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Corma: "España ha perdido una generación de científicos y costará recuperarse"

"La posibilidad de ganar el Nobel no me quita el sueño, más me preocupa el día a día en el laboratorio", manifiesta el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica

Avelino Corma. LP / DLP

Avelino Corma, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2014, puede presumir, además, de ser uno de los científicos españoles con más opciones de ganar el Nobel, pero no pierde el tiempo pensando en distinciones. "Soy un trabajador de la ciencia. Lo que más me preocupa es la labor que hacemos día a día en el laboratorio", subraya.

Las innovaciones que ha liderado desde el Instituto de Tecnología Química para el desarrollo de catalizadores y nuevos materiales han revolucionado la elaboración de infinidad de productos de uso cotidiano, desde combustible para vehículos hasta cosméticos o medicamentos. ¿Cuál es su próximo reto?

Queremos ir un paso más allá, diseñar catalizadores sólidos que permitan reaccionar a las moléculas como nosotros queremos que lo hagan, de manera totalmente personalizada, tal como ocurre en los seres vivos, incluidos, por supuesto, los humanos.

Explíquese un poco más?

Cuando trabajamos en laboratorio, intentamos hacer que la molécula A reaccione con la molécula B, dando lugar a la molécula C, pero lo que obtenemos, a veces, son las moléculas D, E, F, G?, y así se pierde mucha materia prima. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, no estamos haciendo el mejor uso posible de nuestros recursos. Nuestro objetivo es dirigir estas reacciones hacia el producto que nosotros queremos, sin que se formen esos subproductos.

En varias ocasiones ha comentado que su vocación científica germinó en la huerta de sus padres, agricultores de profesión, mientras les ayudaba a plantar patatas, tomates y melones?

Así es. Allí, en el campo, rodeado de naturaleza y de animales, fue donde empecé a pensar por mí mismo, a hacerme preguntas sobre fenómenos sencillos que veía a mi alrededor. De ese hábito, mitad innato y mitad adquirido, es de donde nació mi interés por diseñar experimentos para entender cómo funcionan las cosas y tratar de mejorarlas.

Vaya si lo ha hecho? Ha desarrollado más de un centenar de patentes, ha publicado más de 900 artículos en revistas científicas de referencia como Nature o NatureScience

No es un tema que me quite el sueño. Soy un trabajador de la ciencia, funciono día a día y lo que más me preocupa es el trabajo que hacemos en el laboratorio. Los premios, si llegan bien, y si no, también. Mi mayor estímulo es seguir generando conocimiento que pueda ser transferido a la industria para mejorar la vida cotidiana de las personas.

¿Qué siente cuando ve que científicos jóvenes y con talento se ven obligados a hacer la maleta y emigrar a otros países ante la falta de oportunidades laborales en España?

Me entristece mucho esta situación. Se está dejando escapar el talento, y esto es responsabilidad tanto del Gobierno como de las empresas, que no están creando las condiciones ni los puestos de trabajo necesarios para que jóvenes que han estudiado en España, y que han ampliado su formación en el extranjero, puedan volver y transferir sus conocimientos a la industria. Se ha perdido una generación de científicos, y habrá que hacer un gran esfuerzo para recuperarse.

¿Qué les diría a los dirigentes políticos para convencerlos de que invertir en ciencia básica es fundamental?

Les diría que es absolutamente necesario ampliar el conocimiento, que tenemos que saber más sobre las cosas. Les recordaría que los países más avanzados son los que invierten en investigación básica, que es la que alimenta el desarrollo industrial y genera riqueza; no puede haber innovación sin creación de tecnología, y viceversa; y les preguntaría qué lugar quieren ocupar en el mundo.

¿La figura del investigador que se dedica a hacer ciencia básica es suficientemente valorada por el ciudadano de a pie?

Pienso que sí. La sociedad entiende que para mejorar el desarrollo y evolucionar es preciso invertir en investigación. Sin ciencia no hay tecnología, y sin tecnología no hay progreso.

¿En qué emplea su mente un científico de primer nivel cuando no está encerrado en el laboratorio?

Para mí no es fácil desconectar. La ciencia ocupa buena parte de mi vida, reconozco que a veces, cuando estoy cenando con mi familia o mis amigos, mientras ellos me hablan, yo estoy pensando en mis últimas investigaciones. Pero también tengo aficiones. Una de las actividades que más me distraen es la cocina, disfruto muchísimo entre fogones, cocinando mientras escucho música clásica y veo el mar a través de la ventana de mi casa. Y también soy feliz cuando mi mujer y mi hija me felicitan por mis platos, es una doble satisfacción.

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