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Entrevista

"Cuando eres alcalde de una ciudad y no vives en ella, algo no termina de cuadrar"

El alcalde de Arrecife, José Montelongo no renuncia a disfrutar del litoral de la capital, ni al deporte, a pesar de no gozar este año de vacaciones

José Montelongo, el pasado viernes, en la bahía de Arrecife.

¿Cuál es el mejor remedio para la resaca de las fiestas de San Ginés, que acaban de finalizar?

(Risas). El mejor remedio es hacer deporte.

¿Lo dice por experiencia?

Sí, por experiencia. Hacer cualquier tipo de actividad física, ya sea caminar o correr por la avenida tan fantástica que tenemos en Arrecife o nadar en su marina. Una de esas tres cosas es la que normalmente suelo hacer.

¿El mejor rincón para darse un chapuzón?

El mejor sitio es desde la zona del Puente de las Bolas en dirección a la playa de El Reducto. Cualquier sitio del frente marítimo de la avenida es ideal para pegarse un chapuzón. Cada vez más gente va a las playitas de los castillos San Gabriel y San José.

El running

(Risas). No se me ocurre ahora ninguna respuesta.

Este año no participó en la Travesía a Nado del Real Club Náutico Arrecife. ¿Qué ocurrió?

Sí, se me resistió y estoy muy arrepentido de ello. Las responsabilidades políticas me impiden nadar con regularidad y como no había nadado todo lo que hubiera querido, opté por no participar.

¿Cómo veraneaba de niño?

Sobre todo, en San Bartolomé con mis primos, que eran de mi edad, más o menos. Hacíamos excursiones por la playa de El Reducto, el castillo... No teníamos esa restricción de tener una persona mayor al lado, salíamos con más tranquilidad que ahora, lo digo por el crecimiento de la propia ciudad, en la que ahora hay que tener a los chiquillos más vigilados.

¿Cuál es el viaje de sus sueños?

Me gustaría ir a Nueva York, Canadá y volver a Egipto. Me quedó por ver Abu Simbel.

¿Ha veraneado este año?

No me ha dado tiempo. Entre las primarias del partido, la precampaña, la campaña electoral y mi responsabilidades como teniente de alcalde hasta las elecciones y como alcalde desde entonces, han imposibilitado que me pudiera ir de vacaciones más allá de dos o tres días. Desde que entré en el ayuntamiento a finales de 2008 no recuerdo veinte días seguidos de vacaciones.

Entró en el ayuntamiento como asesor, luego fue concejal y a continuación candidato a alcalde en 2011 y 2013. Dicen que ha aprendido usted muy rápido.

(Risas). Cuando entras en política, aunque sea un tópico decirlo, te gustaría ser alcalde de la ciudad en la que naciste. Siempre tienes esa ilusión. Me metí en el PSOE porque coincide con mis ideales. A partir de ahí uno no se marca metas, sino que vas participando y cogiendo la responsabilidad que en cada momento te plantea el partido. Eso es lo que me ha pasado.

Usted vive en Arrecife. Pocos alcaldes de este siglo y finales del anterior lo han hecho. ¿Es imprescindible vivir en la capital?

Cuando eres alcalde de una ciudad si no vives en ella, hay algo que no termina de cuadrar. No es imprescindible, pero sí necesario que las personas que estemos al frente de una administración pública vivamos donde administramos.

¿Con qué se le hace la boca agua?

Con un caldo de millo, como el de Los Gurfines, un sancocho o las croquetas y los lomos de atún en casa de Toño Luna, en La Destila.

¿Qué se llevaría a una isla desierta?

Si es una persona, desde luego que a mi pareja. Y un montón de libros. Nos encanta leer.

Aproveche y recomiende una lectura.

Inferno, de Dan Brown.

¿Cuál es el último capricho que se ha permitido?

No soy una persona de tener caprichos y decir 'voy a comprarme esto o lo otro'. Pero una de las últimas compras que me permití hace un par de meses fue un chaque (traje de neopreno) para nadar porque a veces el agua está más fresquita de lo que uno quisiera.

¿Un sueño por cumplir?

Tiene que ver con viajar porque es una de las cosas que te quedan y vas a disfrutar con lo que te llevas.

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