El Sínodo de obispos sobre la familia que comenzó ayer recordó que reflexionará sobre los divorciados vueltos a casar y que hay que evitar discriminar a los homosexuales, pero rechazó el matrimonio de personas del mismo sexo. Los 270 padres sinodales, cardenales, obispos y religiosos con derecho al voto, más unos 90 entre auditores y expertos, se reunirán hasta el 24 de octubre para dar respuestas como Iglesia católica a los nuevos "desafíos" que propone la familia actual.

El relator general del Sínodo, el húngaro Peter Erdó, fue el encargado de leer el resumen de los temas que se afrontarán en esta asamblea y que han surgido tras las conclusiones del anterior Sínodo de octubre de 2014 y las nuevas preguntas realizadas a las conferencias episcopales. En su resumen, el cardenal Erdó tocó dos de los temas que como en la anterior asamblea monopolizarán la atención: el de los divorciados vueltos a casar a quienes la Iglesia considera en una situación de grave pecado y se les niega el acceso a los sacramentos y el de cómo comportarse ante las personas homosexuales.

Este resumen sobre el que se concentrarán los padres sinodales parte de la idea, leyó Erdó, de que existe una petición de "acompañar a los divorciados que se han vuelto a casar a una mayor integración en la vida de la comunidad cristiana".

Se destaca cómo la integración de estas personas en la Iglesia puede realizarse de varias maneras, pero "diferentes de la admisión a la Eucaristía", mientras que la posibilidad del llamado camino penitencia (para obtener el perdón) "tendrá que ser profundizado y precisado".

En el capítulo sobre "la atención pastoral hacia las personas con tendencia homosexual" Erdó recordó que "aunque este problema no es relativo a la familia, se presentan situaciones que comprometen la vida familiar" y por ello se afrontará.

La relación del cardenal húngaro subraya antes que nada que "no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia".

El Sínodo se limitará, como ya hizo en la anterior asamblea, a afirmar que "los hombres y mujeres con tendencia homosexual tienen que ser acogidos con respeto y delicadeza" y que "hay que evitar cualquier tipo de injusticia discriminación". "Cada persona tiene que ser respetada en su dignidad independientemente de su tendencia sexual", puntualizó. Y lo que se espera por parte del Sínodo es que "los programas pastorales reserven una específica atención a las familias en las que viven personas con tendencia homosexual y a estas personas".

También discutirán la atención a los fieles que conviven o se han casado por lo civil, "porque no se sienten preparados para celebrar el sacramento, vistas las dificultades que tal decisión puede provocar".