La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista. Presidenta del Parlamento de Canarias

"No hay nada mejor que dormir en casa, no pienso mudarme a la isla de Tenerife"

"Las Canteras me trae recuerdos de veranos en familia y largas esperas de la marea baja para ir a la Barra", añade Carolina Darias, presidenta del Parlamento canario

Carolina Darias, el pasado jueves en la playa de Las Canteras. SABRINA CEBALLOS

¿Cómo veranea una presidenta del Parlamento de Canarias recién elegida?

Disfrutando de la familia en casa, sin coger aviones, leyendo mucho y saboreando no tener que mirar el reloj.

¿Este cargo es su meta política o piensa seguir nadando?

Me gusta vivir el presente, ya veremos si seguimos nadando o no; en cualquier caso, en movimiento siempre, como la vida misma.

En las últimas primarias del PSOE casi se ahoga en la orilla.

No, porque, aunque me mojé y mucho, saber nadar te ayuda a no irte al fondo y esperar las buenas mareas.

Ha elegido la Cícer para la foto, ¿qué recuerdos tiene de Las Canteras?

Una playa de veranos en familia, atardeceres espectaculares y esperas de marea baja para ir a La Barra.

Y fuera de la capital, ¿qué playas prefiere?

Maspalomas y Agaete, norte y sur, arena y piedra. Maspalomas por su playa y Agaete por su encanto.

¿A qué lugares suele ir de vacaciones cuando sale de Gran Canaria?

A Cantabria, la tierra de mi familia materna. Me encanta perderme por los pueblos de montaña y si son de Los Picos de Europa, mejor.

Ahora pasa mucho tiempo en Tenerife, ¿ha pensado mudarse?

No, estoy muy a gusto en Gran Canaria. No hay nada mejor que dormir en casa.

Y con el tremendo solajero que hace en el Archipiélago durante casi todo el año, ¿no le atrae de vez en cuando veranear en el frío?

Mucho, por eso siempre que puedo me voy al frío. Me encanta sentir las estaciones, especialmente el otoño y el invierno. Cada vez soy más de frío.

¿Con qué se encuentra más cómoda, con bañador o bikini?

Bikini siempre, no me recuerdo en bañador.

¿Ha hecho nudismo?

Sí, hace mucho tiempo.

Cuando ve estos días las playas a tope, ¿cree que hay que limitar la entrada de turistas?

No creo que esa sea solución alguna; poner límites no me va.

¿Cuál es el número máximo de visitantes que soporta Gran Canaria?

No creo que sea tanto una cuestión cuantitativa, sino cualitativa.

¿En qué ocasiones miente?

Nunca.

Si pudiera convertirse en un animal, ¿cuál elegiría?

Me gustan los delfines, son inteligentes, cariñosos, elegantes y están en movimiento siempre.

¿Hay mucho tiburón en el Parlamento?

Todavía no he tenido tiempo de averiguarlo, ya se verá.

¿Es de las que se ponen a dieta cuando llega el verano?

No sé lo que es hacer dieta y menos en verano, pues es cuando más como.

En verano, ¿cerveza, vino o daikiris?

Cerveza para el aperitivo y un buen vino tinto para almorzar.

¿Le gusta cocinar?

Muchísimo, cocino bien, al menos eso dicen.

¿Y cuál es su plato favorito en estas fechas?

Soy buena de boca y me gusta todo, pero un buen pescado o un buen arroz me puede.

¿Algún vicio confesable?

Vicios y confesiones son incompatibles, al menos para mí.

¿Qué libro ha reservado para este verano?

Unos cuantos: El invierno del mundo, de Kent Follet; El amante japonés, de Isabel Allende; Sobre la violencia, de Hannah Arendt; y Sonreír al viento, de Sandra Barneda.

¿Qué música suele escuchar en esta época?

Soy muy ecléctica musicalmente hablando, tengo momentos para Bach, Mozart, Serrat, P!nk, Passanger, Norah Jones, Malú, Fito Páez, Los Chalchaleros, Soledad Pastorutti... Y tantos y tantos otros.

¿Joan Manuel Serrat o Joaquín Sabina?

Soy incapaz de escoger entre ambos, me quedo con los dos. Y si cantan juntos, mejor.

¿Qué ídolos tenía de adolescente?

Admiraba a aquellas personas que eran capaces de irse a otros lugares del mundo a dar lo mejor de sí mismas por los demás.

En su vida, ¿quién la inspira?

Mi madre.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que le han dado en los últimos años?

Me han dado buenos consejos a lo largo de mi vida, el que más tengo presente es de irme a la cama con la conciencia tranquila todas las noches.

Su mejor virtud, y su peor defecto.

La constancia y la cabezonería.

¿Cómo se ve de aquí a cinco años?

¡Buff! Con más años seguro.

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