Como dice el refrán: renovarse o morir. Esas dos palabras rondan últimamente las cabezas de muchos diseñadores internacionales, que han decidido retirarse con el objetivo de incorporar aires nuevos en sus creaciones. El último en hacerlo ha sido el estadounidense Ralph Lauren, artífice de la marca del mismo nombre. A sus 75 años, Lauren opina que la compañía "debe cambiar" y por eso deja su puesto en manos del joven empresario Stefan Larsson, presidente de Old Navy -la cadena de bajo precio de Gap-. Eso sí, el diseñador no tira la toalla por completo, ya que seguirá ejerciendo como director creativo. Larsson tendrá por delante un duro reto: seguir reinventando el estilo folk estadounidense y buscar una fórmula mágica que le ayude a paliar la caída en picado de su cotización en la bolsa, un 44 por ciento el último año.

De cualquier forma, Raph Lauren no es el único que en los últimos meses ha dicho adiós a las pasarelas. En julio fue Donna Karan y en 2014, Óscar de la Renta. Pero hay despedidas mucho más sonadas como la de Yves Saint Laurent, que aceptó la compra de su empresa en 1999 por parte del Grupo Gucci y se retiró definitivamente en el 2002. O eso al menos firmó sobre el papel, porque en la realidad se dedicó a hacerle la vida imposible a su sucesor, Tom Ford.