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CRÍTICA 'Sugerencias'

Sugerencias plásticas

Sugerencias plásticas

Con el sugestivo título de Sugerencias, Eugenio Correa Rijo ha presentado 14 esculturas realizadas en distintos materiales durante los últimos seis años. Las esculturas son, como el título acertadamente indica, sugerencias, porque cada una es una insinuación, una inspiración, sugieren una idea al espectador.

Por eso estas obras no pertenecen al arte figurativo o representacional, porque no encarnan figuras como objetos fácilmente reconocibles, pero tampoco son totalmente abstractas, ya que no se apartan completamente de las formas de la imitación o la reproducción más o menos fiel o verosímil de un modelo natural.

La mímesis brilla por su ausencia, pero del mismo modo Eugenio Correa no ha rechazado radicalmente tomar como fuente de inspiración modelos fuera de su conciencia escultórica. De esta forma logra una curiosa síntesis entre la abstracción y la figuración, porque sus obras tratan de despertar el razonamiento del público y hacer una llamada a la consciencia del espectador.

La imaginación es un placer para la inteligencia y para demostrarlo Eugenio Correa trata de despertar la de cada espectador con estas sugerencias esculturales. Con este propósito crea unas formas de ritmos estáticos, curvas que se complementan con huecos para sugerir cuerpos en contorsión, juegos representativos con espirales en movimiento, formas moduladas, sin brazos, troncos que reptan o se contraen, figuras con piernas que elevan lo que parece una extremidad.

Es evidente la multiplicidad de materiales utilizados para esculpir estas catorce sugerencias, hay seis en bronce, dos en mármol rosa de Portugal, una pieza de hormigón tratado con resina y talco, otra de granito rojo de Alicante, dos de madera, más concretamente de pino real y cedro canario y finalmente dos en granito negro. Basta comparar estas esculturas para comprobar como cada material ha respondido de una manera diferente con su artífice, interactuando con el creador a la hora de formar unas piezas en las que la materia dialoga con el tallista.

La multitud de imágenes que las esculturas transmiten es tal, que logran que el espectador sea capaz de identificar una figura diferente en cada una de ellas. En esta exposición, Eugenio Correa ha conseguido comunicar el gozo que existe en la contemplación estética, con este propósito el escultor crea un juego, en el que la ausencia de títulos de las esculturas deja al público ante una serie de sugerencias o adivinanzas plásticas, como Edipo ante la Esfinge, para que cada cual vea lo que le cree contemplar, evitando así mediatizar al espectador con una idea.

Sin embargo, es muy fácil rastrear entre las sinuosas líneas de mármol rosa los característicos pliegues de mantos, que se convierten en reflejos de inspiración clásica y testigos mudos que hablan, sin necesidad de palabras, de la deuda que la escultura moderna tiene con la cultura griega. Estas son sólo una pequeña parte de las muchas sugerencias de la exposición.

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