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Entrevista

"Europa demuestra muy poca cintura política ante el drama de los refugiados"

"El éxodo de personas hacia Europa evoca un poco las imágenes de la Segunda Guerra Mundial", señala el fotoperiodista Pablo Tosco

El fotoperiodista Pablo Tosco, ayer, en la capital grancanaria. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cuál es la situación de los miles de refugiados que se encuentran actualmente en Serbia, en la ruta balcánica hacia Occidente?

La situación sigue el mismo recorrido dramático de las personas que huyen del conflicto de Siria, a través de Turquía, o de muchísimas otras que vienen de conflictos crónicos, como es el caso de Afganistán. Durante las últimas semanas he estado documentando el tránsito de las personas refugiadas que cruzan desde Macedonia o Bulgaria y entran a Europa a través de Croacia. Te encuentras con gente que ha atravesado media Asia en busca de un lugar seguro, como puede ser Europa, y una posibilidad de poder sobrevivir. Y es como un éxodo que evoca un poco las imágenes de la Segunda Guerra Mundial; personas que, con lo puesto, un pequeño bolso con algún medicamento, algo de ropa, un pedazo de pan y una lata de sardinas, están cruzando frontera tras frontera en unas condiciones muy, muy duras. Además, muchas se exponen a los traficantes de personas que se están haciendo un dinero tremendo a costa de la gran vulnerabilidad de estas personas.

¿Cuáles identificó como las principales preocupaciones entre las familias de refugiados?

La situación es bastante dramática, no sólo en este tránsito, sino porque también te hace pensar en que, una vez que estas personas lleguen a lo que creen que es su destino, ignoran qué es lo que les va a suceder. Estamos hablando de miles y miles de personas que, en un goteo permanente, están cruzando desde Turquía a Grecia y, luego, desde las islas griegas al continente europeo. Es decir, atraviesan medio continente en condiciones durísimas para poder llegar a un sitio en el que tampoco tienen muy claro cómo se les va a acoger.

¿Cómo juzga la reacción internacional ante esta situación?

No estoy en la mente de los líderes europeos para entender cuál es el argumento que esgrimen para tener tan poca cintura política para poder hacer frente a lo que se viene. Por hablar de cifras, una de cada cuatro personas en Líbano es una persona refugiada; hay más de 700.000 personas refugiadas en Jordania y podemos hablar de casi 800.000 en Turquía. Ya no podemos decir que no somos conscientes de que las cifras superan el medio millón de personas que han entrado en Europa. Pero sí podemos decir, en cambio, que Europa es muy poco realista y muy poco comprometida; no sólo a nivel internacional, en lo que respecta a la negociación para una salida a los conflictos de donde huyen estas personas, sino simplemente por una cuestión humanitaria de cómo acoger a estas personas y acompañarlas en este drama. A nadie le gusta huir de su país, ni dejar su vida atrás para exponerse a lo que se están exponiendo estas personas, donde podría decirse que lo pierden todo, hasta la dignidad.

La fotografía de Aylan Kurdi, el niño kurdo ahogado en la costa de Turquía, despertó conciencias alrededor del mundo sobre el drama de los refugiados. ¿Cuál es el poder de una imagen?

En este caso, ha tenido su poder. De un día para otro, aparece en todos los titulares un drama que parecía ajeno a nosotros y que no lo era en absoluto. Ahora bien, miles de casos como este se siguen produciendo y se han producido desde hace muchísimos años, no sólo con personas que huyen del conflicto sirio. Quizás el conflicto sirio, por su proximidad y por las características de su cultura, parece que nos queda más cercano, pero la gente que ha muerto en el Mediterráneo mientras trataba de atravesarlo con la idea de llegar, por ejemplo, a España, es un drama continuo y de muchos años. En este sentido, como fotoperiodista, lo que yo creo es que una fotografía no sólo refleja un hecho puntual, sino que permite acercar a las personas a entender las causas estructurales de por qué sucede lo que está sucediendo. Los conflictos en Siria y en tantos otros países no son una guerra aislada, sino un conflicto largo donde la comunidad internacional tiene que tomar una posición mucho más clara y determinante. Y con esto me refiero también a aquellos inmigrantes económicos que no provienen de una guerra, pero cuya supervivencia en sus países de origen está muy complicada. Si una fotografía puede arrojar luz sobre esta problemática, nuestro compromiso como periodistas debe ser acercar a los ciudadanos toda la información que les permita tener una idea mucho más clara de lo que está pasando. La tragedia de Siria no es sólo la pérdida de una vida, sino la pérdida de toda una generación, con niños y niñas que están naciendo fuera de sus países, en campos de refugiados, en asentamientos informales o, directamente, huyendo en busca de un lugar seguro. El desafío es que la fotografía sea un disparador para explicar lo que está sucediendo.

¿Cómo nace su vocación de fotoperiodista?

Lo que me acerca a este trabajo es poder compartir con la gente un pequeño instante de su vida para poder comprender. Me interesan la complicidad, el tiempo y el compromiso para poder contar la historia de esa persona, lejos de esa vorágine, esa inmediatez y esa urgencia de los medios para detenerse en las personas y no en las frías cifras. Cuando hablamos de miles de personas que huyen o mueren en el Mediterráneo, no olvidemos que cada una tiene nombre y apellidos, y merecen que cada trabajo fotográfico les dote siempre de esa humanidad.

Su conferencia de esta tarde se centrará en la crisis del ébola en África, ¿cuál será su enfoque?

Me gustaría explicar que los conflictos armados también generan desmantelamientos de los servicios sociales básicos de las personas. Los casos de países africanos como Liberia o Sierra Leona, que atravesaron dos guerras civiles atroces, reflejan cómo una guerra destruye toda aquella estructura esencial que posibilita un servicio básico a su población, de tal manera que, de repente, sobreviene una crisis como la del ébola y ese país no puede hacer frente a lo que se viene. Con este punto de partida, quiero explicar por qué la llegada del ébola resultó tan dramática como lo fue.

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