La Unión Europea garantiza la seguridad del uso de los aditivos (conservantes, colorantes, antioxidantes...) en la industria alimentaria con un control exhaustivo y en continua revisión de los mismos. "Desde 2008 el reglamento que regula su empleo ha sufrido más de 57 modificaciones y siete rectificaciones". Así lo afirmó ayer Carlos Valero, bioquímico de la empresa Manufacturas Ceylan, de aditivos alimentarios, en el II Congreso Canario de Seguridad Alimentaria celebrado en el Palacio de Congresos Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria, organizado por el Colegio de Veterinarios de Las Palmas.

Valero, que impartió la conferencia Aditivos en la industria cárnica, apuntó que uno de los principales problemas de los aditivos alimentarios no es su seguridad, sino la imagen que éstos tienen ante el consumidor. "El uso de aditivos en la industria alimentaria está asociado desde siempre a adulteración, productos no saludables, tóxicos... Sin embargo no es así", indicó el especialista, y puso como ejemplo el caso de dos productos cárnicos, uno con más calidad que otro y los dos con el mismo número de aditivos, para ilustrar que los aditivos no hacen que el producto sea de mayor o menor calidad.

Justificación

"La Unión Europea exige que para usarlos, los aditivos deben tener una función, no se pueden añadir a un producto sin estar justificado su uso. La industria alimentaria hace uso de los aditivos que la Unión Europea le permite, dependiendo de la función que tengan, la de los conservantes conservar, el de los antioxidantes prevenir la oxidación, y el de los colorantes dar la mejor apariencia".

Valero recordó la experiencia puesta en práctica por la UE, que retiró durante un año los colorantes de una salchicha fresca. "El resultado fue que no era posible fabricar ese producto sin el colorante porque producía rechazo, el consumidor no compra una salchicha fresca sin color porque le da la impresión de que está en mal estado. Los colorantes sirven para eso, para dar color y no para enmascarar o adulterar la calidad de la carne, que eso lo prohibe específicamente el reglamento europeo", apuntó el especialista en Bioquímica.

En cuanto a la seguridad alimentaria, Valero insistió en que los aditivos, cuyo empleo está regulado por la Unión Europea, son revisados de forma constante, y si existen evidencias científicas de que un aditivo no es saludable, no es seguro, es inmediatamente retirado del reglamento y se prohibe su uso. "

"Por ejemplo, desde el año 2014 ha habido una constante revisión de los colorantes que se emplean en la industria alimentaria, y como resultados de esta evaluación se han retirado algunos de las listas de aditivos. Cuando acabe esta evaluación comenzarán de nuevo con los conservantes..., de forma que está programada toda esa revaluación de aditivos, que es algo constante", apuntó.

Otro de los aspectos que se abordaron ayer, en la última jornada del Congreso Veterinario de Seguridad Alimentaria que ha reunido a un centenar de especialistas en la capital grancanaria, fue el de la necesidad de innovar, modernizar los sistemas de información de la vida útil de los alimentos.

"El tema de vida útil es algo muy importante y más cuando se está viendo en los últimos años la importancia del desperdicio de alimentos", informó Sara Bover, del Instituto de investigación y tecnología agroalimentarias de la Generalitat de Catalunya.

Bover, señaló que existe la obligación por ley de marcar en todos los alimentos la fecha de duración mínima, bien como fecha de consumo preferente o de caducidad; y diferenció entre la fecha de caducidad, que tiene una implicación de seguridad alimentaria y por lo tanto después de la fecha indicada el alimento no debería consumirse por el riesgo que esto implica para la salud; y la de consumo preferente, que se refiere más a la calidad del producto y no supone un riesgo para la salud. "El problema es entender si la industria aplica de forma óptima este tipo de fechas y si el consumidor las sabe interpretar correctamente, porque suele interpretarse todo como fecha de caducidad".

Como productos con fechas de caducidad citó los perecederos como las carnes, pescados..., y con fecha preferente el arroz, la pasta, el azúcar... "Pero entre medias hay una serie de artículos como los platos precocinados, las ensaladas envasadas.... donde a nivel de mercado hay cierta confusión y no siempre se etiquetan adecuadamente. Deberíamos aplicar procedimientos más novedosos para, con un conocimiento científico, documentar muy bien esta seguridad", subrayó.