Alberto Rodríguez terminó ayer el rodaje de su nuevo y esperado largometraje, El hombre de las mil caras, que, tras el éxito de La isla mínima, es todo un desafío: "Ésta es una historia de pícaros, de timadores, de mentirosos; es de espías, pero aquí no dice nadie la verdad".

Rodríguez vuelve a la historia reciente de España con este thriller ambientado en los años 90 en torno a la vida del agente secreto español Francisco Paesa y su determinante papel en la fuga y posterior entrega del entonces jefe de la Guardia Civil, Luis Roldán.

El director afirmó que lo que más le interesó de la historia "es que el problema sigue vigente".

La película acota sólo unos años del exagente secreto del Gobierno español, cuya vida fue (o quizás es, porque no se sabe si está vivo o muerto) tan intensa como la de cualquier espía del cine americano.