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Entrevista.

Erik Pescador: "El amor romántico es un modelo de dominación donde la mujer se entrega"

"Hay que escuchar que hay una muerta más, pero también cuántas mujeres se salvan de una situación violenta", comenta el psicólogo y sexólogo

El psicólogo y sexólogo Erik Pescador, en Agüimes. YAIZA SOCORRO

¿Qué siente cuando oye una nueva muerte machista como la del jueves en Tenerife?

Estamos un poco endurecidos. No se trata tanto del número como que el proceso de violencia continúe. Es un dato que hay que dar, pero no el único, porque sino generas desesperanza y no cambio. Es muy importante escuchar y entender la noticia de una muerte más, pero también hay que entender cuántas mujeres se salvan de una situación de violencia, cambian su vida y salen de una situación de agresión; y cuántos hombres que estaban en el riesgo y la situación de ejercer esa violencia han dejado de hacerlo. Y eso sucede porque hay prevención, porque la sociedad va cambiando su idea sobre la violencia y de lo que era una pelea doméstica. La gente toma conciencia de que con el machismo no se va a ningún lado.

¿En qué consiste el proyecto Agüimes, pueblo en igualdad

Es una adaptación del proyecto Ulises, del que tomas las partes de identidad de género, una buena identidad reforzada anula la violencia; trabajas la sexualidad, que nos da permiso para ver cómo se integran las relaciones sexuales; y sobre el amor romántico, cómo convertirlo en un amor igualitario.

¿Qué pautas son necesarias crecer en igualdad?

Fundamentalmente creérselo. Uno de los problemas es que hay gente que piensa que la igualdad se ha conseguido, o que es un tema más transversal. La igualdad y su construcción es algo estructural, y dependiendo de si existe o no, así será nuestras relaciones, el vínculo con nuestro cuerpo, con las mujeres y con los hombres. Depende de la estructura de poder en la que estamos. Debe ser una asignatura especial y equilibrar el aprendizaje en biología, en ciencias, lengua y matemáticas con el de la igualdad.

¿Por qué, pese a los años de lucha por la igualdad, los jóvenes repiten pautas machistas?

Porque no ha habido todavía un cambio social, para el que se requiere tiempo, una nueva ideología y un nuevo tipo de comportamiento. No hay que pensar en el cambio, sino hacerlo. También la coeducación en muchísimos años ha sido hacia las mujeres y no se ha incluido a los hombres. Con lo cual el cambio no se ha dado en la mitad de la población y cuando una mujer se relaciona con un hombre se encuentra con una pared. Además, en los últimos cinco años de crisis, el sector de la igualdad ha desaparecido del mapa, de las subvenciones, de su integración en las escuelas, lo que supone un nuevo retraso. Yo hago ahora solo un 10% del trabajo que hacía hace 10 años.

¿Cuál es la acogida que están teniendo sus charlas?

Muy buena. El proyecto es muy reactivo porque hablamos desde su propia realidad. Las hacemos de forma muy lúdica. No se trata de reírse de la violencia, sino que se puede trabajar sobre la prevención, la igualdad y la paz de una forma divertida, intentando romper los mitos y ridiculizar algunos aspectos de las relaciones. No se trata de hablar de la violencia desde la violencia, porque sino no hay cambio positivo, sino tristeza.

¿Por qué las concejalías de Igualdad están la mayoría integradas por mujeres?

Porque durante mucho tiempo y todavía ahora en la mente de las personas se piensa que la igualdad y las relaciones desde la no violencia tiene que ver con las peleas de las mujeres. Es una pelea de la sociedad. Todos, mujeres y hombres, tenemos que estar en el cambio hacia más espacios de igualdad y de compartir sin violencia. Para eso tienen que incluirse hombres también, que se sientan implicados con el proceso. Las políticas de igualdad con hombres son necesarias y cada vez se están integrando más. Hace 20 años cuando yo empecé trabajando masculinidades en España había apenas 12 asociaciones de hombres por la igualdad y ahora hay más de 250. Durante mucho tiempo se ha mirado con miedo, entendible porque llevamos 4.000 años de patriarcado. Los hombres podemos compartir el camino.

¿Cómo se puede avanzar en la igualdad de hombres y mujeres?

Con la concienciación de los varones, hacer que hayan más estrategias de prevención. La escuela está todavía vacía de igualdad. A pesar de que llevamos 29 años de coeducación, todavía hace falta seguir trabajando en ello y creérselo. Es una cuestión de conciencia.

¿Qué ha de hacer un hombre para contribuir a la igualdad?

Tomar conciencia y comenzar ese cambio en el día a día. Quien está en los espacios de cuidado de sus hijos está más lejos de los espacios de la violencia y de la agresión. Si hay hombres presentes y corresponsables, éstos no aparecen en la estadística de hombres violentos. Si uno se coloca en las situaciones de cuidado, te alejas de las situaciones de violencia y de machista.

¿En las parejas del mismo sexo hay más igualdad?

En realidad no. Lo que está mal o bien no es que hombres y mujeres tengamos conceptos distintos de las relaciones de la igualdad, sino de la propia relación. El amor romántico es un modelo de dominación y casi todas las relaciones que nos cuentan siguen siendo historias de dominación, donde la mujer se entrega al hombre, donde hay tantísimos mitos de ese amor romántico que es muy fácil que se transmitan tanto a parejas hetero como parejas homo. Es también violencia machista, porque la estructura es machista, aunque fueran dos mujeres, porque la estructura de poder que la sostiene viene del patriarcado.

¿Cuál es el mensaje que dan sobre la sexualidad películas como 50 sombras de Grey?

Esa, Crepúsculo, las películas de amor romántico estadounidenses sobre todo, pero también europeas como Perdona por decirte amor muestra ese amor romántico que completa, que está perfecto, pero sobre todo la dominación de una de las dos partes, donde hay una persona que controla la relación y otra que es llevada por el amor. Eso no puede ser nunca una relación de igualdad, porque hay un desequilibrio de poderes. Sombras de Grey es un tipo que decide por sí mismo qué se puede hacer y qué no. Es la imposición de un modelo de sexualidad. Nuestros adolescentes son los que imponen todavía el cómo, el cuándo y de qué forma se tienen las relaciones.

En las películas y en la publicidad impera el machismo o el uso de las mujeres.

Sin duda, en todos los espacios. Hay pasos, pero son los primeros. Es un cambio largo. En 15 años hemos dado un cambio cualitativo.

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