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Tecnología

PES 2016: El retorno del rey

El simulador de Konami vuelve a convertirse en un duro competidor para FIFA

Una escena de un partido de 'Pro Evolution Soccer 2016'. lp / dlp

Después de unos cuantos años sin dar con la tecla, los chicos de Konami han logrado resucitar una de sus sagas más aclamadas. El nuevo Pro Evolution Soccer (PES) da un paso al frente y recupera muchos de los elementos que lo hicieron grande durante su época dorada, a principios de siglo, con títulos como PES 4, PES 5 y PES 6. Ante el estancamiento que sufre FIFA desde hace cuatro años -después del genial FIFA 12-, el simulador de Konami resurge por fin como una auténtica alternativa al de EA Sports para disfrutar del deporte rey en España en las consolas.

Es cierto que, en casi todos los aspectos, FIFA le sigue ganando la partida a PES: calidad gráfica superior, más licencias -aunque el de Konami cuenta con la de la Champions y su competidor no-, mayor nivel de detalle, más modalidades de juego... Pero en lo que es más importante en un videojuego de fútbol, la jugabilidad, PES vuelve a brillar con luz propia.

De todos matices de la jugabilidad, el videojuego destaca en lo que al control de los jugadores se refiere. Así como con FIFA el usuario tiene una mayor sensación de descontrol cuando trata de hacer movimientos con un futbolista, con PES el control es total e intuitivo, y transmite una sensación de auténtico fútbol. En el simulador de Konami sí existe el centro del campo y se puede practicar el juego de toque y realizar regates de forma mucho más instintiva, en un título que introduce mejoras que dejan atrás contratiempos por todos conocidos. En general, la regenerada jugabilidad permite disfrutar de un juego más realista y divertido a la vez.

No obstante, aún le quedan muchas cosas por pulir. Por ejemplo, el más que correcto sistema de pases no da la posibilidad de modificar la dirección de un pase entre el momento en el que el usuario da la orden y el que el jugador la ejecuta. En cuanto a los tiros, la potencia que pueden llegar a adquirir los disparos -incluso desde fuera del área- los hace más peligrosos de lo que probablemente deberían ser.

Además, en ocasiones, las reacciones de los futbolistas para lanzarse a por un balón dividido se tornan excesivamente lentas. En las jugadas a balón parado, que una guía de puntos oriente los chuts se antoja algo anticuado y no se corresponde con el modelo que usaba la saga de Konami en sus buenos tiempos.

A pesar de estos -y algunos otros- puntos negros en la jugabilidad, la experiencia en PES es probablemente más cercana a un simulador, mientras que en FIFA es más arcade, en comparación. En otro orden de cosas, resulta incomprensible que Konami haya lanzado el juego con las plantillas de la temporada pasada; por suerte, ya han anunciado una actualización para subsanar este problema, que estará disponible a partir del día 29 de octubre.

Estos pequeños fallos, que no llegan a empañar todas las virtudes que aporta el juego, deberían ser, a priori, fácilmente salvables de cara al futuro. Ojalá la entrega del año que viene dé en el clavo de manera aún más determinante; al menos, esta senda es la correcta. Su competidor también puede coger recorte, porque los beneficiados de los avances en cualquiera de las dos franquicias son, indudablemente, los usuarios. Y más todavía los que no se "casan" ni con una ni con otra.

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