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Entrevista

Waleed Saleh: "Los beneficiados de la primavera árabe han sido radicales islamistas y criminales"

"El Festival del Sur de Agüimes es todo un referente por los valores de altruismo que potencia", señala el profesor de Estudios árabes islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid

Waleed Saleh tras su charla en el XXVIII Festival del Sur de Agüimes. YAIZA SOCORRO

¿Cuál ha sido su aportación con la conferencia Un mundo en conflicto: de África a Oriente Medio

He aclarado que Oriente Medio se puede entender desde Marruecos hasta casi Afganistán. He hecho una panorámica desde el colonialismo y el imperio otomano, que dominó la región casi cinco siglos, hasta la primera Guerra Mundial. Después ha sido colonizada por Inglaterra y Francia. A continuación, ha venido la explotación de las riquezas al ser un lugar de consumo, tecnología, el negocio de las armas, la anterior guerra de Irán e Irak, y de intervenciones políticos militares.

¿Cómo está la situación?

Hay pueblos desesperados y estados que viven en colapsos y en caos. Hay guerras interminables muchas veces en fronteras, otras de confesiones de religión y otras por razones económicas. Hay situaciones sociales desastrosas.

Hace ya cuatro años se produjo la primavera árabe.

Sí. Cuando comenzó en 2011 el movimiento popular en los países de África y Asia, la inmensa mayoría de los árabes y el mundo en general también tenían ese deseo y esperanza de que aquello iba a ser el comienzo de un gran cambio político, económico, social por esos países, que buena falta le hacía. Eran escenarios dictatoriales con una injusticia enorme desde el punto de vista económico. Había falta de respeto a los derechos humanos. Al-Asad, Gadafi, Sadam y Mubarak eran ejemplos.

¿En qué se ha quedado aquella esperanza?

Con el paso del tiempo las cosas han ido a peor. Aquella esperanza se convirtió en una frustración, una decepción para buena parte de las poblaciones. La única excepción fue Túnez que se salva un poquito al estar dando pasos hacia la democratización del país, a la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos, con una constitución razonable en cuanto al derecho de la mujer y la igualdad de hombres y mujeres, y el respeto a la libertad de conciencia.

¿A qué se debe esa frustración?

A que los propios pueblos no tenían del todo claro qué valores estaban buscando. La democracia occidental era uno de los más importantes que comparten muchos ciudadanos árabes. Pero la falta de experiencia y la falta de posibilidad de poner en marcha esta herramienta hizo que se produjeran tropiezos en este camino. Por otro lado, el hecho que hubieran muchos grupos de influencias que no le interesaban el cambio. Y, en tercer lugar, el que no hubieran fuerzas organizadas para poder llevar a cabo ese cambio, esa transición.

¿Quiénes toman las riendas?

Grupos que no están muy de acuerdo con los valores democráticos y sí con el Islam político, los islamitas organizados, que sí sabían lo que querían. En vez de dictaduras militares hemos tenido una especie de dictaduras religiosas. Grupos islamistas, radicales, criminales han sido los únicos beneficiados de la primavera árabe.

¿Le ve algún final a la emigración y a los refugiados?

Tiene que tenerlo sin lugar a dudas, aunque tarde. Depende de lo que ocurra en los países de origen fundamentalmente. Sé que hay muchos emigrantes y refugiados que no querrán volver a sus países aunque dentro de 10 ó 15 años haya una situación pacífica, porque muchos estarán instalados en países de destino. Pero, hay muchas gentes que sí les interesa volver para estar con los suyos.

¿Los países occidentales han hecho todo lo que debieran?

Lo han hecho mal. En Siria hay una dictadura que está en el gobierno y grupos armados, la mayoría del Islam político, anclados en el pasado. Occidente hubiera podido ayudar en marzo de 2011 cuando el pueblo sirio empezó a levantarse con una oposición única, liberal y laica. Fue un fallo imperdonable, porque han surgido grupos islamistas.

¿Qué acogida le han dado los estudiantes de Agüimes?

A mí me encanta el carácter de la gente, la organización, el hecho de tener contacto con grupos de teatro, con las personas que vienen de los tres continentes con esa amabilidad, este altruismo de los organizadores, que sé que la mayoría son voluntarios. Esos son los valores humanos que tenemos que resaltar.

¿El festival del Sur puede ser ya un referente?

Perfectamente. A la gente que he conocido y que ha venido aquí desde otros países siempre han tenido el Festival como un referente luminoso, absolutamente positivo, agradable e inolvidable. La gente de otros países sale sorprendida muy gratamente.

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