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Los expertos alertan de que la publicidad de alimentos no respeta la evidencia científica

Pedro de Pablos recomienda leer el etiquetado bien y afirma que no todo lo 'light' es bueno

De Pablos junto a Marta León, secretaria del Colegio de Médicos. JOSÉ C. GUERRA

La publicidad de algunos productos alimentarios va más allá de lo que la evidencia científica demuestra a día de hoy. Así lo advirtió ayer Pedro de Pablos, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Doctor Negrín, que participa hoy en la charla ¿Sabes lo que comes?, a las 19.00 horas, en el Colegio de Médicos de Las Palmas.

En este encuentro, gratuito y dirigido al público general, se dará respuesta a las principales dudas sobre alimentación, tales como: ¿es nocivo el azúcar?, ¿los productos light son más saludables?, o ¿en qué hay que fijarse cuando se lee una etiqueta?

"La denominación light significa que el producto posee un 30% menos de calorías, pero no todo lo light es saludable, ni se debe tomar en grandes cantidades", alertó De Pablos, que puso como ejemplo una rosquilla de 333 kilocalorías que en su versión light tiene 300. "Es una cifra que sigue siendo excesiva, pero, pese a ello, hay gente que desayuna cuatro o cinco rosquillas de estas", añadió el experto.

En este sentido es fundamental el papel que juega la publicidad, principalmente a través de la televisión, en donde la presentación del producto cuenta mucho. "Por eso es tan importante que los consumidores sean conscientes de qué es lo que comemos, que miren el etiquetado, que lo lean y que no compren de manera compulsiva", recomendó el endocrino.

Sobre el control de la publicidad en productos alimentarios, De Pablos, reveló que a veces es más importante lo que insinúan que lo que dicen. "En muchas ocasiones la información que recibimos no es a través de las palabras, sino a través de las imágenes", manifestó.

Para determinar que un producto es sano a través de la etiqueta, como norma general, hay que fijarse en que no debe tener contenido en grasas muy elevado, si tiene grasas mejor que sea de tipo vegetal (no grasas trans), y que no sea muy rico en calorías.

Sobre si los alimentos funcionales de verdad aumentan las defensas, reducen el colesterol o a aumentar la densidad de los huesos como defienden los anuncios, De Pablos especificó que "hay productos que tienen componentes que efectivamente ayudan a bajar el colesterol en un 10%, pero ahora mismo la publicidad va mucho más allá de lo que la evidencia científica demuestra".

Otra duda que sobrevuela a los consumidores es la referida al azúcar. "El azúcar en pequeñas cantidades no es nocivo, pero hay que tener cuidado con las cantidades. El problema llega con los excesos, como la bollería industrial, las bebidas azucaradas... Lo idea sería tomar el azúcar de forma natural o a través de la fruta", comentó.

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