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'Golpe de estado'

Una familia en apuros

Owen Wilson abandona el campo cómico y pasa a ser un abnegado padre de familia metido en un buen lío, revelándose de pronto como un héroe doméstico (no se puede comparar con Tras la línea enemiga, donde hacía de improbable piloto de guerra) que sale de las situaciones más apuradas con repentinos recursos para la acción. Con un arranque que recuerda el de Lo imposible (una familia en un avión dirigiéndose a un país asiático), Golpe de estado juega (como El coro) a vender un protagonismo de Pierce Brosnan que no es tal (aunque la película gane en interés cuando sale él, sobre todo en su última escena, nada jamesbondiana en cuanto a sus consecuencias), y cuando le vemos sentado detrás de Wilson y su esposa e hijos ya sabemos por dónde van a ir los tiros. Que no tardan en aparecer, porque es llegar al país a trabajar y ya se monta un follón (sin dar muchas explicaciones, la revuelta solo es una excusa para llenar la pantalla de asiáticos feroces y gritones, podrían haberlos sustituidos por zombis y daría igual) que pone a la familia en fuga por medio país.

Golpe de estado funciona sin mayores complicaciones cuando estalla el conflicto y vemos a Wilson metido escapando de las hordas hostiles y rescatando a su familia en el hotel. Pero pronto sale a la luz las malas formas de un director que rueda una de las secuencias más torpes del año, con un helicóptero atacando a los fugitivos en una azotea y con unos "saltos" de edificio a edificio pésimamente rodados, con una cámara lenta horrible.

El resto de la película no abandona nunca su condición de americanada anticuada, digna de los años ochenta, pero se deja ver, e incluso tiene un par de buenas escenas de diálogo: cuando Brosnan le habla claro sobre las maniobras occidentales para endeudar y luego esclavizar al Tercer Mundo y una charla de los esposos que pudiera ser la última. Eso sí: ese final que reivindica el eslogan de que la familia que lucha unida permanece unida es un poco sonrojante y casi cómico. Se lo podían haber currado un poco más.

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