Las discusiones y enfrentamientos entre padres e hijos son inevitables, sobre todo cuando estos crecen y empiezan a querer ser más independientes y tratan a toda costa de salirse siempre con la suya. Para llegar a un entendimiento y conseguir que los más pequeños nos escuchen, hay varias frases que debemos evitar a toda costa.

1- "¡Déjame en paz!"

Con esta frase el niño interpreta que nos lo queremos quitar de encima y llega a la conclusión de que no tiene sentido hablar con nosotros. Esto, a la larga, puede hacer que no nos cuenten cosas que realmente son importantes. Es fundamental que los pequeños noten que tenemos tiempo para ellos, que les escuchamos, que no les dejamos con la palabra en la boca. Si realmente necesitamos un tiempo para nosotros mismos, es mejor usar frases del tipo: "Espera a que acabe esta tarea y ahora estoy contigo".

2- "¡Fuera de casa!"

El hogar es el refugio de los más pequeños. Es donde se sienten seguros. Utilizar esta frase puede provocar un importante deterioro de la relación entre padres e hijos. Si se genera una discusión muy fuerte, perdemos los estribos y expulsamos a nuestro hijo de casa, además de estar haciendo algo que va en contra de la ley, podemos conseguir que no quiera volver.

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3- "Tú puedes hacerlo mejor que eso"

Usar esta frase puede ser un grave error porque es posible que nuestro hijo no lo sepa hacer mejor. Hay que concederle en estos casos el beneficio de la duda. "Es mejor si lo haces de esta manera". No conviene presionarles porque se pueden venir abajo. Tampoco hay que decir cosas del tipo "no puedo creer que hicieras eso" o "ya era hora".

4- "Ya verás cuando llegue tu padre a casa"

Las amenazas rara vez son eficaces. Esta frase es clara y llanamente una amenaza más. Lo más probable es que cuando el padre llegue a casa el pequeño haya olvidado lo que hizo mal. Hay padres que también amenazan con pegar aunque no vayan a hacerlo. Se ha demostrado que las amenazas no son efectivas para cambiar el comportamiento. El problema es que para que sea eficaz, tarde o temprano se tiene que cumplir. En cualquier caso, varios estudios han demostrado que hay un 80% de posibilidades de que un niño de dos años repita un mal comportamiento independientemente del tipo de disciplina que se emplee con él. Con niños más mayores, es mejor usar tácticas constructivas, como enseñarles por qué está mal lo que ha hecho.

5- "Eres un..."

Esta frase suele venir acompañada de un insulto. Con los insultos lo único que se generan son sentimientos de dolor y de frustración en el niño. Hay que desterrarlos porque no se expresan de manera constructiva los sentimientos y preocupaciones, y no es la forma de resolver los problemas. La rabia irá en aumento en ambas partes y se puede hacer mucho daño a la autoestima de los menores.

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6- "No seas un bebé"

Cuando lloran solemos emplear esta frase. Los niños no lloran porque sí. Siempre hay una razón y en el caso de los más pequeños es la forma de expresar sus sentimientos porque con palabras no pueden. Decir a un niño 'no seas' no hace que se sienta mejor y es probable que interprete estas palabras de forma errónea, pensando que sus emociones no son válidas. Hay que mostrar empatía y reconocer la emoción, tranquilizarle y hacerle ver que nos preocupamos él.

7 - "Date prisa"

En estos casos hay que tener en cuenta el tono de voz con lo el que pronunciamos esta frase tan habitual cuando queremos salir de casa. Si nos ponemos nerviosos porque nuestro hijo tarda, podemos llegar a perder los estribos, presionándoles y consiguiendo que se sientan culpables. El acoso verbal no va a hacer que vaya más rápido, por lo que es más efectivo calmar al niño y advertirle cinco minutos antes de salir que es necesario que se vaya preparando o bien hacer una cuenta atrás (5,4,3...).

8- "Me voy"

Nuestros hijos deben serlo todo para nosotros. No hay que hacer que se sientan abandonados. Si necesitas tomar aire fresco díselo, sal unos minutos, date un tiempo y vuelve.

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9- "Buen trabajo"

Las alabanzas pueden ser un arma de doble filo. El refuerzo positivo siempre suele ser eficaz. Pero si lo usamos por cada cosa bien hecha que hace nuestro hijo, pierde su sentido. Hay que diferenciar entre la felicitación por algo bien hecho de forma rutinaria (acabar todo el desayuno, por ejemplo) o el elogio por un trabajo real (una buena nota).

10- "¿Por qué no puedes ser más como...?"

Las comparaciones siempre son odiosas. Comparar a nuestro hijo con otro que creemos tiene un comportamiento más ejemplar, puede ser perjudicial para su formación como persona. Él es quien es, tiene su forma de ser y hay que saber dirigirle. No podemos pedirle que sea otra persona.

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