"Esta es la tercera vez que me cambio de sitio, porque hoy es una auténtica locura. Me vuela todo con el viento y lo que más me preocupa es la máquina". Ramón Bértolo, vendedor del cupón de la ONCE, acudía ayer, fielmente, a la cita con sus clientes en la calle Michelena de Pontevedra. Lo que no se imaginaba es que a media mañana iba a ser "invitado" a dejar la entrada del Ayuntamiento, donde él se había resguardado evitando las fuertes lluvias y el viento.

"Algunas de las personas que me compran el cupón se quedaron muy sorprendidas, porque no se esperaban que me hiciesen eso. Llevo nueve años vendiendo en Pontevedra", explicaba una hora más tarde Bértolo, ya a buen recaudo en la entrada de la droguería Luis, que estos días se encuentra cerrada y con el escaparate empapelado.

Bértolo era consciente del mal tiempo que hacía, pero, como muchos pontevedreses saben, ese no es un motivo suficiente de peso para que el joven se quede en casa, al igual que otros vendedores del cupón. Así que cogió sus cosas y se encaminó al lugar donde suele repartir la suerte a diario: en la esquina de la calle Michelena con la Praza de España.

El viento tumbaba el soporte

A la vista de que el viento le tumbaba continuamente el soporte donde expone los décimos y los carteles con las cantidades de los premios especiales, el vendedor de la ONCE decidió buscar un lugar más tranquilo para proceder a la venta.

"Me fui al portal del Concello (al nuevo) porque en una ocasión hace tiempo pregunté si podía estar ahí algún día de lluvia y me dijeron que sí, que no había ningún problema".

Sin embargo, se llevó una sorpresa desagradable cuando un agente de la Policía Local se acercó a él para decirle que, por favor, tenía que salir de aquel emplazamiento, un comentario que también escucharon algunas personas que en ese momento entraban y salían en el edificio.

A Ramón Bértolo, que todos los viernes entra en el Ayuntamiento a vender décimos para algunos trabajadores del consistorio, el trato recibido le entristeció, pero, sobre todo, le enfadó. "Ahora mismo, me pillas bastante enfadado, la verdad, pero ya se me pasará, porque quiero pensar que ha sido cosa de esa persona en concreto", reconocía ya ubicado unos metros más allá del edificio consistorial el vendedor al que el alcalde de Pontevedra le ha comprado décimos en más de una ocasión.

Curiosamente, Ramón Bértolo recibió en 2013 el Premio Mobilidade Ciclista de la Biciweek, una iniciativa organizada por el Concello de Pontevedra.