"La Iglesia no puede responder hoy con la misma respuesta que dio hace medio siglo entre otras cosas porque las preguntas y los problemas son otros muy distintos en la sociedad actual". Así lo afirmó ayer el sacerdote y doctor en Eclesiología, Segundo Díaz Santana, durante la lección inaugural En la estela del Vaticano II, 50 años después (1965-2015) que impartió ayer en el acto de inauguración del curso 2015/2016 en el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (Istic), en el Campus Universitario de Tafira.
Díaz inició su intervención haciendo un esbozo de lo que significó la celebración del Concilio Vaticano II en la Iglesia en los años 60, y como en la realidad de aquellos tiempos supuso "un esfuerzo sincero y serio" de atender a las preguntas que la modernidad había planteado a la Iglesia. "Una de las enseñanzas más granadas del Vaticano, es la necesidad de estar atentos a los signos de los tiempo para responder a ello desde el evangelio e iluminarlos con la luz que procede de la noticia de Jesús".
En la segunda parte planteó las claves centrales de la aportación del Concilio a la fe y a la vida de la Iglesia y ahí destacó hasta 14 claves que sirven como referencias a lo que el Concilio aportó como enseñanza. "El tiempo que nos separa de la celebración del Concilio Vaticano II ha estado marcado por los enormes cambios de toda índole que ha tenido lugar en el mundo y en la misma Iglesia. A partir de esa realidad debemos plantearnos cuáles son esos núcleos que el Concilio nos legó como herencia para revitalizarlos hoy y responder a nuestro momento actual".
Así llegó a la tercera parte de la conferencia, en la que planteó la nueva evangelización en el mundo de la globalización. "El mundo y las sociedades actuales son bien diferentes a las de las décadas del Concilio y el impulso del Vaticano II que ha estado presente este medio siglo pasado, demanda nuevos bríos para nuevas e inéditas situaciones humanas y sociales". Segundo Díaz defendió la figura del papa Francisco "que con su carisma peculiar apunta en la dirección de un nuevo lenguaje, de forma sencilla y cercana, de un evangelio 'sin glosa', que toca en el corazón de quienes lo oyen y lo ven. Yo entiendo que el magisterio del papa Francisco, resulta muy esclarecedor y lleno de un impulso audaz y renovador".
El profesor emérito del Istic apuntó en este sentido, una serie de claves para seguir la "estela" del Vaticano II, empezando por la Iglesia de los pobres, "en este momento de tanta situación dura en la humanidad"; seguida de la acción pastoral y sus exigencias de salir a la calle y estar en contacto con la realidad, "una Iglesia que no esté vertida hacia dentro, sino que sea capaz de salir".
También apuntó hacia la urgencia de abordar los nuevos lenguajes, "la nueva hermenéutica"; la corresponsabilidad y la reforma pastoral; así como el legado y el papel de la mujer en la Iglesia. Abogó además, por el ecumenismo entre los cristianos, pero al mismo tiempo por el diálogo intrarreligioso, con otras religiones, "porque en este momento está claro que si las religiones no trabajan y luchan por la paz en el mundo no habrá paz en el mundo", concluyó el profesor Díaz.
