¿Cuáles son los retos de Cáritas España?
Principalmente, replantear su identidad. Llevamos unos años de crisis económica, en los que Cáritas se ha volcado en la atención a los necesitados desde un punto de vista material. Pero existen nuevas pobrezas que debemos de abordar. ¿Cuáles? La soledad, la vejez, los refugiados... Todas estas situaciones son nuevas para nosotros y necesitan de una respuesta por parte de la Iglesia. Otros dos retos importantes son la renovación de la espiritualidad y el impulso de la actividad caritativa en todas las parroquias. La caridad no es sólo competencia de la Iglesia, sino de toda la comunidad cristiana. Y para poder llevarla a cabo hay que cuidar mucho la formación. En este contexto, debemos tener presente que la caridad no consiste en dar cosas, sino en estar cerca de los que nos necesitan. A veces corremos el riesgo de centrar la actividad caritativa sólo en aspectos económicos o materiales. Y no es así. Lo más importante es que las personas se sientan valoradas y acompañadas.
¿Hacia dónde debe caminar la Iglesia para llegar a los jóvenes?
Yo creo que tenemos que mirar al pasado, al Evangelio. Creo que los jóvenes de hoy tendrían que plantearse seriamente hacer algo por los demás. Dada la situación de indiferencia religiosa que reina ahora, la solución pasa por hacerles a los adolescentes una invitación a participar, a descubrir lo que se siente al ayudar a otros, a experimentar la felicidad... El anuncio ya vendrá.
¿Qué balance hace de este último año en Cáritas?
A nivel nacional y desde la responsabilidad que me han concedido como máximo responsable de la organización, lo primero que tengo que hacer es darle las gracias a Dios por la respuesta tan generosa que hemos recibido. Y no solamente de Cáritas como institución organizada en diócesis, sino de la cantidad de voluntarios que acogen a personas que necesitan su ayuda. Yo creo que en este sentido, la Iglesia española, a través de Cáritas, ha prestado un servicio extraordinario en estos años de crisis. Pero no podemos conformarnos. El amor por los demás siempre te exige más. Tenemos que abrir la mente y descubrir las nuevas pobrezas. Pobrezas que, como decía antes, merecen una atención urgente. ¿Por qué? Porque el hombre puede tener recursos económicos, puede estar en una situación de bienestar material, pero por contra puede necesitar cariño o comprensión.
¿Cuáles son las causas de esas nuevas pobrezas?
En las grandes ciudades es consecuencia de la soledad al no tener a la familia cerca. En otros casos es consecuencia de la vejez, de la emigración que se produce dentro de las ciudades europeas, de la gente que se marcha del campo... Yo lo veo en mi diócesis, cada vez hay menos gente en los pueblos, están solos y lo pasan mal. Hay muy poca gente en los pueblos que está sola y que lo está pasando muy mal. Es decir, hay un conjunto de causas que son las que han generado estas nuevas pobrezas. Y hemos de analizarlas bien, porque si no lo hacemos corremos el riesgo de dar soluciones no acertadas.
¿Cuál es la postura de Cáritas en cuanto a los refugiados?
Nuestra postura es la de colaborar. Pero en este tema tiene que existir una buena coordinación entre instituciones civiles, tanto a nivel nacional como autonómico, cuando llegue el momento. El trabajo con los emigrantes no es nuevo para la Iglesia ni para Cáritas. Llevamos años realizándolo y es importante que se tenga en cuenta. Tenemos que dar la mayor ayuda posible a los refugiados de forma conjunta. Y esa ayuda no sólo pasa por darles un techo, sino también por el acompañamiento y el trabajo. No va a ser cuestión de días, el problema se va a prolongar en el tiempo. Por eso, tenemos que ayudarles a realizarse como personas desde el punto de vista espiritual y laboral.
¿La llegada de refugiados cree que puede contribuir a rejuvenecer la sociedad española?
Desde luego, tenemos que ver la emigración desde esta perspectiva y no desde otra negativa. A lo largo de la historia hemos utilizado a los emigrantes para resolver ciertas necesidades y luego ponerlos patitas a la calle. Su presencia nos enriquece desde el punto de vista cultural, social, laboral e incluso religioso. Pero yo creo que el problema que tenemos en estos momentos es que estamos desbordados o lo vamos a estar. Es tanto el número de refugiados que van a llegar que tendremos que mirar muy bien cómo planteamos una buena acogida.
¿Qué opina del recorte horario de la asignatura de Religión?
En es tema todos tendríamos que tener en cuenta los acuerdos que han firmado el Gobierno español y la Santa Sede. Unos acuerdos que nos obligan a todos a cumplirlos, pues son de tipo internacional y prevalecen sobre las leyes del propio país. De cara el futuro, la solución deber venir a través del diálogo, de soluciones que de alguna forma respeten estos acuerdos.
