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Cine 'Pan (Viaje a Nunca Jamás)'

El cuento de nunca acabar

Hugh Jackman, en un fotograma de 'Pan (Viaje a Nunca Jamás)'. LA PROVINCIA / DLP

El cineasta francés François Truffaut dijo en una ocasión que "quien quiera que cultive la fantasía en el arte está un poco loco. Su problema estriba en hacer interesante esa locura". Cada vez resulta más difícil encontrar una película dirigida a un público infantil no ya que sea buena sino, cuanto menos, que la fantasía sea algo más que un demencial circo de tres pistas donde cabe de todo (aventuras, melodrama, musical, videoclip), generando en el espectador la idea errada de que la fantasía tiene mucho de popurrí. Sensación acrecentada después de ver Pan (Viaje a Nunca Jamás) de Joe Wright. Es sano mantener limpia la fantasía de los niños, pero esa pureza no se preserva mediante la acumulación de efectos especiales, sin apenas espacio al resuello, como hace Wright en la parasitaria Pan (Viaje a Nunca Jamás), cuyos personajes están extraídos de la novela de James M. Barrie Peter Pan, en la que el director inglés se limita a explotar los trucos y artificios del género, incapaz de comunicar al espectador nada importante, o nada que no supiera ya, a excepción de su eclecticismo a la hora de elegir novelas para adaptar al cine: Jane Austen (Orgullo y prejuicio), Ian McEwan (Expiación), Lev Tólstoi (Anna Karenina).

Quien se quiera tomar muy en serio Pan (Viaje a Nunca Jamás) lo tiene bastante complicado. Vaciada de su carácter lúdico, la historia no hay por dónde cogerla. Peter es un huérfano de 12 años que se ha pasado toda la vida en un orfanato londinense hasta que una noche se ve transportado a un mundo lejano lleno de piratas, guerreros y hadas, un mundo que tiene más de batiburrillo que de fantástico. Llama la atención que a estas alturas, cuando la literatura infantil y juvenil parece haber alcanzado una determinada consistencia, Wright haga caso omiso de los trazos más interesantes de ésta y se contente con abrazar, sin mayores complicaciones, las constantes del cine de acción hollywoodiense más característico.

Que quede claro que Pan (Viaje a Nunca Jamás) me parece que vale más bien poco si la comparamos con las también parasitarias Hook (1991) de Steven Spielberg o Descubriendo Nunca Jamás (2004) de Marc Forster, aunque yo volvería a ver la película de Wright sólo por apreciar de nuevo la determinación de Hugh Jackman para interpretar a un personaje histérico y egoísta como Barbanegra. ¿Qué retener de Pan (Viaje a Nunca Jamás) a nivel cinematográfico? La impresión de que a la obra de Barrie le queda cuento para rato.

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