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Entrevista. Escritor

Antonio Martín: "Escribí 'Lonitas negras' inspirado en las injusticias de especulación urbanística"

"Conservaba bocetos de cómo era la ciudadela en la que nací con bastantes detalles, los cuales se encontraban agarrados a mis vivencias de la niñez", afirma el novelista

Antonio Martín, autor de Lonitas negras, junto a la Casa de la Pólvora de Santa Cruz de Tenerife, ayer. LP / DLP

¿Cómo surge la idea de escribir Lonitas negras

Nunca pensé escribir un libro. Conservaba bocetos de cómo era la ciudadela en la que nací con bastantes detalles, los cuales se encontraban agarrados a mis vivencias de la niñez. Los hice en mi época de estudiante. En aquel esquema gráfico ya estaba comprimida toda una época y una forma de sobrevivir. Una vez pasado el primer año de trulenque del jubilado, empecé a escribir algo así como relatos cortos, secuencias, flashes de aquellas vivencias. A raíz de la documentación encontrada en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, aquellos relatos fueron tomando forma de narración Lonitas negras.

¿Qué ha querido transmitir?

Quise dejar constancia de las vidas de mucha gente que malvivió y malmurió sin un porqué razonable. Quise expresar lo que puede sentir una comunidad de vecinos que no puede hacer uso de los retretes comunales porque están tupidos durante varios días. ¿Eso es soportable para un ser humano? ¿Por qué ocurrió allí y no en otros sitios? Quise transmitir cómo la injusticia siempre provoca sufrimientos innecesarios. Y esa injusticia provenía de un sistema socioeconómico respaldado por los poderes públicos y agrandada por la indignidad de la dictadura franquista. El núcleo central de la novela se ubica en la década de los 50 del siglo pasado, en pleno régimen militar.

¿Es una historia o una denuncia del expolio de los barrios de El Cabo, Los Llanos y parte de Las Cuatro Torres?

Ambas cosas. Ya disponía de varias historias escritas, y de otras muchas sin escribir. Además sabía qué era lo que quería contar. Lo único que faltaba era proporcionar una columna vertebral para conformar un cuerpo narrativo y coherente. Es la historia de las lonitas negras de mi abuela y de todas las abuelas del mundo que, con ganas de justicia y venganza, aguantaron las actuaciones de tanto sinvergüenza.

¿Definiría su estilo como novela negra?

Me encantan las historias de las novelas negras. Muertes enlazadas, no ya con una trama donde la crítica social puede ser puramente anecdótica, sino con el análisis sociopolítico adecuado y un compromiso político claro. Un ejemplo lo tenemos en el sueco Henning Mankell: aporta enigma y entretenimiento y claves sutiles para descubrir los orígenes de las injusticias sociales. Está comprometido con África y su liberación. Lonitas Negras participa de ese carácter de novela negra, que al mismo tiempo es novela histórica, salpicada de retazos costumbristas. El lenguaje de los barrios de la época aparece en boca de los personajes en multitud de sitios reconocibles por los chicharreros. Al contrario que en la generalidad de las novelas negras, en las que se detiene al autor del asesinato, esta novela incorpora un tratamiento especial a los responsables de las ocho muertes ocurridas.

La historia de sus personajes muestran prácticas de santería y cultura afrocubana. ¿Esos aspectos forman parte de la cultura canaria también?

El otro día me comentaron que mi abuela Mariquilla, aparte de los nuestros, también curaba los empachos de los niños del barrio. Te ponía acostado bocarriba, te untaba la barriga de aceite, te daba unos masajes, colocaba encima un papel del que se usaba para envolver el azúcar a granel, mientras te rezaba dulcemente no sé qué oraciones aprendidas o inventadas. Ella no sabía leer ni escribir. Aquellas prácticas santeras fueron la medicina de los pobres. Nuestros antepasados emigraron a Cuba. Uno de los efectos de la conquista de Canarias fue la venta de los aborígenes como esclavos y, luego más tarde, vino la emigración forzada para trabajar en los ingenios azucareros y en el tabaco. En esa situación no era de extrañar que muchos canarios lucharan del lado cubano en la guerra de 1908. La influencia cubana en las islas fue crucial. Y en lo religioso las prácticas del vudú, disfrazadas de catolicismo, arraigaron en lo que llamamos santería. ¿Nos hemos fijado en que existen vírgenes negras en varios lugares de Canarias? ¿Por qué vírgenes morenitas en una sociedad como la nuestra donde la población aborigen no era negra, ni tampoco lo eran castellanos, ni portugueses? ¿No será que eran imágenes esculpidas en los talleres de Sevilla para exportarlas a Cuba, Santo Domingo... por la razón que fuera, se quedaron aquí? La veneración tan grande a las "vírgenes morenitas", indudablemente se debe a la mezcla intercultural y religiosa de pobladores blancos y la población de origen africano, esclavizada, presente en nuestra tierra. Y esto forma parte de nuestra cultura, tal como se muestra en la novela.

¿Qué acogida ha tenido?

A la gente que la ha leído le ha gustadomucho. Espero que el aterrizaje en Gran Canaria sea también positivo.

¿A partir de la novela ha surgido alguna iniciativa para recuperar la memoria de su pueblo?

Recuperar la historia de un barrio es recuperar la Historia de Canarias. Cuando ocurre eso es para estar esperanzados. Estamos realizando un proyecto de dignificación de la historia de Los Llanos, El Cabo y Las Cuatro Torres. Gracias a Dios, y al apoyo incondicional de varios colectivos, se ha conseguido que todos los grupos políticos municipales adoptaran, el 30 de abril pasado, un acuerdo plenario apoyándolo. Dentro del acuerdo destaca la creación de un Museo de Historia y Antropología de los Barrios Antiguos en Casa de La Pólvora.

¿Está escribiendo alguna otra novela o libro?

Sí, estoy en la fase de investigación y documentación. Será otra novela histórica y negra. Me falta definir alguno de los elementos de la estructura narrativa y el diseño de los personajes. Esta vez el emplazamiento de la trama de fondo será en un pueblo del sur de Tenerife. Adelanto que no habrá tantas muertes como en Lonitas negras.

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