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Entrevista

"Que Sierra Leona esté libre de ébola es como si fuera el final de una guerra"

"El virus nos deja una estampa nada halagüeña, con huérfanos y familias desestructuradas", afirma Airam Vadillo, psicólogo de la ONG Médicos del Mundo

Airam Vadillo, en Kubala, junto a manos pintadas por supervivientes del ébola. LP

El domingo la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró Sierra Leona como país libre del ébola. ¿Qué sintió cuando se confirmó la noticia?

Una mezcla de emociones. El fin del ébola fue la noticia que todos estábamos esperando. Después de varios casos positivos en los últimos meses, fue a finales de septiembre cuando por fin Sierra Leona dejó de tener casos de ébola y así comenzó una cuenta atrás de 42 días, dos periodos de incubación de 21 días, desde el último contagio para declararse libre del virus. Ese día llegó de forma oficial el domingo a través de la OMS. Sentimos también alivio como el que termina una guerra. Teniendo en cuenta el terrible pasado de Sierra Leona con su sangrienta guerra civil (1991-2002), la erradicación del ébola se siente también de forma simbólica como la victoria de una gran batalla ante un virus imprevisible y mortal, esto es, la de haber luchado y ganado su segunda guerra reciente en el tiempo.

¿Cómo se celebró en el país?

Estuve en las vísperas de la celebración en Kumala, una zona aislada donde el brote del ébola sacudió a gran parte de la comunidad. Allí la celebración fue multitudinaria con carteles de "Ebola Champions" (campeones del ébola) para aquellos trabajadores que lucharon contra el terrible virus. El domingo, ya en capital del distrito de Koinadugu, vivimos una exhibición con el cartel "Ebola Don Don", que en el idioma krio significa: "¡Adiós ébola!" Las calles estaban repletas de personas y el ambiente era inigualable, de esos días que merecen la pena ser recordados.

Ustedes hablan de que Mama Salone ya está recuperada. ¿Quién es Mama Salone?

Mama Salone es como llamamos cariñosamente a Sierra Leona, la personificamos de forma halagüeña para darle forma y voz. Ha pasado de estar enferma del mayor brote de la historia del virus a ser oficialmente la nueva superviviente del ébola. Mama Salone ha sido maltratada durante muchos años, su sangrienta guerra civil, el cruel y déspota negocio de diamantes junto a la corrupción, hacen que el país no merezca este trato. El virus hizo estragos en un país ya de por sí asfixiado y mermado.

¿Ha sentido que la opinión pública del llamado mundo occidental se ha olvidado del ébola después de los primeros meses?

Con el ébola se ha repetido la misma tónica que desgraciadamente suele ocurrir con las noticias del continente africano. Primero, considerar África como un país y no como un continente. A mucha gente le dio la sensación de que el virus estaba esparcido por toda África, cuando solo azotaba la parte occidental. De hecho, por ejemplo, Sierra Leona está más cerca de las Islas Canarias que de Kenia. Como consecuencia, mucha gente dejó de hacer turismo de safaris en África Oriental por temor a contraer el virus. Sin embargo, lo más preocupante fue la repercusión o el impacto del ébola en los medios solo cuando el virus lo tuvimos cerca de casa, como es el caso de la enfermera que lo contrajo en España. Muy poca gente se acordaba que, mientras tanto, miles de personas morían por la epidemia. Tampoco olvidemos el miedo totalmente irracional que por aquel entonces corrió por todo el país. Que todo esto se convirtiera en una preocupación muchísimo mayor que las propias muertes por el virus no deja de ser una mala noticia.

¿Cómo llega un joven como usted a Sierra Leona, donde el ébola hacía estragos?

Mi decisión de venir a Sierra Leona surge de un gran cúmulo de circunstancias: personales, laborales y alguna que otra duda existencial. Tuve mi primer contacto con la cooperación internacional en Kenia, en el que estuve dos años con la ONG Anidan ejerciendo de psicólogo. Posteriormente, en julio de este año me incorporé a la respuesta post-emergencia del ébola de la ONG Médicos del Mundo y desde entonces aquí sigo.

¿Cómo han sido estos cinco meses de trabajo?

Al llegar al distrito de Koinadugu (norte del país) el virus ya había desaparecido, lo que quedaban eran todas sus consecuencias. En el departamento psicosocial realizamos un estudio de necesidades sobre los supervivientes del virus y familias afectadas por el brote. En octubre se incorporó como coordinador de departamento psicosocial Jesús Pérez Cazorla, natural de Fataga. Así pues, nuestro trabajo psicosocial en Sierra Leona no podría tener más tono canario.

¿Qué ha sido lo más difícil?

La incertidumbre, como en cualquier contexto de emergencia. Cualquier día era uno en el que podían existir nuevos casos, o bien días sin casos que nos acercaban al fin del virus. Nuestra labor psicosocial también fue complicada dado el aislamiento de los pueblos azotados por el ébola, por lo que llegar hasta ellos es realmente complicado. También ha sido difícil comprender lo que la comunidad entiende por el virus en todo su contexto. Siempre resulta una hazaña hacerse con una cultura distinta, es decir, tratar de entender sus valores para así minimizar la barrera cultural, aunque ésta siempre exista.

¿Cuál es el trabajo que le queda por hacer en el país?

Pese a que celebremos el fin de ébola, sus consecuencias y el lastre que ha dejado siguen vigentes. Nos queda también una estampa familiar en forma de desestructuración, orfandad y nuevas cargas familiares que dibujan un panorama nada halagüeño. Por último, el estigma y discriminación también ha existido en torno a los supervivientes, pero hemos de decir que no tanto como el que se pudiera pensar, de tal forma que sí existió estigma al inicio pero éste fue disminuyendo. Las comunidades actúan como núcleos familiares que arropan a los nuevos supervivientes, unido a un fuerte trabajo de sensibilización tanto por el personal nacional como cooperantes, hacen que los supervivientes pasen a ser los nuevos héroes que tiene Mama Salone. Actualmente trabajamos con sesiones grupales de orientación sobre sus emociones, identificación de problemas comunes y búsqueda de soluciones. También haremos una serie de ceremonias con la finalidad de cerrar el duelo ante la pérdida y darles a sus seres queridos la despedida que merecen.

¿Qué hay que hacer para evitar que el ébola vuelva?

No hay que olvidarse de que hay que evitar a toda costa un posible rebrote del virus, no cometer el desliz que tuvo el país vecino Liberia, es decir, declararse libre para volver a tener nuevos casos. Hace falta mucha educación y concienciación sobre lo que significa bien la palabra ébola. La aparición del virus junto a su propagación se suelen atribuir a causas espirituales, a brujería. Es una cultura muy rica en simbolismo y animismo, lo cual debemos respetar en incluso admirar. Sin embargo, debemos trazar un puente entre su cultura junto con la medicina occidental, con la finalidad de hacer una sensibilización sobre las causas del ébola y métodos de protección y prevención. También hay que derribar mitos en torno a la transmisión del virus. Sólo un ejemplo, si no se presentan síntomas, no puede existir contagio. El pavor que se vive en los países desarrollados es fruto de una mala información.

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