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TEATRO 9o Festival Internacional de Payasos

Mucho más que payasadas

Que un espectáculo comience con un ritmo tan vibrante como el del sirtaki, es un indicio de que promete ser tan emotivo e intenso como esa danza griega. En este caso los cinco componentes de la novena edición del Festival Internacional de Payasos no defraudaron las expectativas que el público del Guiniguada depositó en ellos tras este trepidante inicio.

El payaso e ilusionista Hiram Vega, de una espigada figura de resonancias quijotescas, ejerció como maestro de ceremonias presentando a sus compañeros. El primero fue Fumán que acompañado de un tema de Goran Bregovi? realizó unos juegos malabares. En seguida Hiram Vega presentó a Luis Monzón, que interpretó al típico payaso vagabundo, ataviado con un traje harapiento y arrastrando una cesta con sus pertenencias. Bajo los sones del tema de Harry Lime de la película El tercer hombre de Anton Karas y con ayuda de varios espectadores y unos plásticos, representó un viaje en barca y la parodia de una boda valiéndose exclusivamente de gestos y movimientos corporales, al modo de un mimo. A continuación tras un breve intermedio con Hiram Vega apareció en escena Paco Pacolmo, que con un tenedor y una papa hizo una sátira sobre una operación para la extracción de cálculos biliares.

La canción Más bonita que ninguna popularizada por Rocío Dúrcal fue la alocada introducción de Nena Caracol, la única integrante femenina de este quinteto, que representó la alterada espera en un salón de belleza de una cliente. El ruido de la agujas de un reloj se mezcló con el de sus tacones en un agitado zapateado que parecía más propio de un espectáculo de flamenco que de un show cómico.

Tras un cómico espectáculo de mentalismo de Hiram Vega, volvió a aparecer Fumán, que al compás de un gypsy jazz trató de montar un atril, y Paco Pacolmo que llevó a cabo el número de ilusionismo de los vasos mágicos con el muy apropiado dúo Libiamo ne'lieti calici de La traviata de Verdi.

Esta nueva edición del Festival Internacional de Payasos demostró una vez más que este tipo de cómico hace reír a la gente burlándose de sí mismos, ya que como actor satírico ridiculiza la cotidianidad, desde la pobreza a la vanidad, pasando por la enfermedad, y cuando está acompañado de una buena selección musical, como en esta ocasión, mejor aún.

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