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Amchi Sangay: "La medicina tibetana combina ciencia y espiritualidad"

"Su origen son las enseñanzas de Buda", señala la especialista en esta técnica de sanación, que hoy ofrece una conferencia en San Martín

Amchi Sangay. LP / DLP

"La medicina tibetana es un sistema holístico que combina ciencia y espiritualidad estableciendo una estrecha relación entre mente, cuerpo y energía. Es un método de curar que tiene miles de años y sigue funcionando perfectamente, aportando bienestar a la humanidad". Así explica Amchi Sangay Dolma las claves de esta venerable disciplina a cuyo estudio ha dedicado buena parte de su vida.

Doctora en Medicina Tibetana, Sangay nació precisamente en Tíbet e ingresó en el Monasterio de monjas en Katmandú (Nepal) a los 10 años. Licenciada por la universidad de Varanasi (India) posee profundos conocimientos de astrología tibetana y cuenta con muchos años de experiencia en la práctica de la medicina tibetana. Hoy a las 19.00 h imparte la conferencia Cómo armonizar cuerpo, mente y energía a través de la medicina tibetana, en el Centro de Cultura Contemporánea San Martín.

La componente espiritual aparece de forma diáfana en una técnica cuya fuente es "de un ser iluminado, Siddharta Gautama, más conocido en Occidente como Buda. Todas sus enseñanzas están basadas en la no violencia y la compasión. Por eso su técnica consiste primero en prevenir la enfermedad y mantener la salud, y segundo, en cómo se puede curar una vez que se ha enfermado".

El enfoque de esta disciplina, su forma de contemplar la salud, es muy diferente a la de su homóloga occidental. "Para la medicina tibetana la salud se basa en el equilibrio de los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y espacio. Estos elementos se concretan como tres humores en el ser humano: el viento, la flema y la bilis. El primero está relacionado con el elemento aire y las emociones, la segunda se relaciona con los elementos tierra y agua, también con el frío, y tiene influencia en los fluidos corporales, la última está relacionada con el elemento fuego y el calor corporal, la digestión, la circulación de la sangre y el metabolismo", señala Amchi Sangay, de forma que "la salud existe gracias al equilibrio entre estas energías, y la enfermedad surge cuando alguno de estos elementos se desequilibra, produciéndose un exceso o una insuficiencia de su presencia en el ser humano. Por eso puedo afirmar que las medicinas tibetanas actúan sobre la raíz del problema; no sobre los síntomas".

Sus beneficios son evidentes en una sociedad como la nuestra. "Desde que llegó a Europa, la medicina tibetana está aportando mucho a la cultura occidental porque el estilo de vida en occidente es muy acelerado, y debido a esa aceleración, se corren grandes riesgos de desequilibrar el elemento aire, que es el más relacionado con las emociones, exceso de pensamientos, temores, ansiedad, depresión, etc. Por eso la medicina tibetana puede aportar tanto a Occidente, porque es muy efectiva para curar no sólo a nivel físico, sino también a nivel emocional y energético".

Es además, compatible con la medicina occidental. " La medicina tibetana es totalmente natural. La única recomendación es separar entre una y dos horas la aplicación de cada medicina", finaliza.

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