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Entrevista

"La inmadurez afectiva es una de las principales patologías en la anulación matrimonial"

El juez auditor del Tribunal de la Rota analiza las diferentes causas de nulidad en un matrimonio

Jesús Rodríguez Torrente, ante las instalaciones del Istic. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cuáles con las patologías más frecuentes en las que se apoya la nulidad matrimonial?

Son casi siempre temas de personalidad, falta de discreción del juicio, o cuando existe alguna situación psicológica que impide que se pueda dar la comunión. Estos tres aspectos son básicos como punto central para luego poder entender todo lo demás casos.

¿Qué tipo de actitudes suelen tener estas personas?

Destacan por tener una inmadurez afectiva, un temperamento del comportamiento narcisista, la personalidad histriónica, la personalidad antisocial, y una variedad muy grande como los actos obsesivos compulsivos, o los trastornos que pueden venir derivados de problemas mentales como la anorexia, la bulimia, etc.

¿Existe un perfil psicológico que describa a estas personas?

Suelen ser personalidades que, por situaciones personales, impiden que se constituya el bien conyugal. Son individuos que no logran que se materialice la relación entre el hombre y la mujer, respetándose con su propia identidad para que esta desarrolle una comunión de vida, una intimidad relacional, una capacidad para la entrega. Son personas que tienen algún tipo de personalidad narcisista o egoístas, obsesiva o compulsiva, que impiden constituir aquello que quieren hacer, que es una relación de dos. Tiene tan presente su yo que es imposible que pueda admitir a otra persona con la que pueda hacer una comunión de vida, ya que no hay más yo que él mismo.

¿Cree que la inmadurez afectiva es un problema social?

Se nos está acusando de que somos una sociedad inmadura, que no asumimos responsabilidades, o que vivimos en una juventud eterna. Que es curioso que tenemos cada vez más profesionales preparados para el mundo laboral, incluso con una capacidad tremenda para tomar decisiones vinculantes, laborales, y de grandes dimensiones. Pero luego hay una inmadurez afectiva tremenda a la hora de aceptar vínculos sentimentales o que asuman la responsabilidad de la donación o de la entrega. Es una inmadurez marcada por una cultura muy individualista que está sirviendo de base a una realidad personal que impide constituir una verdadera entrega y que la persona viva buscando su propia felicidad. La gente dice "yo me caso para ser feliz". Y el derecho a la felicidad es algo que no existe, lo que existe es la posibilidad de que usted construya la felicidad. Y muchas veces confundimos la evolución con la entrega.

¿Y cuál cree que ha sido la causa que ha dado lugar a esto?

La falta paulatina de responsabilidad de los jóvenes. Hay jóvenes a los que llevamos al mundo de las responsabilidades muy tarde. Y en el mundo afectivo hay un ámbito relativo donde no hay valores muy nítidos. Falta un cierto sentido de decisión. Y se ha diferenciado mucho el ámbito de la intimidad, como la familia, no tuviese repercusiones en el ámbito social. Es como una especie de esquizofrenia.

¿Cree que la reforma papal puede provocar el efecto de que haya un mayor número de divorcios en el ámbito civil?

No hay una relación directa, porque lo que realmente se ha instaurado en la sociedad es el divorcio civil. Primero se divorcian y luego vienen a pedir la nulidad eclesiástica. Nunca es al revés. No es el motor del divorcio civil la nulidad eclesiástica, sino que aquel que pide la nulidad normalmente ya se ha divorciado civilmente. Hasta ahora hacían falta dos sentencias para que la nulidad fuese efectiva.

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