El papa Francisco, que ayer regresó del viaje más largo de su pontificado, a Cuba y Estados Unidos, no se considera una "estrella" a pesar de las multitudes que le aclamaron, sino solo un "siervo de los siervos de Dios. Cuántas estrellas hemos visto que después se apagan y caen. Es una cosa pasajera. En cambio ser el siervo de los siervos de Dios es bueno, eso no pasa", comentó a los medios internacionales en el avión en el que voló desde Filadelfia (Estados Unidos) a Roma.

"Yo no sé si he tenido éxito o no, pero yo tengo miedo de mí mismo. Porque me siento siempre débil, no sé, en el sentido de no tener el poder", reconoció el pontífice. "También el poder es una cosa pasajera: hoy está y mañana no está. Es importante si tú con el poder puedes hacer el bien. Y Jesús ha definido el poder: el verdadero poder es servir, hacer los servicios más humildes", agregó el pontífice.

Jorge Mario Bergoglio añadió: "Y yo tengo todavía que avanzar en este camino del servicio, porque siento que no hago todo lo que debo hacer".