"¿Da el dinero la felicidad?" Esta es la pregunta que toda persona se ha planteado alguna vez en la vida y sobre la que ayer por la tarde se debatió y profundizó en una charla celebrada en el Club LA PROVINCIA. "Estamos supuestamente saliendo de una crisis económica que evidentemente ha dejado una gran grieta social en España entre ricos y pobres", señaló ayer Sebastián Quintana, periodista y direc-tor de Portada Comunicación, antes de su intervención en el debate del Club LA PROVINCIA, en la que también participó el público asistente.

Quintana añadió que, tal y como reflejan los estudios, en época de crisis los conceptos de felicidad cambian. "Lo realmente difícil es definir qué es la felicidad porque tendemos a confundirla con bienestar, placer y satisfacción", señaló.

El periodista estuvo acompañado por Jerónimo Barrera, delegado de Ausbanc, y José María Cabrera, sacerdote y psicoterapeuta, quienes, desde sus particulares puntos de vista, analizaron algunas definiciones de felicidad no exentas de humor, como la que dice que "la calidad de vida del ser humano es tener buena salud y mala memoria".

Otras definiciones son menos humorísticas y menos concisas como la que aporta la Real Aca-demia de la Lengua (RAE) que considera a la felicidad como "estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien" o "satisfacción, gusto, contento", en su segunda acepción. Los participantes analizaron algunas de las maneras más comunes de entender la felicidad, haciendo hincapié en lo que se ha denominado fetichicidad, que confunde felicidad con el amor al objeto. "Basamos la propia existencia deseando y anhelando lo que no poseemos y minusvalorando lo que ya poseemos", lamentó Quintana.

Otro de los puntos en los que se profundizó durante una animada charla fue la salida que le da el ser humano al dinero una vez que lo consigue. En este sentido, Barrera, Cabrera y Quintana comentaron las opciones para invertir ese dinero ganado de manera honrada o no, dependiendo de los casos.

Entre estas opciones barajaron, por ejemplo, regalarlo a una iniciativa altruista, ayudar a un hijo para que se matricule en la universidad o invertirlo y gastarlo en todo aquello nos da la felicidad aparente, como puede ser ropa, coches o joyas. Todo para conseguir esa felicidad que tanto anhela el ser humano.