Familiares y amigos del mundo de la literatura y la cultura en general despidieron ayer, en un ambiente de intimidad, al escritor Rafael Chirbes, fallecido el sábado a los 66 años tras una grave enfermedad, con un acto homenaje en el que se recordó su obra con la lectura de párrafos de su novela En la orilla.

La capilla ardiente en honor de Chirbes, Premio Nacional de Narrativa y de la Crítica, entre otros galardones, se instaló en el tanatorio de la Marina Alta de Denia (Alicante), lugar hasta el que sábado por la noche fueron trasladados sus restos mortales tras fallecer en un domicilio familiar de su localidad natal, Tavernes de la Valldigna (Valencia).

La escritora y directora general de Cultura de la Generalitat valenciana, Carmen Amoraga, el secretario autonómico del área, Albert Girona, o los novelistas Alfons Cervera y José Luis Ferris fueron algunas de las personalidades que se acercaron para dar su último adiós.

Amoraga destacó que, gracias a su obra, Chirbes "nunca morirá". La política y también escritora ha definido a Chirbes como un hombre "muy adelantado, literaria, técnica y estilísticamente" a su época, pero también alguien "muy auténtico".

Por su parte, su amigo y también escritor Alfons Cervera calificó a Chirbes como "un escritor descomunal, de los que sabía que escribir es estar siempre con el culo al aire, a la intemperie".

Por su parte, Ferris se mostró consternado por la pérdida de este autor valenciano, al que consideró como "uno de los escritores más comprometidos con su época y su tiempo".