El viernes imparte un semanario sobre gestión, producción y distribución. ¿En qué consiste?
En este encuentro pretendo dar unas herramientas a todo aquel que quiera poner en marcha una compañía de teatro, un espectáculo musical o una exposición. Intentamos explicar cómo se levanta una producción y después cómo se comunica para que asista el público. Está dirigido tanto a los que quieran iniciarse en este mundo como los que ya pertenecen a esta industria. Considero que es importante, ya que el 21% del IVA cultural se ha cargado el poco tejido industrial y profesional que existía en el sector. Nos ha matado. Se ha cargado a las compañías que empiezan y a las que quieren profesionalizarse.
¿En qué momento se encuentra ahora la escena cultural?
Pues, tenemos la crisis y la disminución del poder adquisitivo, pero el impacto del IVA nos ha dejado tocados de muerte. La crisis es, de alguna manera nuestro hábitat natural, y ante esta situación surgen nuevos métodos y maneras de difusión. Ahora está el crowdfunding o la taquilla inversa, por ejemplo, y esto es lo que tratamos en el seminario. Debemos aceptar la precariedad para sobrevivir a partir de inventarnos nuevas formulas. Somos creativos y sabemos navegar bien en la crisis pero esto no quita para insistir en lo negativo del IVA. Se han cargado una generación entera y nuestro deber es formar y ayudar a la gente que empieza para recuperar el tejido.
¿Usted coincide con la teoría de que el IVA pretende castigar a las voces críticas del PP?
Sí. Pero la cultura no es que sea de izquierdas o de derechas, simplemente tiene una función crítica y una responsabilidad de análisis y de debate. Por eso creo que existe un factor político y una voluntad de cargarse a los que molestan. Lo que pasa es que cuando ven los números y Hacienda ve que recauda menos... Los Gobiernos deberían ponerse de acuerdo para hacer un macroproyecto cultural que supere los cuatro años y los intereses políticos de la legislatura de turno.
¿Cómo ve la escena canaria?
Creo que hay proyectos muy buenos y que los Gobiernos deberían ayudar a los creadores canarios para que sus producciones lleguen y se distribuyan en la Península, porque cuando llegan se ve que tienen un nivelazo increíble. Se están haciendo unas propuestas brutales y es una pena que no se distribuyan en Barcelona y Madrid.
¿Qué tendencias son las que se imponen hoy en día?
Mi formación es eminentemente teatral y para mí un buen espectáculo teatral triunfa en cualquier soporte. En El Terrat lo hemos vuelto a comprobar con la obra El rey tuerto que ya se está preparando para el cine. Además, se impone la tendencia de intentar llegar a un público amplio. Pero claro, esto es como jugar en la bolsa. Nunca se sabe. Lo que queremos dejar claro en el seminario es que el fracaso no puede llegar nunca por una falta de comunicación, porque no se haya publicitado en todas las redes sociales o porque no se proponga a todos los programadores.
Ahora triunfa la propuesta de Salvados
En El Terrat siempre se ha apostado por la difusión del conocimiento a través del entretenimiento. Jordi Évole es un genio absoluto y ha conseguido hacer un programa capaz de tratar un tema tan serio como el del accidente del metro de Valencia de una manera divertida e informativa. La gente no es tonta. Hay otras audiencias que te hacen dudar pero yo creo que la gente, en el fondo, tiene ganas de aprender, de saber cosas y pasarlo bien. Ahí reside la fórmula por la que están tirando la mayoría de las nuevas producciones, tanto en el cine, como en teatro y televisión.
¿Existe una fórmula perfecta?
Mi padre me dice que si existiera serían los bancos los que trabajaran en esto. El productor debe ser una más en el equipo creativo, tener pasión, rigor, ser competitivo y estar convencido de su producto.
¿Qué consejo le daría al productor y al creador canario?
Teresa de Calcuta decía que una persona sin raíces no es nada. Yo les diría que buscaran en sus raíces, en su entorno y en lo cotidiano para ir de lo local a lo universal. Si la historia es buena no importa si es de un pueblo canario o de Madrid. Por eso le diría que no tengan miedo. Yo he visto a canarios llegar a Barcelona y dejarnos en ridículo.
