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Entrevista. Psicóloga

María Jesús Viera: "Las miradas incómodas provocan reacciones de aislamiento"

¿Cómo se ayuda a una persona a la que le acaban de diagnosticar cáncer?

Nuestra actuación en los hospitales se basa en asistir a la mujer recién diagnosticada porque hay niveles de angustia y de shock muy altos. Damos soporte, ayudamos a que se asesore, a disminuir los niveles de incertidumbre ante la noticia y le damos la posibilidad de un seguimiento en la sede de la Asociación Canaria de Cáncer de Mama.

¿Qué es lo primero que viene a la cabeza en ese momento?

Principalmente es un miedo. Miedo a la muerte, al sufrimiento, a la enfermedad, a la desfiguración, a la incertidumbre, a los múltiples cambios... Si tienen niños pequeños, se preocupan sobre qué será de ellos. En un principio, como es un diagnóstico inicial a la espera de estudios más profundos y a la cirugía, hay un período de incertidumbre que se lleva muy mal. Ahí la experiencia emocional es muy intensa y se sufre ansiedad, miedo, insomnio, desconcierto, angustia...

¿Dentro de la asociación que servicios ofrecen?

Un servicio de apoyo psicológico tanto para las personas afectadas como para sus familiares. La finalidad es acompañarles durante todo el proceso. En cada fase de la enfermedad las necesidades son diferentes y se van planteando nuevos retos. El momento del diagnóstico es mucho shock y cuando comienzan los tratamientos aumenta el malestar físico y anímico. Posteriormente se va regularizando y se van familiarizando con los tratamientos.

¿Hasta que punto es importante el apoyo familiar?

Es fundamental. Las personas que menos recurren al servicio de apoyo psicológico son aquellas que presentan más recursos sociales, ya sea por parte de la familia, la pareja, los hijos o los amigos. También afecta el entorno laboral y las facilidades que se les da en el trabajo. Es muy importante que la comunicación sea abierta y sincera. Muchas veces se deja de hablar por miedo a cargar a los familiares, pero se trata de que todos trabajen al unísono contra un frente común.

¿Influye la edad a la hora de enfrentarse a esta enfermedad?

Cuando a una persona le diagnostican un cáncer con 20 o 30 años el impacto es mucho mayor. La respuesta emocional es similar en la mayoría de las personas, pero es mucho más traumático cuando es más joven porque no lo espera. Eso sí, la adaptación es más fácil en personas jóvenes porque tienen un espíritu de lucha más marcado que se intensifica aún más si hay niños.

Una de las cuestiones a las que hay que hacer frente es el cambio estético, un aspecto que preocupa mucho a las mujeres.

Afecta mucho a la mujer y sobre todo en un momento social como este en el que se da muchísimo valor a la imagen. Llegan muchas veces atormentadas por preocuparse por algo tan banal, pero es una presión social. Por eso les damos asesoramiento oncoestético (pelucas, cuidados de la piel, maquillaje, pañuelos...). Las miradas incómodas en lugares públicos afectan mucho, y se ven presionadas por este acoso social. Esto provoca muchas reacciones de aislamiento, que no nos viene bien a nadie porque nos vamos encerrando en nuestra propia realidad, que muchas veces está distorsionada porque nuestra mente está bajo emociones muy intensas. Viene bien salir y contrastar otras realidades. Lamentablemente, el cáncer todavía tiene un estigma a nivel social. Las miradas incómodas hacia alguien que va con un pañuelo por la calle no ayudan a superar el cáncer.

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