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Entrevista. Neurólogo

Ayoze González Hernández: "Una de las grandes virtudes de Sacks fue saber empatizar con el paciente"

"Supo transmitir de forma clara y sencilla conceptos nada fáciles sin un conocimiento básico sobre el tema", apunta el responsable del Servicio de Neurología en el Hospital San Roque Las Palmas

Oliver Sacks. LP / DLP

¿Cómo le marcó la lectura de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero,

Este es su libro más conocido y es muy bueno desde el punto de vista divulgativo, porque traduce a un nivel muy básico toda una serie de cuestiones difíciles de entender relacionadas con la neurociencia. Muchos neurólogos jóvenes hemos leído este libro en un momento en el que quizás aún no teníamos tan claro qué es lo que queríamos hacer y, precisamente, por lo claro que es y lo bien que se expresa, este libro te marca.

¿Uno de los méritos de Sacks fue conjugar la investigación con la divulgación, esto es, saber contar historias médicas?

Seguramente, Oliver Sacks haya sido el máximo exponente de la divulgación en neurociencia. Fue un gran neurólogo con muchísima experiencia y fue profesor de Neurología en distintas universidades norteamericanas. Pero, sobre todo, fue capaz de divulgarla muy bien y llevarla a un terreno desde el que se podía entender, incluso, por parte de aquellas personas sin conocimientos profundos de neurología, en particular, y de neurociencia, en general. Por lo tanto, uno de sus grandes méritos fue saber transmitir de una forma clara y sencilla conceptos que no son nada fáciles de entender sin unos conocimientos básicos sobre la materia.

Entre sus distintos estudios en el campo de la neurociencia, ¿cuáles destaca en particular?

Mi primera aproximación a Sacks fue como divulgador pero, desde el punto de vista científico, tiene varios ensayos muy interesantes. Entre otros, destaco uno que fue llevado al cine, Despertares, basado en su propia experiencia con el descubrimiento de una serie de pacientes en estado catatónico en el Hospital Monte Carmelo de Nueva York. Sacks fue capaz de darse cuenta de que todos padecían la secuela de una epidemia de encefalitis letárgica y describió una de las primeras secuelas del brote de encefalitis que hubo en Estados Unidos. Esta fue de sus primeras aportaciones y, a partir de ahí, escribió otros muchos ensayos interesantes como, por ejemplo, sobre alucinaciones, porque no sólo fue profesor de Neurología, sino también de Psiquiatría, y estuvo muy metido en el campo de los trastornos de la percepción.

¿En qué aspectos de la Psiquiatría profundizó?

Sacks exploraba mucho todo el mundo de las percepciones, ilusiones y alucinaciones, que fue otro campo que amplió mucho en los últimos años. Por eso tenía una obra muy amplia, tanto como neurólogo como psiquiatra. En general, era un concepto más parecido al de "neuropsiquiatra", que antes teníamos en España hasta que, a finales de los años 70, la especialidad se separó en neurología y psiquiatría. En el caso de Sacks, fue más un neuropsiquiatra que un neurólogo al uso, porque el mundo de la percepción y la ilusión se corresponde más con el campo de la psiquiatría y, aunque su titulación era de neurólogo, en su época ambos mundos estaban muy unidos.

Muchos destacan su visión humanista en el tratamiento de la enfermedad. ¿Es necesaria para desarrollar esta profesión?

Sin duda, es fundamental, porque cuando uno trata una enfermedad neurológica o neurodegenerativa, que se corresponden más con el ámbito de la salud mental, lo importante es poder acercarte a la persona que la padece y crear una empatía porque, como dice una máxima clásica de la medicina, "no hay enfermedades, sino enfermos". Esto es especialmente importante en patologías como estas, en las que hay que saber escuchar al paciente para entender, primero, cuál es el problema de la persona y qué es lo que pide del médico; y, a partir de ahí, intentar resolover ese problema, por lo que una visión más próxima y cercana te facilita mucho el trabajo. Por esta razón, una de las grandes virtudes de obras como El hombre que confundió a su mujer con un sombrero o Despertares es la capacidad de comprender a la persona para poder saber qué necesita y, a su vez, que esta persona pueda entenderte a ti cuando le estás hablando.

Sacks defendía que la enfermedad a menudo nutre una particular fortaleza en los pacientes al superar su problema. ¿Es así?

Sí, él mismo es un ejemplo, como ilustra esa carta de despedida que escribió cuando supo que ya iba a morir y que, de algún modo, resume cómo consideraba él que era el proceso de enfermar. Para Sacks, es un proceso diferente que hay que afrontar y que, por supuesto, hay que afrontar con valentía.

En cuanto a los cuidadores del paciente, ¿estos ensayos divulgativos pueden ayudar a entender y sobrellevar una enfermedad neurodegenerativa?

En alguna ocasión, cuando atiendo a familiares de un paciente que sufre algún tipo de demencia, como el alzhéimer, que es el tipo de demencia más común, he recomendado que lean obras como El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, porque les va a permitir comprender qué es lo que pasa por la cabeza de una persona que sufre un problema neurodegenerativo. En el campo de la demencia, la sobrecarga del cuidador o cuidadores es tremenda, porque el paciente sufre de trastornos de conducta y va perdiendo capacidades cognitivas y funcionales. Precisamente, el campo de los trastornos de tipo neurodegenerativos fue el que más divulgó Sacks y su lectura puede ayudar a la hora de saber qué se puede hacer o qué hay detrás de una enfermedad neurodegenerativa.

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