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El mundo de María

Miguel Gallardo dibuja las vivencias de su hija autista en el cómic 'María cumple 20 años' al entrar en la vida adulta

El dibujante Miguel Gallardo, ayer, en la Biblioteca Insular. QUIQUE CURBELO

Pocas cosas producen tanto placer como escuchar una buena historia y, para Miguel Gallardo, sólo existen dos tipos de narradores: quien tiene una buena historia, pero no la sabe contar; y quien tiene una historia cualquiera, pero tiene una habilidad especial para transmitirla. El dibujante catalán tiene una nueva historia, se titula María cumple 20 años (Editorial Astiberri, 2015) y la cuenta por medio del dibujo. En realidad, narra la historia de su hija, quien sufre de TEA (Trastorno del Espectro Autista), esbozada a través de los ojos de un padre a quien "su nacimiento cambió mi manera de ver las cosas", explicó ayer el autor en un nuevo encuentro del Club de Cómic, en la Cafebrería de la Biblioteca Insular.

Esta novela gráfica es la segunda parte de María y yo (2007), un diario de viajes ilustrado en que relata la rutina de las vacaciones con su hija en un resort hotelero en el sur de Gran Canaria, que se erigió en un referente literario en el terreno del autismo. El creador de Makoki, el contrahéroe underground y de argot slang que triunfó en los 80, confiesa: "Juré sobre la biblia que no haría más libros sobre María". "Pero, de repente, María cumplió 20 años y sentí que era una oportunidad para contar cómo había cambiado el entorno de María, que ya es una persona adulta que entra en la vida adulta", explica.

Como en el cómic anterior, esta entrega descubre "cómo es el mundo de María, cómo se comunica con los demás y, de paso, aprovecho para reírme un poco de ese entorno turístico en el que convivimos una semana, un lugar poco habitual para un padre y su hija autista". "Como Makoki, María es muy punki, y desmonta todo lo que tiene a su alrededor", revela, "creo que ella es un buen anfiteatro para ver cómo reacciona la gente y cómo nos comunicamos, porque con ella afloran las reacciones más primitivas de las personas".

Con la misma sencillez y humor con que traza los paseos y vivencias que comparte con su hija, Gallardo explica que "María grita porque no puede comunicar esa emoción que tiene en el momento". Como su padre, comenzó a dibujar hace poco y repite el mismo esquema, como cuando coge un puño de arena y lo contempla deslizarse entre sus dedos. "María empezó a dibujar hace poco y pinta unas formas parecidas a los Angry birds, pero un día me di cuenta de que eran personas con la boca abierta, hablando, porque a María le angustia cuando las personas hablan y ella no puede interpretarlas". Sin embargo, su estrategia es "llevar los límites más allá y hacer cosas que en los libros de autismo aparecen como prohibidas; por ejemplo, llevar a María a una manifestación o irnos a bailar a una discoteca hasta las cinco de la mañana".

Entre medias, dibuja. "Sobre María, cuento historias que, normalmente, no se cuentan en un cómic y lo hago desde un enfoque que, por lo general, no se utiliza para hablar de autismo. Busco un punto de vista positivo e, incluso, un punto de humor, que me puedo permitir porque lo vivo desde dentro".

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