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Cultivos exóticos

El plátano rojo llega a Canarias

Un agricultor tinerfeño intenta introducir en las Islas una variedad de banana procente de América que se diferencia de la autóctona por su color y su sabor agrio

Detalle de los plátanos, algunos con el tono anaranjado de la maduración. LAURITSEN

No tienen pintitas, son de color rojo y, aunque parezca extraño, también se cultivan en Canarias. Eso sí, aún son muy pocos. Los plátanos rojos, una variedad procedente de América que comparte genética con el plátano canario, han llegado al Archipiélago para quedarse. Las piñas de bananas moradas, de momento plantadas con fines científicos, podrían empezar a comercializarse en las Islas si hay demanda. Sus ventajas: su color exótico y que se fríen y tuestan con más facilidad. La desventaja: su sabor es algo más agrio que el plátano canario, mucho más dulce y sabroso.

El tinerfeño Ginés de Haro es uno de los agricultores que cuenta con una decena de estas plantas en su finca. El Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) le entregó hace ya unos cuatro años las primeras semillas. La de este año es su segunda cosecha de bananas rojas. "Las traje como curiosidad y para investigar. Ahora quiero ir probando y ver si se pueden introducir en el mercado", detalla el dueño de la finca Fañabé, ubicada en la Caleta de Adeje.

Dentro de su terreno, de una extensión de casi 100.000 metros ocupados por 17.000 matas, los plátanos rojos llaman la atención al lado del verde y el amarillo del fruto canario. El trabajador de la finca que gestiona De Haro, Alejandro Jiménez, recoge un plátano casi anaranjado del suelo. "Cuando terminan de madurar adquieren este tono", aclara mientras le hinca el diente. Y es que una de las características de esta variedad es su cambio de color. Según explica Jiménez, cuando la piña nace, los plátanos son morados, luego adquieren unas líneas verdosas y finalmente el citado naranja intenso.

Los plátanos rojos son más pequeños y gruesos que los canarios. Por eso, una piña puede alcanzar, fácilmente, los cuarenta kilos de peso. Además, su tronco, que también presenta un tono algo más rojizo, es más alto y grueso que el autóctono de las Islas. "Mira la diferencia de porte entre una y otra", apunta el agricultor mientras señala dos plataneras, una de plátano rojo y otra de amarillo.

Las diferencias no se quedan ahí. El plátano rojo también tiene más hijos. "La planta suele dar entre cuatro o cinco hijos, mientras que en la canaria a menudo son solo dos", detalla Jiménez. La nueva planta de esta variedad crece de forma más afilada y con menos hojas que la isleña. Así lo asegura Jiménez. "Desde niño he trabajado en la platanera, así que me doy cuenta muy bien de lo que es diferente", aclara el medianero.

En cuanto al sabor, la banana roja, que se puede encontrar en América, sobre todo en Ecuador, es más agria. "Nosotros estamos acostumbrados a lo dulcito", apunta Jiménez. También es algo más pastosa pero el resultado al freír y tostar, asegura el trabajador, "es riquísimo". "Hay que buscarle otros provechos. Por ejemplo, para hacerlos como papas chips va muy bien", añade el agricultor. O lo que los cubanos llaman tostones: piezas de plátano verde fritos.

Los cuidados que conlleva una plantación de plátano rojo son prácticamente iguales a los del resto. Según explica el trabajador de la finca, para estas plantas usan la misma cantidad de agua que para el resto. "Eso sí, tardan más en crecer que las normales. Si las canarias las podemos cortar a los 17 o 18 meses, en las rojas es casi a los dos años", señala Jiménez. Además, el agricultor apuesta porque esta variedad sufre menos plagas. "Por lo menos en los cuatro años que me llevo encargando de ellas ha sido así", aclara.

Un día a día en la finca Fañabé pasa entre desflorillar, deshijar, lavar, sulfatar y embolsar. "También hay que poner las estaquillas para que la piña salga más derecha", destaca el isleño. Una vez al año, retiran todas las hojas secas "para que esté todo verde y bonito".

La primera vez que este agricultor, originario de La Palma, vio a aparecer al dueño de la finca con las plátanos rojos se quedó sorprendido. "Me parecieron raros, raros", confiesa el trabajador. Sin embargo, Jiménez considera que esta producción si que podría tener salida en el Archipiélago. "A la gente le gusta lo exótico y lo diferente. Seguro que solo por la novelería los empezarían a comprar. La cuestión es ir introduciéndolos poco a poco", opina el isleño.

No obstante, Jiménez recuerda que esta variedad no tiene subvenciones, por lo que a los agricultores canarios les podría resultar muy costoso cultivarla. "Eso, unido a que la gente no lo conoce, puede echar para atrás su comercialización en las Islas".

El ICIA ha sido el culpable de introducir el plátano rojo en Canarias. El técnico en agronomía, platanera y piña del instituto, Juan Cabrera, explica que este plátano es un triploide AAA igual que el canario. "Tienen el mismo genoma pero presentan algunas diferencias", aclara el especialista. En concreto, las primeras semillas procedieron de La Martinica de una colección de un centro de investigación francés. De eso hace más de 20 años. "De momento han tenido un uso científico y casi anecdótico para algunos agricultores", detalla Cabrera. Y es que el experto aclara que este fruto no tiene aún un valor comercial. "No es muy conocido, por lo que solo se comercializa en pequeños mercados locales de América", puntualiza.

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