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Entrevista.

Manuel Miranda: "Canarias equiparará su inversión en ciencia a la media estatal en cuatro años"

"Soy partidario de que la Agencia Canaria de Investigación e Innovación esté regulada por una ley", apunta el director de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información

Manuel Miranda, director de la Aciisi, antes de la entrevista con este periódico. JUAN CARLOS CASTRO

Usted no tiene un perfil estrictamente científico. ¿No es indispensable para el máximo responsable de la investigación en Canarias?

Es cierto que es bueno poseerlo pero en mi caso soy director general de un centro directivo del Gobierno y mi cargo es en gran medida de gestor. Tenemos una serie de líneas de trabajo que hay que desarrollar, de captación de fondos sobre todo vinculados a programas europeos, y es ahí en donde hay que hacer el esfuerzo. Es decir, en hacer una buena gestión. Ese es mi papel en la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (Aciisi). Investigadores hay; igual que universidades y centros de innovación, centros tecnológicos. Yo estoy para gestionar.

¿Qué fondos potenciales, desde el ámbito de la Unión Europea, puede captar Canarias?

Hablamos en torno a 80 millones de euros para el período comprendido entre 2014-2020 que Europa, a través del programa FEDER, aporta a la Agencia. Tanto para líneas de investigación e innovación como para la sociedad de la información. La parte más importante es la destinada a la actividad científica. A esa cantidad hay que añadir los fondos propios del Gobierno que cada año asigna en sus presupuestos.

Y en proyectos competitivos, ¿a cuánto presupuesto podrían aspirar los grupos científicos y las instituciones que se dedican a la investigación en Canarias?

Depende de dónde provengan. Unos los aporta directamente la comunidad autónoma, otros los gestiona el Estado y otros los financia Europa. En lo que se refiere a la gestión directa desde Canarias, son proyectos competitivos en los que los aspirantes, los investigadores, participan en concurso público y de acuerdo a sus méritos optan a esas ayudas, a esas becas.

El Gobierno aprobó en octubre de 2010 el proyecto de Ley de creación de la Agencia y lo remitió al Parlamento regional. Después de cinco años, ¿cómo está ahora ese proceso?

La ACIISI tiene esa denominación pero, a efectos operativos del Gobierno, es una dirección general que se encarga básicamente de los temas de investigación, innovación y sociedad de la información. Es verdad que existe una demanda desde los centros de investigación y las universidades para que se convierta en una agencia. Pero, a día de hoy, hablamos de una dirección general del Gobierno al puro estilo de cualquier otra.

¿Va a haber ley?

En principio, en estos próximos días están previstas reuniones del presidente del Gobierno con el grupo de liderazgo en las que se va a hablar de diversos temas y uno de ellos podría ser cuál va a ser el futuro de la Agencia en cuanto a su organización. Pero eso está por decidir y no se está trabajando en nada en concreto en relación al cambio para que sea una verdadera entidad de ese tipo.

¿Con una norma específica?

Con un funcionamiento propio de agencia gubernamental.

Luego tampoco se sabe si en esta legislatura lograría ese estatus normativo.

Creo que eso va a depender de las conversaciones que se mantengan desde el Gobierno con grupos de investigadores, con universidades y centros científicos. A partir de ellas se diseñaría, si es el caso, lo que sería una agencia como tal.

¿Usted es partidario de esa ley?

Cuanto más participación se dé a todos los operadores del sistema, mejor. Si eso se hace a través de una agencia no vendría mal crearla mediante una ley. Personalmente, soy partidario porque podrían intervenir y participar, de una manera más directa y decisiva, esos operadores. Ahora lo hacen a través de consultas, en reuniones, etc., pero esa participación no es tan determinante.

¿Con una agencia regida por una ley habría más profesionalización en la gestión de la ciencia y menos politización?

Bueno, la ciencia actúa en sus ámbitos y el Gobierno, en el suyo. En mi caso, mi obligación es gestionar convenientemente los fondos que hay en este momento a disposición de la Aciisi para que lleguen de la forma más conveniente a todos y cada uno de esos centros directivos, de esos grupos de investigación e innovación y para impulsar la sociedad de la información. Nuestro papel es de mediador y, sobre todo, de gestión. La investigación la llevan los centros que hay en Canarias y no creo que haya una politización de la I+D.

Las Miniferias de la Ciencia se celebrarán en noviembre y son el mayor evento de difusión científica diseñado por el Gobierno de Canarias para todos los públicos. ¿No cree que 4.000 alumnos de 60 centros educativos de Canarias y unas 30 entidades participantes es poco alcance para ese objetivo?

Habría que hacer algo más. Pero a día de hoy es el mayor evento con implantación en todas las islas y en el que intervienen un gran número de personas en distintos ámbitos: educativo, empresarial y también de los parques tecnológicos. Así que es por ahora la mejor fórmula para la divulgación de la ciencia que tenemos. Eso no significa que no tengamos que seguir esforzándonos es buscar otras para que esa cultura sea de más calado, se introduzca más en la conciencia ciudadana y repercuta con más vocaciones científicas en los jóvenes canarios. Queda mucho por hacer en este sentido. Uno se sorprende del desconocimiento por parte de la población no solo de que existan grandes centros científicos en Canarias, que los hay aunque sean pocos, sino de lo que hacen. Pues sí, disponemos de centros punteros al nivel de los mejores del mundo. Mi impresión es que no se ha sabido divulgar y que, aunque se ha mejorado, esa mejoría es aún insuficiente. Este es uno de nuestros grandes retos.

¿Qué planea usted, entonces, para cambiar eso?¿Y cómo valora la divulgación que hacen los propios investigadores?

Este asunto se ha tratado con los rectores y los vicerrectores de investigación de las universidades canarias. Y tenemos que decidir qué hacer al respecto para transmitir a la población que en las universidades públicas se genera conocimiento.

¿Va a impulsar un programa regional de divulgación?

No lo tengo previsto pero sí, al más alto nivel del Gobierno, mantener contacto continuo con las universidades para establecer con ellas estrategias con sobre la divulgación de la ciencia.

Ya que habla de percepción social de la ciencia, en Canarias las encuestas arrojan porcentajes desalentadores de interés ciudadano por la investigación.

Hay que llegar a la gente a través de los medios, Internet, plataformas digitales, redes sociales?Debe haber un esfuerzo y trabajar principalmente desde las escuelas para fomentar las vocaciones. Y a la población en general hacerle atractiva la ciencia. En eso las semanas de la ciencia nos llevan once años ayudando.

¿Cuáles son sus prioridades en la gestión de la Agencia?

Gestionamos la investigación, la innovación y la sociedad de la información. En la primera de esas áreas, vamos a seguir fomentando ayudas a centros de investigación y a personas, a científicos, de las universidades apostando también por las grandes estructuras como el IAC, Plocan o el ITC. En cuanto al área de innovación, tendremos que trabajar con el empresariado, con las Pymes, los emprendedores. Se trata de crear un contexto en el que puedan trabajar de una manera cómoda haciendo uso de los parques tecnológicos y científicos. Es difícil poner en relación lo que se está trabajando en los centros de investigación con la demanda de la calle, de las empresas. Pero en esa conexión deberemos emplearnos duramente, como digo, en los próximos cuatro años. En el tercer ámbito de gestión de la Agencia, la sociedad de la información, considero muy importante la expansión de la banda ancha para hacer competitiva a Canarias, a nuestras administraciones y al sector turístico.

En 2012 se aplicaron recortes a la ciencia en España y en Canarias. Las ayudas para proyectos e investigadores en las Islas prácticamente desaparecieron. ¿Cómo se plantea en este sentido el presupuesto para 2016?

Afortunadamente vamos a poder aportar fondos cofinanciados de la Unión Europea y se notará en esas tres áreas de la ACIISI. Pero es verdad que son presupuestos limitados y bastantes restrictivos. Es un objetivo de este Gobierno apostar por el conocimiento en Canarias pero tendremos que esperar a lo largo de esta legislatura para que la financiación vaya mejorando. Creo que este año va a haber un progreso en cuanto a la inversión. Sobre todo porque vamos a poner en funcionamiento el programa operativo. Y eso nos va a permitir contar con fondos que vienen financiados por Europa.

¿Se va a incrementar el presupuesto para 2016?

Depende de cómo se mire. En nuestro presupuesto disponemos de muchos fondos en la modalidad de préstamo y, sin embargo, el próximo año habrá menos pero más inversión. Aún lo estamos cerrando pero las cifras serán muy similares al año anterior. Lo bueno es que vamos a poder invertir este año, cosa que no habíamos podido hacer. Mantendremos los fondos de unos 80 millones de euros, aproximadamente. Pero es un importe provisional hasta que no se apruebe la ley en el Parlamento.

Las universidades públicas canarias realizan la mayor parte de la investigación del Archipiélago. Sus rectores se quejan de que la financiación que perciben es escasa si se la compara con otros organismos que dependen del Gobierno, con mejores presupuestos pese a una menor productividad y retorno social. ¿Qué piensa usted?

Ese es el debate más importante que me he encontrado cuando he llegado al cargo, el de la orientación de la investigación. Escuchas y ves que hay tensiones porque todo el mundo defiende su ámbito de trabajo. El Archipiélago tiene excelencia en determinados ámbitos, como el del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que demanda una inversión para seguir manteniendo ese nivel científico. En la medida que se financia por un consorcio Estado-Canarias, la comunidad autónoma no puede dejar de aportar dinero porque si no el Estado no daría financiación y ese centro se vería seriamente dañado. La cuestión de a qué se destina más financiación, si a la investigación básica o la investigación aplicada está ahí. ¿Hacia dónde vamos? En mi opinión debemos continuar con esos centros de excelencia pero, también, de alguna forma hay que atender a los grupos de investigación en la línea de buscar soluciones a las necesidades más próximas. Vamos a tener que hacer un esfuerzo y llegar a acuerdos pero siempre pensando en las estructuras de referencia mundial, que tenemos que cuidar y mimar. Pero tampoco podemos descuidar a esos grupos e institutos que trabajan en las universidades con investigación aplicada. Hay que reconocer que el problema existe y debemos solucionarlo, actuando con mucha cabeza.

¿Cuáles serían las soluciones para resolver ese conflicto?

Pasan por disponer de más recursos y apostar por esos grupos y centros universitarios. No solo poniendo dinero sino, por ejemplo, buscando alianzas con universidades europeas y americanas en las que hay coincidencias con líneas de investigación desarrolladas en Canarias. Se trataría de que los científicos isleños se puedan nutrir de la aportación extranjera y facilitar el intercambio científico con el desplazamiento de nuestros investigadores a esos centros de referencia.

¿Qué futuro aguarda al Instituto Tecnológico de Canarias?

No hay que negar que el ITC tiene un problema de financiación. Con el tiempo, en determinadas áreas de investigación como las algas o las renovables, ha dejado de ser puntero aunque mantenga su calidad. Pero realiza una asistencia muy valiosa al Gobierno en asuntos como la sociedad de la información o la innovación. Cumple una doble función, la más importante la de asesoramiento gubernamental en todas esas políticas. Lo primero que tendremos que hacer es que el Instituto sea solvente en el plano económico, y se están poniendo las personas y recursos para lograrlo. Habrá un período de transición y definir después su futuro, si reconvertirse en un centro con actividad investigadora o continuar como ahora. Hasta ese momento creo que la obligación del Gobierno es mantener el estatus del ITC y seguir apoyando su potente labor.

¿Usted apostaría por un centro de investigación, entonces?

En mi opinión sería lo lógico. No soy partidario de su desaparición porque creo que puede realizar además una actividad divulgadora de la ciencia desde el Gobierno. Antes lo hacía, y continúa en esa línea con su prestigio. Sus funciones serían las de investigar, divulgar y asesorar. ¿Cómo se organiza eso? Pues ahí es donde está la dificultad pues no hay recursos de financiación para realizar más contrataciones, por ejemplo.

Canarias es la segunda comunidad con peor inversión en investigación, con un 0,50% de su PIB frente al 1,2% de media estatal. ¿Eso cómo se corrige?

Es una de las demandas que nos hacían el otro día los rectores de las universidades. Hay voluntad política de apostar por el conocimiento y eso implica más financiación aún sabiendo de las dificultades económicas para mantener el estado de bienestar en Canarias: la educación, la sanidad y los servicios sociales. Es la única manera, además, de que la región avance, diversifique su economía y tenga un futuro esperanzador. Esa apuesta la tiene clara el Gobierno. El objetivo es ponernos al menos en la media española del PIB al final de la legislatura porque no podemos dar un salto y triplicarlo en menos tiempo. Desde el punto de vista presupuestario ahora es imposible. Lo vamos a intentar aunque otra cosa son las coyunturas económicas del futuro.

La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha pedido una política urgente que coordine en las Islas de una vez el impulso a la I+D ¿Le toma el guante?

Sin duda es uno de los asuntos más relevantes y complicados. Por un lado están las universidades que investigan y, por otro, el sector empresarial, básicamente orientado hacia el turismo, además de las pequeñas empresas a las que les cuesta innovar al no disponer de recursos. Encajar lo que se hace en las universidades con la demanda empresarial es una labor muy complicada en estos momentos. Hay que intentar poner en contacto a las empresas que solicitan conocimiento a los grupos universitarios y a, partir de ahí, generar sinergias. Contamos con la experiencia del proyecto Démola y debemos seguir esa tendencia. Quizá tendríamos que definir en un plan las estrategias más adecuadas para aunar conocimiento y desarrollo desde las universidades y empresas. Pero, sin duda, es de los retos el más complejo.

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