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Un TAC a la Virgen

El escáner a una obra de Luján Pérez aporta datos inéditos acerca de la técnica del escultor

Un TAC a la Virgen

Uno de los proyectos más interesantes de la muestra José Luján Pérez. El hombre y la obra 200 años después, que se clausura este domingo en San Martín Centro de Cultura Contemporánea de Las Palmas de Gran Canaria, ha sido la restauración de la Virgen de la Encarnación del artista guiense. La obra, que ha sido intervenida en una de las salas del edificio ante los ojos de los visitantes y por parte del restaurador Iván Arencibia, hace una semana que fue sometida a pruebas técnicas por el equipo del doctor Antonio Cabrero, del Hospital Vithas Santa Catalina.

La radiografía y el TAC practicados en la talla han confirmado que el estado de conservación general de la pieza es bueno, y se han comenzado a desvelar detalles hasta ahora desconocidos sobre el proceso que empleó el genial escultor en la creación de sus obras. Según el propio Arencibia, las novedades radican en que "la obra está constituida por listones longitudinales, es totalmente maciza, no hay espacio interno, y el sistema de colocación de los ojos, y todo el entramado interno para la composición escultórica, es técnicamente perfecto". El restaurador asegura que estos datos confirman a Luján Pérez como un artista con "una técnica bastante buena y trabajada, muy profesional, que tenía conocimientos de los materiales y una gran destreza técnica".

Hasta ahora nunca se había visto una escultura del artista por dentro y San Martín se encuentra a la espera de que se corroboren todos los datos finales que saldrán en la segunda semana de septiembre. Unos datos que estarán contrastados a razón de las sumas entre las radiografías, el TAC y la intervención de conservación, y que permitirán conocer mucho mejor el sistema constructivo de Luján Pérez. Esta restauración entra dentro de un trabajo multidisciplinar de investigación que financia el Cabildo de Gran Canaria, y que aportará toda la información necesaria sobre la pieza. Según el restaurador, estos datos son especialmente interesantes ya que "la técnica que desvela era habitual en la escultura peninsular, y no en los escultores canarios que no salían a estudiar fuera". Sin embargo, Luján Pérez era, según confirman todos los expertos, un artista que se preocupaba de forma exquisita en todos los detalles de su trabajo, desde de traer la madera de cedro de Tenerife, hasta utilizar un sistema de encolado interno específico, pasando por aplicar un sistema de colocación de los listones diferentes dependiendo de la obra y lo que la composición iconográfica que necesitara. "Eso revela", añade Arencibia, "que era un gran escultor".

La exposición José Luján Pérez. El hombre y la obra 200 años después conmemora el bicentenario de la muerte del imaginero de Guía. La muestra, que ofrece algunas de las esculturas más importantes del artista, con restauraciones realizadas en los últimos años y piezas nunca exhibidas, también incluye la obra de otros artistas contemporáneos o que fueron discípulos suyos, y traza un recorrido por los últimos años del Barroco.

Este evento ha contado con un presupuesto de 109.000 euros, una cantidad que ha permitido que, durante los casi tres años en los que se ha estado preparando, se haya recuperado obras deterioradas del imaginero que se han restaurado gastando en ello 150.000 euros, aclarar su autoría en tallas atribuidas a otros artistas y rastrear piezas olvidadas tiempo atrás .

Se exhiben un total de 175 obras entre pintura, escultura, platería, documentos y proyectos arquitectónicos. Y todas las facetas artísticas de Luján Pérez y de sus contemporáneos aparecen reflejadas a través de 175 obras distribuidas en 11 espacios, entre ellas las restauradas en los últimos cinco años.

La muestra da una idea de cómo fue el paso del estilo Barroco al moderno que experimentó el arte sacro español en el siglo XVIII y los cambios que conllevó con piezas casi nunca vistas antes. Así en el primero de los espacios, Platería de la Catedral de Santa Ana en tiempos de Luján, aparecen brillantes objetos procedentes en muchos casos de países como México y Perú, que se atesoran desde más de doscientos años en la catedral de la capital isleña sin apenas usarse en público con custodios, cáliz, atriles, etc. En el siguiente, Lección de anatomía, destaca el interés del artista por las representaciones iconográficas de San Sebastián y del Cristo atado a la columna en donde destaca la elegancia de la anatomías. El artista y sus coetáneos está compuesta por obras en las que aparecen personas del entorno familiar, profesional e intelectual del artista y del ámbito institucional de la época como una alegoría de la monarquía con un retrato de Carlos III representando la Ilustración y otro de Fernando VII, realizado por Luis de la Cruz y Ríos hecho en la Isla. También hay un cuadro del obispo Luis Verdugo y dos retratos del propio Luján Pérez.

En Ángeles e infantes llama la atención el tratamiento clasista de las representaciones del Niño Jesús y de los ángeles, incluyendo un Juan Bautista Niño que durante décadas se exhibió en una iglesia isleña atribuyéndolo a otro autor y que ahora se ha verificado que es obra de Luján Pérez. El escultor y arquitecto guienense fue un hombre de fe y de profunda religiosidad cristiana. En María, Virgen y madre se agrupan advocaciones mariana y dos pinturas de Juan de Miranda dedicadas a la Inmaculada Concepción y a la Asunción. Era en esta misma sala en donde el restaurador Iván Arencibia realizaba el trabajo de reparación en directo de la Inmaculada Concepción.

El itinerario prosigue con Escenografía del dolor que reúne sus obras más significativas, y donde, junto a sus pasionarias, aparecen seis cuadros del Vía crucis de Juan de Miranda, además de un Cristo atribuido a Luján Pérez que fue realizado, en verdad, por su discípulo Manuel Hernández El Morenito. Esta sala, que es la que más sorprende de forma grata al visitante, muestra cómo la iconografía más frecuente de Luján es la Virgen Dolorosa, pues se conocen hasta dieciséis obras de este tipo, todas con matices diferentes, aunque aunadas con el mismo dolor. La Virgen María estuvo siempre presente en su vida cristiana y en su profesión de artista. Luján Pérez estudiaba previamente el origen y significado de cada advocación para que la efigie respondiese a la iconografía tradicional. El caso, por ejemplo, de la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, una de las más bellas del artista. La muestra se complementa con Un renovado mundo de santos, con tallas hagiográficas de gran plasticidad , junto a una pintura sobre tabla de Juan de Miranda, Luján en el taller, ' como un acercamiento al modo de trabajar del imaginero en su taller?vivienda de la calle Santa Bárbara de Vegueta, Proyectos arquitectónicos, dedicada a su faceta como arquitecto y donde, junto a los diseños del artista y de su maestro Diego Nicolás Eduardo, profesionales de la Escuela de Arquitectura de la ULPGC plantean distintas visiones sobre sus obras arquitectónicas, o La estela de Luján con otros autores que siguieron la huella del imaginero de Guía.

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