los hijos de las heridas causadas por la prepotencia, la violencia, la humillación, la extrañeza y la indiferencia", algo que también fue ampliamente comentado en su momento. Sin embargo, nunca antes se había referido públicamente y con tanta claridad a la situación en que se encuentran esas personas con respecto a la Iglesia. Por ello este será uno de los temas que se debatirán en el Sínodo de la Familia del próximo octubre.

Para los seglares, este hecho no resulta tan obvio, pero es igualmente una gran noticia para todos, como asegura el magistrado Emilio Moya, quien considera que este Papa "está rompiendo barreras, innovando y trayendo aire fresco a la Iglesia", considerando incluso la posibilidad de que "algún día hayan mujeres sacerdotes".

El hecho de que los divorciados puedan comulgar siempre ha sido un tema polémico en el seno de la Iglesia Católica, pues la doctrina cristiana defiende que el sacramento del matrimonio es una "alianza por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida". Así lo recordaba el propio papa Francisco en su discurso, aclarando que "la Iglesia sabe bien que situaciones como ésta contradicen el sacramento cristiano", pero sin olvidar que "con corazón de madre, la Iglesia busca el bien y la salvación de todos, sin excluir a nadie".

José Domínguez, delegado del Obispo en Cáritas Diocesana, aclara que para él, sacerdote desde hace 55 años, las palabras del pontífice no suponen una novedad recordando que "ese es el tratamiento pastoral que nosotros le hemos dado siempre a las personas que viven el drama de una separación". Aun así, reconoce que el hecho de que sea el Papa quien lo diga "tiene otro acento, él es la autoridad por lo que va a tener más difusión". Animaba así a todas las personas a vivir sus circunstancias, achacando a "la ignorancia" el pensamiento por el que los divorciados quedaban excomulgados, aunque reconoce que hay "sectores en la Iglesia que han sido excesivamente rígidos con este tema".

A juicio del pontífice, la comunidad cristiana debe hacer alarde de una "fraterna y atenta acogida" y "animarlos a vivir cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración, la escucha de la palabra de Dios, la participación en la liturgia, la educación cristiana de los hijos, la caridad, el servicio a los pobres y el compromiso por la justicia y la paz". Al respecto el Papa lanzaba una pregunta: "¿cómo podemos aconsejar a estos padres divorciados que eduquen a sus hijos en la vida cristiana, dando ejemplo de una fe convencida y practicada, si los mantenemos lejos de la comunidad?", por lo que considera particularmente importante que los sacerdotes reciban abiertamente a la gran cantidad de hijos de estas parejas.

El director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, Tomás Van de Walle, considera que las palabras de Jorge Bergoglio "son el mero reconocimiento de una realidad en la que un gran porcentaje de personas pertenecientes al credo católico se divorcian", aunque duda de hasta que punto las afirmaciones del Papa serán compartidas "por el resto de sus colegas clérigos". En su opinión se trata de "un giro de doctrina que hay que aceptar", recordando los cambios "abismales" producidos a lo largo de la historia, "hasta tal punto que un cristiano de hace 20 siglos no creería que esto que tenemos actualmente es cristianismo".

Para el Pontífice es urgente que la Iglesia desarrolle maneras de brindar una "acogida real" a los católicos que han hallado la felicidad en un segundo matrimonio después del fracaso del primero.

Suso Vega, sacerdote y colaborador habitual de LA PROVINCIA, la noticia supone una gran alegría, a sabiendas de que "todo esto aun tendrá que concretarse", si bien ya estaba claro que la Iglesia "no rechaza a nadie, y eso es lo más importante". Aunque destaca que los divorciados nunca han estado excomulgados, atribuye la confusión al hecho de aconsejar a estas personas que en ciertos casos evitasen la comunión, algo que aclara "siempre debería ser una decisión propia".

El papa Francisco recordó que la Iglesia tiene el deber de discernir situaciones distintas " por ejemplo entre quienes han sufrido una separación y quienes la han provocado".

El economista Antonio González Viéitez asegura que lo que está ocurriendo en la sociedad es el reflejo de que "nada está atado para siempre". Para él, "en el momento que al ser humano se le prohiba rectificar, esto será un infierno en vida". Por su parte, Chano Sarmiento, periodista jubilado en Radio Nacional de España, cree que el mejor ejemplo es Cristo, que "si viviera preguntaría la opinión de la gente", y considera que "en la Iglesia "como en todas partes, hay de todo".

Para el pontífice la Iglesia nunca debe cometer una "injerencia espiritual" en la vida personal de ninguno de sus miembros.

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