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Exposiciones 'La biblioteca errante'

Negrín revive a través de su biblioteca

La Fundación se aproxima a la vida del estadista y científico canario con una muestra que reúne un centenar de títulos de su colección personal

Negrín revive a través de su biblioteca

Miguel de Unamuno escribió una vez: "A cada hombre se le puede juzgar por sus lecturas favoritas". Bajo esta premisa, la Fundación Juan Negrín acoge, desde ayer y hasta el 31 de enero, la muestra La biblioteca errante. Juan Negrín y los libros, una aproximación a los entresijos de la personalidad del último jefe de Gobierno de la II República y que, a través de los gustos e inquietudes de la colección, se define como una persona de conocimiento insaciable. "Las ciencias, las letras, las artes y la política española e internacional se confundían en su biblioteca porque también se confundieron en su vida", explicó el comisario Salvador Albiñana.

La Fundación homónima exhibe en Gran Canaria el segundo gran legado de Negrín tras la exposición de su archivo fotográfico en 2014. Esta selección reúne algo más de un centenar de títulos, entre libros, folletos y distintos impresos. Esta exposición, inédita en España, llega a Canarias tras el elogio recibido en la sede del Instituto Cervantes de París durante la pasado primavera al estar coproducida por este organismo de difusión del castellano. Su director, Juan Manuel Bonet, ha comisariado esta muestra junto a Albiñana, profesor de la Universidad de Valencia.

La biblioteca del científico y estadista, el primer español suscrito a The Economist, se presenta como una muestra de las vanguardias literarias y artísticas de la época: con libros dedicados por Pedro Salinas, Max Aub o Luis Araquistáin, entre otros; obras de historiadores como Sánchez Albornoz y una aproximación al socialismo democrático y liberal que cultivó el médico. Además, destacan el interés por temas de gran actualidad hoy en día como la situación de los refugiados bélicos o los primeros textos -con colaboración incluida- de lo que acabaría siendo la Unión Europa o tratados, a modo profético, sobre cibernética y la inteligencia artificial. "Tras esta colección vemos a una persona que fue durante toda su vida un adicto al conocimiento, un curioso insaciable que averiguó todo lo que pudo en el lugar donde se deposita la ciencia", valoró el socialista José Miguel Pérez.

Acompañado por fotos de su archivo personal, la muestra plantea un discurso cronológico que comienza en 1910 y concluye con el exilio parisino de Negrín. Como estudiante de fisiología en Leipzig, donde se doctoró con 20 años, Negrín adquiere su primera colección. La caída de los precios durante la Primera Guerra Mundial y la financiación prestada por su padre -el empresario Juan Negrín Cabrera- le permiten hacerse con una importante colección de libros científicos en alemán.

Al regresar a España en 1915, su biblioteca se sitúa -a partir de 1918- en el sótano de la Residencia de Estudiantes, desde donde Negrín dirigió, a propuesta de Ramón y Cajal, el laboratorio de fisiología de Madrid. En esos años da forma a una escuela de prestigio internacional y en la que se forma el premio Nobel Severo Ochoa. "Esta fue una biblioteca muy consultada y celebrada por los especialistas de la época al ser considerada la mejor de España en estudios de fisiología y medicina", explicó ayer Albiñana, que destacó el carácter errante que cobraría la colección al seguir los pasos de su dueño. "Esta es la suma de retazos y muchas bibliotecas en una sola como consecuencia de una vida errante, la que tuvo por razones personales y políticas", expuso.

La biblioteca de Negrín se dividió entre Valencia y Barcelona cuando, con el desarrollo de la guerra, Madrid quedó bajo el asedio franquista. Entre los títulos expuestos destaca una obra de Pablo Neruda, España en el corazón, que fue editada en plena retirada del ejercito republicano en 1918. Se imprimieron 500 ejemplares en la Abadía de Monserrat a partir de las camisas y retales de los soldados. Actualmente quedan nueve ejemplares.

Tras la victoria franquista, la colección se dividió. Una parte acabó en Toulouse y la otra en Marsella, bajo custodia de las autoridades diplomáticas mexicanas hasta 1940, al estar compuesta por los archivos de la contienda. Los libros de Toulouse acompañaron a Negrín a París, pero en 1940, el avance de los alemanes hizo que el republicano emigrará nuevamente. En julio, Negrín llegó a Inglaterra sin apenas pertenencias, pero, una vez instalado, se compró una biblioteca nueva y extensa entre Oxford y Londres. En esta época, dio forma a una colección de incunables y ediciones de entre el siglo XVI y el XVII.

En 1958, la casa Sotheby's de Londres sacó a subasta esta colección sin decir que pertenecía a Negrín. Lo que no se vendió regresó a la ciudad de París y esto quedó, junto al resto, bajo la custodia y conservación de Feliciana López de Dom Pablo -segunda mujer de Juan Negrín desde 1925- y, tras fallecer esta, de su nieta Carmen Negrín. La biblioteca errante llega ahora a la capital grancanaria.

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