Tras llegar a un acuerdo con el Cabildo de Gran Canaria, renace el proyecto de la Fundación Alfredo Kraus. ¿Qué tipo de instalación sueña tener su familia?
La Fundación la fundó mi padre con el fin de incentivar la educación de los jóvenes cantantes en la ópera y ese espíritu continúa no solo con voces sino con la idea de formar también en dirección, escenografía y las distintas disciplinas de la ópera. Desgraciadamente, la enfermedad se llevó a mi padre antes de que pudiera ver realizado su sueño. Desde la familia nos hemos empeñado en que salga adelante y, por supuesto, Gran Canaria es el mejor sitio para ello. Por eso, es una maravilla que la actual formación política al frente del Cabildo esté de acuerdo y quiera colaborar.
Este proyecto ha pasado por varias etapas, desde un inicio esperanzador a una situación de bloqueo absoluto. ¿Cómo ha vivido la familia este recorrido?
Pues llevamos ya seis años con el tema. En un primer momento, cuando hablé con José Miguel Pérez -presidente del Cabildo en 2009-, se mostró entusiasmado. Nos pusimos a trabajar, se firmó un convenio de colaboración y se empezó a rehabilitar un edificio en la calle Buenos Aires. Con el cambio de gobierno todo quedó ahí. La casa se terminó con Bravo de Laguna como presidente y el Cabildo ofreció una partida anual con cantidades insuficientes para la puesta en marcha de un museo de calidad.
¿Por qué le costó al grupo de gobierno de Bravo de Laguna convencerse de este proyecto?
Yo creo que coincidió con el hecho de que era un proyecto que venía impulsado por el gobierno anterior y que con la crisis, si bien se destinaba dinero a otras cosas, no había presupuesto para esto. Nosotros entendemos que para poner en marcha un proyecto como el que queremos se debe garantizar un plan de viabilidad y el Cabildo nos dijo que no podía abordarlo. Dijeron que simplemente nos darían las llaves de la casa y que aportarían una subvención anual de 12.000 y después de 24.000 euros. Se trataba de subvenciones destinadas a gastos concretos. No podíamos hacer el uso que entendiéramos necesario, sino que se limitaba a cosas específicas como material de oficina. Nosotros creemos que se debe hacer con unos niveles mínimos de calidad y estos no coincidían con los suyos. La figura de Alfredo Kraus se lo merece y no podemos hacer una chapuza.
¿Qué acuerdo han alcanzado ahora con el equipo de Morales?
Somos conscientes de que se debe afrontar por fases. Ahora estamos pendientes de un estudio externo que es el que dictaminará el emplazamiento, el presupuesto y los plazos de ejecución. Además, el Cabildo ni puede ni debe costear en solitario esta inversión por lo que trabajaremos para captar inversión privada y colaboración por parte de otras entidades de las Islas y extranjeras. Lo primero es traer el legado, catalogarlo e inventariarlo, y eso se hará a través de una empresa especializada porque hay material original delicado y difícil de manipular. El presidente actual lo ha entendido muy bien y quiere que sea así. Un siguiente paso será tener el museo porque es lo que nos va a permitir entradas de dinero y una sede para que coleccionistas puedan colaborar y aportar lo que ellos tienen para su exhibición.
¿Le gustaría que la sede se encontrara en el entorno de Vegueta donde nació su padre?
Sí, pero no solo porque nació allí sino porque es una zona turística y de fácil acceso. Sería buena zona pero no nos cerramos a nada y ya veremos lo que hay disponible.
¿En qué consistirá el atractivo puramente turístico?
Será un museo diferente. La figura de un tenor implica otra aproximación y material con el que trabajar. Se podrán ver todas sus cosas: sus premios, partituras, sus trajes de ópera; pero también una documentación audiovisual con la que aprender. Un tenor de cualquier punto del mundo podrá estudiar con la voz y las anotaciones de puño y letra de Alfredo Kraus. Además, la gente es muy mitómana y le va a gustar ver sus cosas más personales, como las fotos de su infancia en Las Canteras. Tenemos desde el programa de su primera actuación hasta el último tras 40 años de carrera.
Una de las prioridades del proyecto está en el Concurso Internacional que lo acompañará.
Es algo que nos va a permitir traer valores importante de la ópera, tanto de Canarias como de la Península y fuera de España. El nombre de Alfredo Kraus va a estar ligado al de esta Isla. Es algo que siempre hemos querido. Mi padre siempre presumió de ser canario y grancanario universal. Este enfoque es esencial y ofrecerá un atractivo añadido importante a la ciudad. Con la escuela y el concurso se pueden dar muchas oportunidades y salidas de trabajo en el mundo de la ópera. El mercado internacional es importante y existe una red por la que todos los teatros de ópera del mundo están conectados y eso hará que Gran Canaria también tenga una dimensión internacional. Gran Canaria va a sonar como un referente en el mundo de la ópera.
¿Existe una cantera de talentos en Canarias?
Sí. Canarias es un nido de artistas y en Gran Canaria siempre ha estado presente la ópera. A finales del siglo XIX e inicios del XX hacían escala las principales compañías de Europa que iban a Estados Unidos. Saint Saens instituyó aquí una escuela y la primera sociedad filarmónica de España es de aquí. La tradición es lo que marca esa diferencia y aquí siempre hubo. Ahora existe en el panorama internacional una presencia importante de cantantes canarios. Eso indica que tenemos que estar listos y dispuestos para que eso se pueda promocionar. Son talentos de aquí y es una pena que tengan que irse fuera para que luego se les reconozca en la Islas. Hay que cambiar ese orden, perder el miedo y los complejos y apostar por los canarios, que valemos mucho. No solo pasa en la cultura, pero en el mundo de la ópera es muy evidente que es así. Por eso, nosotros esperamos que con lo que va a implicar la oportunidad de la escuela y el concurso poder sacar valores que luego van a pasear por el mundo el nombre de Canarias.
¿Cómo ha evolucionado la memoria y el nombre de Alfredo Kraus en este tiempo?
Se ha ido agrandando. Es posible que en su momento no fuera profeta en su tierra y que en España no valoremos a esas figuras que sí son relevantes para el resto del mundo. Es verdad que con el paso del tiempo se ha convertido en un referente para los jóvenes y su memoria ha crecido. Yo me refiero a lo político e institucional, porque el público siempre ha estado.
¿Siente mucha responsabilidad a la hora de hacer una Fundación que le enorgullezca?
Sí claro. Primero porque era una obra de él. Fue una pena que no tuviera tiempo de realizarlo y plasmarlo, pero estoy convencida de que se sentirá orgulloso. Lo que más le importaba era enseñar y transmitir a los jóvenes y esto será un vehículo para eso. Por eso la única manera que tenemos de afrontar este proyecto es en base a su manera de ver el canto, de entender la ópera y sentir su carrera. Eso es lo que él quería y que esté en Gran Canaria es fundamental. La idea es que será la casa museo de un artista universal pero muy canario, porque es como él se sentía.
