La reina Isabel II, acompañada de su esposo, el duque de Edimburgo, asistió ayer en Londres a una ceremonia solemne para conmemorar los 70 años desde la rendición incondicional de Japón que propició el fin de la II Guerra Mundial.

La soberana, de 89 años, junto con el primer ministro británico, David Cameron, y soldados veteranos de la contienda, asistió a un acto religioso en la iglesia de St Martin-in-the-Fields, en la céntrica plaza de Trafalgar, en el que se recordó a los cerca de 30.000 soldados del Reino Unido que murieron en la campaña contra Japón.

"Es importante remarcar esta fecha para honrar la memoria de las miles de personas que murieron sirviendo a nuestro país, que ayudaron a preservar nuestras libertades", dijo Cameron a medios locales.

Muchos de los veteranos que ayer participaron en los actos de conmemoración "sufrieron heridas terribles y fueron sometidos a tortura", resaltó el primer ministro.

"Mi generación no ha tenido que sufrir nada parecido a aquello por lo que pasaron estas personas, que fueron increíblemente valientes", añadió.

Tras la ceremonia religiosa, Isabel II, vestida con un traje rosa pálido y un sombrero a juego, conversó ante el templo con algunos de los 50 antiguos prisioneros de guerra británicos que asistieron al acto. La soberana se desplazó a Londres desde el castillo de Balmoral, su residencia veraniega en Escocia.

A la ceremonia religiosa siguió una exhibición militar cerca del palacio de Buckingham, a la que asistieron el príncipe Carlos, heredero al trono, y su esposa Camila.